Voluntad de riesgo
El primer elemento que llama la atenci¨®n de este Salvajes, deb¨² en la realizaci¨®n del joven Carlos Molinero, pero tambi¨¦n deb¨² en la producci¨®n de quien fuera su profesora de gui¨®n, Lola Salvador, es su acerada voluntad de discurso, su casi suicida convicci¨®n de que para contar la negrura humana que sus im¨¢genes proponen s¨®lo se puede usar un lenguaje de radical contundencia.
De ah¨ª que, contra lo que querr¨ªan los c¨¢nones m¨¢s trillados, estemos no ante una comedia m¨¢s o menos ortodoxa, m¨¢s o menos gamberrilla, sino ante un nervioso, incluso excesivamente nervioso, torrente de im¨¢genes crudas, realistas, rodadas c¨¢mara en mano por un operador, Gerardo Gormezano, que a buen seguro sufri¨® lo suyo para parirlas.
SALVAJES
Director: Carlos Molinero. Int¨¦rpretes: Imanol Arias, Marisa Paredes, Roger Casamajor, Manuel Mor¨®n, Mar¨ªa Isasi, Alberto Ferreiro. G¨¦nero: criminal, Espa?a, 2001. Duraci¨®n: 98 minutos.
?De qu¨¦ habla Salvajes, adaptaci¨®n, por cierto, de una obra de Jos¨¦ Luis Alonso de Santos? De desplazamientos sociales, de tr¨¢fico de inmigrantes, de nazis pastilleros. De periferia valenciana, de prejuicios, de obsesiones. De polic¨ªas hechos polvo, de mujeres que pasan holgadamente de los 40 pero a las que se concede otra oportunidad. Y de amor. Porque lo m¨¢s l¨ªmpido, lo m¨¢s claro en medio de la podredumbre que sus im¨¢genes reproducen es ese amor oto?al entre el poli Imanol Arias -no estaba tan bien por lo menos desde ?frica, una pel¨ªcula con la que ¨¦sta guarda puntos en com¨²n- y la enfermera Paredes -tan solvente como suele-, verdadero centro dram¨¢tico de toda la historia.
Es cierto, y no conviene ocultarlo, que en su af¨¢n por mantener un discurso propio, no contaminado por los lugares comunes del cine criminal, Molinero asume demasiados riesgos innecesarios. No hay nada que objetar a su gui¨®n, bien trabajado y mejor dialogado a¨²n; ni a su direcci¨®n de actores -cuando ¨¦stos se ven, que no es siempre-, pero s¨ª a su puesta en escena, tan nerviosa, tan fren¨¦tica, que se hace innecesaria por momentos, dif¨ªcil de seguir: excesiva.
De la ficci¨®n al presente
Es muy de agradecer tanto el hecho de navegar contra tendencia en la historia que se plantea como hacerlo expl¨ªcito incluso con un recurso que ya utilizara hace a?os Jerry Lewis: trazando un puente desde la ficci¨®n hasta el presente, mostrando el trabajo de los actores y continu¨¢ndolo con las entrevistas con inmigrantes reales que clausuran la funci¨®n. Para recordarnos, en suma, que si lo que vemos es una representaci¨®n, su manantial no es otro que la realidad misma.
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