Melilla, laboratorio de religiones
Las diferencias de clase y el desconocimiento mutuo marcan las relaciones de jud¨ªos, cristianos y musulmanes en Melilla
En cualquier ciudad espa?ola de 66.000 habitantes el hombre que ha visto a lo largo de los a?os al abuelo, al padre, a los hijos y a los nietos de su vecino puede presumir de conocer a la gente que le rodea. En Melilla, encajonada a un lado por una frontera de 11 kil¨®metros de alambres y a otro por nueve kil¨®metros de mar Mediterr¨¢neo; en una ciudad que dista ocho horas en autom¨®vil por carreteras tortuosas de Ceuta, la otra poblaci¨®n espa?ola en el continente africano, y ocho horas en barco de M¨¢laga, es dif¨ªcil que la gente no se conozca. Sin embargo, a pesar de que el respeto es mutuo y ancestral, muchos no se conocen.
Siendo jud¨ªo es ineludible o¨ªr cada tarde la llamada del muec¨ªn -'Al¨¢ es el m¨¢s grande, venid a rezar, oh musulmanes'- proveniente de alguna de las 14 mezquitas; siendo musulm¨¢n es imposible no pasar varias veces al d¨ªa ante una de las ocho sinagogas o las ocho iglesias de la ciudad. Siendo cristiano, es bien raro no toparse en alguna calle con los dos rabinos o los 14 imanes o con cualquiera de los cuatro presidentes de las cuatro asociaciones religiosas musulmanas. Todos son espa?oles y todos se expresan con acento andaluz. Hay m¨¢s de mil jud¨ªos, unos 25.000 musulmanes (no confundir con ¨¢rabes, pues son bereberes) y unos 40.000 cristianos. Sin embargo, las tres comunidades -incluida la hind¨², integrada por unos cien melillenses- han mantenido desde hace siglos una distancia que los propios l¨ªderes de las distintas culturas consideran injustificable.
'Los chavales en paro y sin cultura pueden ser utilizados ma?ana por un iluminado de turno'
Por eso, para intentar conocerse, hace un mes, antes del tr¨¢gico 11 de septiembre, representantes de las cuatro religiones crearon la llamada Mesa de Di¨¢logo Interconfesional. Y en ¨¦stas irrumpi¨® Bin Laden en los medios.
Todos los consultados coinciden en que, aunque el integrismo est¨¢ ganando terreno en todo el mundo musulm¨¢n, en Melilla no existe, y de haberlo, no est¨¢ organizado. Dicho esto, queda todo lo dem¨¢s.
Y lo dem¨¢s, por ejemplo, es que la fotograf¨ªa que ilustra esta p¨¢gina no refleja lo que ocurre en la ciudad. En la imagen se ve sonrientes al vicario de Melilla, Manuel Arteaga; a Yonaida Sel-Lam, musulmana, socialista y empleada en un programa de inserci¨®n laboral de inmigrantes; al secretario general de la Comisi¨®n Isl¨¢mica, Abderram¨¢n Benyaya, y al presidente de la comunidad hebrea, Jacobo Wahnon, con barba, corbata y paraguas.
Todos han desayunado juntos, son amigos y han decidido hacerse la foto en la que va a ser llamada Plaza de las Cuatro Culturas, junto a un monolito en honor a un melillense hebreo. 'Si nos das algo de dinero', bromea el jud¨ªo Jacobo Wahnon, 'podemos liarnos a paraguazos y tienes una foto estupenda'. 'Aqu¨ª vamos a poner un edificio intercultural, para que cuando tengamos que darnos palos no haya que ir muy lejos', contin¨²a Wahnon en un tono, un trato amigable que no se corresponde, seg¨²n ellos, con el que sus comunidades mantienen entre s¨ª.
Cuando el periodista pregunta qui¨¦n era el melillense homenajeado en la escultura de la plaza, s¨®lo Jacobo Wahnon lo sabe. 'Era Yamin A. Benarroch, un jud¨ªo, gran benefactor de Melilla, construy¨® una de las sinagogas mejores de la ciudad, ayud¨® a muchos barrios, un gran hombre'. Los otros no hab¨ªan o¨ªdo hablar en su vida de Yamin A. Benarroch.
'Eso es lo que pretendemos corregir, el gran desconocimiento que tenemos los unos de los otros. S¨®lo nos podremos respetar si nos conocemos', reconoce Abderram¨¢n Benyaya.
Lo de menos en Melilla es que la semana pasada, tras el ataque del 11 de septiembre a Estados Unidos, en el barrio musulm¨¢n de La Ca?ada, donde m¨¢s cuotas de fracaso escolar, delincuencia y paro se registra, apareciese una pintada honrando a Bin Laden o que esa misma semana se asaltaran las tumbas del cementerio jud¨ªo. Todas las fuentes consultadas coinciden en que aquello fue obra de 'unos ni?atos gamberros'. Seg¨²n otros j¨®venes musulmanes de La Ca?ada, los autores no eran m¨¢s que, los 't¨ªpicos payasos pastilleros con ganas de dar el cante, que dos d¨ªas antes ni sab¨ªan qui¨¦n era Bin Laden'.
Aquella pintada y lo de las tumbas fue lo de menos. Lo importante, seg¨²n los fotografiados, es que Melilla es un laboratorio de religiones que ni Espa?a ni Europa, ni por supuesto, los melillenses, deber¨ªan descuidar. 'El integrismo se nutre del analfabetismo, del paro, de la desesperaci¨®n', se?ala el abogado musulm¨¢n Mohamed Busian. 'Y eso es lo que sobra entre la poblaci¨®n musulmana en Melilla. A ver si ves a alg¨²n polic¨ªa local que sea musulm¨¢n, todos los cargos de la Administraci¨®n p¨²blica los copan los cristianos. No hay convivencia, sino coexistencia. No hay que darle importancia a lo de las pintadas, pero tampoco hay que quit¨¢rsela. Los chavales en paro y sin cultura pueden ser utilizados ma?ana por el iluminado de turno'.
Estamos ahora en el centro del analfabetismo, el paro y la desesperaci¨®n, en pleno barrio de La Ca?ada de la Muerte, frente a un quiosco de chucher¨ªas, con cuatro sillas, a las cuatro de la tarde y ocho j¨®venes con todo el d¨ªa por delante ('¨¦sta es nuestra oficina del Inem', dice uno de ellos) charlando sobre el 11 de septiembre.
Los comentarios que m¨¢s suelen repetir son estos: 'La relaciones con los jud¨ªos de Melilla no son ni buenas ni malas. Simplemente, no hay'. '?Es verdad eso de que en las torres trabajaban cuatro mil jud¨ªos y que ese d¨ªa no fue a trabajar ninguno?' 'No me alegro por las v¨ªctimas de las torres, que no ten¨ªan culpa de nada, pero me alegro por los gobernantes de Estados Unidos'. En una de las mezquitas del barrio, los creyentes, entrados en los cincuenta a?os, tambi¨¦n cuestionan la autor¨ªa del atentado: 'El islam, cuando hace una guerra, no mata ni?os ni mujeres ni ancianos. Un musulm¨¢n nunca puede atacar a una persona sin defensa. Y Bin Laden siempre atac¨® objetivos militares'.
De los j¨®venes, ninguno quiere dar su nombre. Pretenden presentarse el lunes en Madrid porque hicieron un examen hace poco para ingresar en el ej¨¦rcito profesional, los suspendieron y quieren recurrir. '?bamos 40 melillenses a hacer el examen psicot¨¦cnico. De los 40, todos los cristianos aprobaron, y de los 16 musulmanes, s¨®lo uno. Eso se llama racismo. Y aqu¨ª, en Melilla, el Ej¨¦rcito es la ¨²nica salida. Todos los chavales musulmanes estamos deseando cumplir 18 a?os para ser metopas (militar profesional de tropa y mariner¨ªa) y ganar unas 150.000 pesetas al mes'.
De pronto los j¨®venes se r¨ªen a carcajadas y comienzan a hablar el tzamaigt, la lengua bereber que, por cierto, no cuenta con ning¨²n programa ni informativos en la televisi¨®n local. Alguno menciona la palabra talib¨¢n y a¨²n provoca m¨¢s risas. Al rato uno de ellos confiesa el motivo. Acababan de ver pasar a un amigo en su coche, junto a su esposa, que llevaba el rostro cubierto, excepto los ojos. Uno de ellos dijo que parec¨ªa una talib¨¢n y otro que parec¨ªa una mona.
No abundan en Melilla las mujeres de rostro cubierto. Sin embargo, la jiyab, o pa?uelo negro que cubre el cabello, cada vez se ve m¨¢s entre las j¨®venes. ?Es el integrismo, que presenta su tarjeta de visita? Seg¨²n Albdelkader Mohamed Al¨ª, el presidente de la asociaci¨®n Badr (la m¨¢s ortodoxa de Melilla, a tenor de otros musulmanes), hay que distinguir muy bien entre lo que aconseja el Cor¨¢n ('que la mujer vista con recato y que su pa?uelo le cubra desde el nacimiento del cabello hasta el final', cita Mohamed Al¨ª) de esos rigoristas que son tan-tan-tan rigurosos que falsifican el islam induciendo al suicidio o tapando el rostro de las mujeres.
Para algunos cristianos como el diputado Antonio Guti¨¦rrez, presidente regional del PP (partido mayoritario en las ¨²ltimas elecciones generales), no s¨®lo no hay integrismo ni desconocimiento mutuo, sino que la convivencia es ejemplar: 'En la Semana Santa, los musulmanes en la calle muestran un respeto digno de menci¨®n. En el Ramad¨¢n, la ciudad se engalana con las mismas luces de Navidad. El d¨ªa del Perd¨®n hebreo o Yom Kipur, no hay clase tampoco en las comunidades musulmanas. En el fin del Ramad¨¢n, todos los colegios tienen vacaciones. Este a?o se van a impartir clases de religi¨®n isl¨¢mica en los colegios'.
'El problema', se?ala Benyaya, el presidente de la comisi¨®n isl¨¢mica, 'es que buena parte de los cristianos no ve las desigualdades porque no las padece. Y si no nos preparamos para cuando la comunidad musulmana sea mayoritaria, y lo ser¨¢ dentro de poco, se puede generar una pol¨ªtica de revanchismo'.
El pa?uelo negro
Salaha y Salima son primas, estudian en Melilla cuarto de Derecho y tercero de Econ¨®micas. Ambas cubren su cabello con la jiyab o pa?uelo negro, ambas gastan la misma forma de estrechar la mano al desconocido: brazo, palma y dedos totalmente r¨ªgidos y extendidos, el pulgar, sin rozar siquiera a la otra persona. Lo mismo que algunas de sus amigas en Melilla, han experimentado un bullir de su conciencia religiosa hace pocos a?os. Al sentirlo, se pusieron el pa?uelo y decidieron llevar siempre consigo un peque?o Cor¨¢n. Para ellas, integrismo es algo que les sirve a los talib¨¢n para manejar al pueblo en nombre de Al¨¢. Pero, dicho esto, se?alan: 'A¨²n no hay pruebas de que sea Bin Laden, pero si realmente es ¨¦l, que se le juzgue en el tribunal de La Haya. Pedir su cabeza, hablar de justicia infinita, es volver a la Edad de Piedra. Si se quiere erradicar el terrorismo, antes habr¨ªa que condenar a Sadam Husseim y a Ariel Sharon'. Salima y Salaha no se ba?an en la playa de Melilla. Si acaso, en alguna de Marruecos, sin conocidos a la vista y vestidas. La l¨ªnea entre esa postura y el integrismo, para el presidente de la comunidad hebrea en Melilla, Jacobo Wahnon, es muy fina, pero clara: la tolerancia. 'Si no pretenden imponer sus convicciones, estupendo'. Ambas creen que los hebreos melillenses son m¨¢s celosos de su intimidad que los musulmanes y los cristianos. Sin embargo, Jacobo Wahnon opina que su comunidad es abierta. 'Lo ¨²nico es que no est¨¢ permitido es el matrimonio con gente de otras comunidades. Por lo dem¨¢s, en nuestro colegio hay s¨®lo un tercio de ni?os hebreos'.
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