'?Puede volver a ocurrir ma?ana?'
Psiquiatras de EE UU describen la angustia de la poblaci¨®n tras los atentados
Un hombre trabaja de noche en la morgue de Nueva York con cientos de restos humanos que no sabe c¨®mo clasificar. Est¨¢ muy cansado, la mascarilla que lleva puesta para evitar el olor que desprenden los cad¨¢veres le impide respirar bien. Las fuerzas le flaquean: lleva trabajando 20 horas seguidas y a¨²n no sabe cu¨¢ndo podr¨¢ venir un compa?ero a relevarle. No muy lejos, una mujer llora desconsoladamente. Su marido sobrevivi¨® al atentado de las Torres Gemelas de 1993. Despu¨¦s de aquello, ¨¦l jur¨® que no volver¨ªa a pisar en la vida ese edificio, pero ella le insisti¨® una y otra vez: 'Tienes que volver a trabajar all¨ª'. Finalmente le convenci¨®, pero el 11 de septiembre por la ma?ana fue la ¨²ltima vez que le vio con vida. En la misma ciudad, el jefe de la empresa Canton-Fitzgerald lleva d¨ªas sin poder articular palabra. Cada vez que lo intenta se pone a llorar: 700 de sus 880 empleados murieron en el atentado al World Trade Center. Una ni?a de siete a?os duerme en la cama de su madre porque tiene pesadillas horribles. En su cabeza se repite continuamente la misma pregunta: '?Esto puede volver a ocurrir ma?ana?'.
'Si nos hubiesen mostrado im¨¢genes de restos humanos, la gente estar¨ªa enloquecida'
Son personajes reales, de los miles que han pasado estas semanas por los departamentos de Psiquiatr¨ªa de los hospitales de Estados Unidos. 'Los primeros d¨ªas, cientos de personas se agolpaban en las puertas de los hospitales porque los ataques les hab¨ªan producido much¨ªsima ansiedad', explic¨® ayer el espa?ol Manuel Trujillo, director de Psiquiatr¨ªa del Hospital Bellevue de Nueva York. Trujillo participa estos d¨ªas en un Congreso Internacional de Psiquiatr¨ªa que se celebra en Madrid. El equipo de este psiquiatra estuvo desde el primer d¨ªa en la zona cero atendiendo a las v¨ªctimas de los atentados de Nueva York. 'Los trabajadores de los equipos de rescate ten¨ªan un trauma emocional insufrible', explic¨® el psiquiatra.
Algunos de los afectados tardar¨¢n mucho tiempo en recuperarse del impacto. 'Hay personas que necesitar¨¢n un a?o, o dos, y otras tratamiento toda la vida', afirm¨® Trujillo, que calcula que un 35% de los afectados se convertir¨¢n en casos cl¨ªnicos. Y a?adi¨®: 'La gente viene y me dice: '?Tengo muchas ganas de llorar!' ?Pues llore usted todo lo que necesite, no se lo guarde!, les contesto'.
Mientras Trujillo estaba en Nueva York, otros psiquiatras trabajaban con los afectados por el atentado del Pent¨¢gono, como Harold Eist, representante de Estados Unidos en la Asociaci¨®n Mundial de Psiquiatr¨ªa: 'El d¨ªa del desastre la gente estaba asustada, aturdida, con una mezcla de ira, miedo y temor. Las im¨¢genes en televisi¨®n les hab¨ªan impactado mucho'. Y eso, a pesar de que en la televisi¨®n no se ha visto ning¨²n cad¨¢ver. 'Si nos hubiesen mostrado im¨¢genes de restos humanos, la poblaci¨®n estar¨ªa enloquecida', dice Eist. 'De las 2.000 personas que trabajaron en el rescate de las v¨ªctimas del accidente de Lockerbie (Escocia) [en 1988, 258 personas murieron al estrellarse el avi¨®n en el que viajaban], 68 se suicidaron, el 65% se deprimieron y 1.800 cambiaron de trabajo. Ellos fueron los ¨²nicos que vieron los restos de los cad¨¢veres. Con esas cifras, est¨¢ claro que la poblaci¨®n no est¨¢ preparada para ver atrocidades', afirm¨®.
Eist y Trujillo tambi¨¦n han ayudado a muchos ni?os a superar lo ocurrido. 'Los ni?os ven que sus padres tienen miedo a ir a trabajar y ellos tampoco quieren ir al colegio. Hay que decirles la verdad, pero de una manera suave'.
Los ni?os no son los ¨²nicos que han necesitado ayuda psiqui¨¢trica. Los familiares de los soldados que han sido llamados a la reserva tambi¨¦n presentan s¨ªntomas de ansiedad y angustia. 'Es una tensi¨®n que llevan en silencio, pero tienen miedo de lo que les pueda pasar a sus hijos. Una de las reacciones m¨¢s t¨ªpicas de los estadounidenses es la ira, al m¨¢s puro estilo de John Wayne. Somos una poblaci¨®n agresiva y violenta. Los americanos quieren luchar, aunque est¨¢n muy preocupados porque han sacado a algunos j¨®venes de su trabajo para llevarlos al Ej¨¦rcito y el resto teme que se implante el reclutamiento obligatorio', concluye Eist.
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