Ejemplo
Es un tema recurrente y no se encuentra la soluci¨®n ni el lugar adecuado para las numerosas movidas sevillanas. Se pongan donde se pongan, el ruido, la basura y el vandalismo que parecen inevitables entre la multitud y las botellonas molestan al resto de los ciudadanos. Por otro lado, no es f¨¢cil conseguir que los participantes de esa movida cambien su antojo y su costumbre por otra diversi¨®n, y tambi¨¦n parece imposible concentrarlos a todos en un mismo y ¨²nico lugar adecuado. Tras leer, o¨ªr y pensar en los trastornos y perjuicios que provocan, lo ¨²nico que se me ha ocurrido es que no estar¨ªa de m¨¢s que los dem¨¢s intent¨¢ramos darles ejemplo en dos temas.
Uno es el de bajar el nivel de ruido. Claro que el efecto multiplicador de la concurrencia agrava el asunto, pero es igualmente cierto que en esta ciudad gritamos desde siempre y sin necesidad, ya sea porque queremos hacernos o¨ªr por encima de los dem¨¢s, o para asegurarnos de que todo el mundo nos presta atenci¨®n, o por costumbre. Se grita dentro de nuestra propia casa que es en donde menos falta hace; en los bares o restaurantes hasta que el estr¨¦pito te obliga a negar o asentir con la cabeza o hablar en la oreja del pr¨®jimo; en la calle para saludar o avisar a un conocido que te precede varios metros, quiz¨¢ desde la acera de enfrente o desde una ventana; en un lugar de copas y espect¨¢culos en donde un artista trata de hablar o cantar sobre mil conversaciones. Gritan los j¨®venes, gritan los ni?os y gritan los padres para hacerlos callar.
Otro es el de la basura. No cabe duda de que las movidas dejan una alfombra bien espesa de pl¨¢sticos y desperdicios como rastro de su paso, pero los dem¨¢s d¨ªas de la semana tambi¨¦n tira mucha basura al suelo el resto de los ciudadanos sin darle la menor importancia, sin esconderse, como lo m¨¢s natural del mundo. ?Cu¨¢ntas personas buscan o esperan a encontrar una papelera para dejar all¨ª lo que le estorba en la mano? No hay m¨¢s que ver lo que recoge Lipasam cada madrugada de Semana Santa.
Todo esto no es sino una reflexi¨®n por si acaso pudiera ser de utilidad. No pretendo en absoluto disculpar a las movidas frente a la ciudad y a los ciudadanos que las sufren. Todos estamos implicados y deseamos vivamente una soluci¨®n.
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