Ilusiones ¨®pticas
Todo el mundo los ha visto alguna vez. Son dibujos que representan algo, como por ejemplo, una cara. Pero si uno lo mira m¨¢s detenidamente se dar¨¢ cuenta de que el rostro oculta una figura de mujer, o una pareja que se besa, o un anciano que fuma en pipa. Hay muchas ilusiones ¨®pticas. La actualidad puede ser una de ellas. Como se hace con una ilusi¨®n, de la actualidad hay que distanciarse para comprobar que hay realidades contradictorias, como la cara de la vieja que se transforma en joven. De la misma forma, alg¨²n pol¨ªtico que antes parec¨ªa un cordero, a un segundo golpe de vista m¨¢s detenido se le otorgan atributos lobunos, en los que antes no hab¨ªamos reparado. Una guerra vista desde la distancia que da el tiempo nos permite descubrir aspectos reveladores acerca de las justificaciones de la misma. Incluso una apacible residencia de ancianos, si le metemos una c¨¢mara oculta, puede transformarse en un calabozo infernal donde se tortura a los viejecitos. Cualquier aspecto de la realidad, al fin y al cabo, tiene diversas visiones, como la versi¨®n de un mismo crimen proporcionada por varios testigos. Y la aut¨¦ntica v¨ªctima de este crimen metaf¨®rico y magn¨ªfico es la verdad.
En el caso de la residencia de ancianos, la tapadera de una realidad diferente a la que todos hab¨ªamos cre¨ªdo, nos encontramos con un ejemplo de lo que puede estar pasando en muchos otros lugares. S¨®lo se ha destapado un caso. A pesar de que la informaci¨®n trata de recomponer el puzzle de lo real, en la biblioteca de Babel de la actualidad se acumulan datos que tal vez nunca vean la luz y queden almacenados en la secci¨®n de verdades ignoradas, o verdades sobrese¨ªdas. As¨ª que, si usted no encuentra su verdad y ¨¦sta no se ha divulgado, ya sabe en d¨®nde tiene que empezar a buscar. Si descubre alguna cosa interesante no tiene m¨¢s que escribir a la secci¨®n Cartas al Director y decir de una vez lo que sabe, para que la certeza de usted sea examinada como otra m¨¢s de las innumerables verdades que salen en el ojo de mosca de la prensa. De hecho, es posible que usted goce de mayor credibilidad de la que tienen muchos personajes p¨²blicos.
El propio Berlusconi, al perge?ar su verdad, que comparte m¨¢s de uno, es un ejemplo de lo tremendamente vers¨¢til que puede ser la interpretaci¨®n de la realidad. Su versi¨®n de los hechos no parece muy reflexiva, ni siquiera digna de importancia si no fuera por qui¨¦n la firma. A la verdad se la maltrata mucho, desde todos los frentes. En estas condiciones, a veces uno se pregunta si no nos har¨¢ falta un fil¨®sofo para que nos aclare el sentido del concepto. Partiendo de la premisa de que la verdad existe, lo primero es saber d¨®nde buscarla. El se?or Berlusconi la ha buscado all¨ª donde su falta de diplomacia y su escasa habilidad pol¨ªtica le han permitido llegar, cosa que no ser¨ªa preocupante si no fuera un primer ministro. A un pol¨ªtico no se le pide que sea un intelectual, sino que se limite a no armarla gorda. Sus disculpas han consistido en decir que sus palabras han sido manipuladas pero que el 'relativismo cultural' es un hecho, y eso es otra verdad que hay que discutir.
Desafortunadamente, Berlusconi ha plasmado en su discurso facil¨®n el pensamiento de muchos. Nunca fue m¨¢s cierto que la verdad hay que buscarla en los cubos de basura. Seg¨²n parece, la actualidad est¨¢ compuesta de un gran n¨²mero de verdades, entre las cuales la m¨¢s maleable de todas es la verdad pol¨ªtica. Berlusconi, sin ir m¨¢s lejos, se ha dado cuenta de que su verdad, una desafortunada visi¨®n del mundo contempor¨¢neo compartida por tantos occidentales, no llegaba en un buen momento, y ha tenido que rectificar. En otras palabras, ha metido la pata por decir lo que casi todo el mundo piensa en la peor ocasi¨®n para ello. Se nota que es un gran comunicador, pero en estos momentos cruciales de la historia le ha fallado la hipocres¨ªa.
Mientras tanto, los espectadores de la actualidad asistimos, at¨®nitos, al despliegue informativo que describe la paranoia general ante el terrorismo ¨¢rabe y las primeras incursiones b¨¦licas en Afganist¨¢n. En medio de un argumento tan parecido al de nuestras pel¨ªculas favoritas, nos encontramos con noticias tan tranquilizadoras como que en Almer¨ªa se ha creado una plataforma de apoyo a Eva Sannum. Desde luego, una informaci¨®n que no parece real.
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