Una tarea de subversi¨®n
Algunos lectores se preguntar¨¢n si Desandar lo andado se ajusta a lo que, t¨¢citamente y como al tanteo, entendemos por poes¨ªa; pues sus composiciones, todas ellas en prosa, reh¨²yen el lirismo previo y tienen una entonaci¨®n sentenciosa que las mete de hoz y de coz en el caj¨®n de la literatura afor¨ªstica. El propio Jorge Riechmann (Madrid, 1962) parece plantearse esta pregunta, aunque formalizada en modo de respuesta, al se?alar todo aquello que pasa por poes¨ªa siendo s¨®lo un suced¨¢neo de ¨¦sta o, peor a¨²n, su negaci¨®n. En numerosas ocasiones ha expresado el autor la 'intolerabilidad del mundo en su estado actual'. Esta rebeld¨ªa ante el statu quo es la base de su poes¨ªa, concebida como 'la primera y m¨¢s fundamental forma de vinculaci¨®n'. Vinculaci¨®n, conexi¨®n, uni¨®n: he aqu¨ª el espinazo de su po¨¦tica y de todo el empe?o moral del hombre, quien entra as¨ª en comunicaci¨®n con la naturaleza, con la historia y con las consecuencias de sus actos. La vinculaci¨®n, por lo dem¨¢s, permite que aflore el sentido de lo sagrado -no de lo divino-, algo consustancial a la idea de religi¨®n (religare: enlazar lo desagregado y disperso).
DESANDAR LO ANDADO
Jorge Riechmann Hiperi¨®n Madrid, 2001 104 p¨¢ginas. 1.200 pesetas
Para Riechmann, la poes¨ªa rechaza tanto el solipsismo como el arte por el arte, puesto que de distintas pero solidarias maneras ambas tendencias cercenan la transitividad que liga al poema con los lectores. 'En poes¨ªa no se puede ni hablar por hablar, ni hablar por el placer de escucharse a s¨ª mismo. El soliloquio me parece esencialmente no po¨¦tico: en poes¨ªa todo se extrema hacia el t¨²', afirma en la composici¨®n titulada No tiene doble fondo. Retra¨ªda la poes¨ªa a su m¨¦dula central, los adornos ret¨®ricos no s¨®lo pecan de innecesariedad, sino de impostura, pues 'la palabra prescindible ha desplazado o bien a la palabra sustancial, o bien al silencio'.
Estamos, en fin, ante un li-
bro que se escurre en las redes de un arte s¨®lo para estetas, para artesanos y para oficiantes endog¨¢micos. Como los socialrealistas, Riechmann tambi¨¦n cree que en el poema debe haber barro, definici¨®n pol¨ªtica, ideas ('aunque otra cosa crean los cantores ac¨¦falos', escrib¨ªa Celaya en la Consultada de Ribes, en 1952); pero frente al predominio de la representaci¨®n y del lenguaje funcional en aqu¨¦llos, algunas de sus im¨¢genes alucinatorias, as¨ª como las estructuras de s¨ªmbolos y arquetipos, recuerdan al Gamoneda de Libro del fr¨ªo. En tales casos, sus metapoemas alcanzan la condici¨®n de poemas sin m¨¢s ni menos, lastrados a veces por la doctrina o la contingencia anecd¨®tica, pero siempre tensos en la expresi¨®n y buidos en el pensamiento: nada extra?o en quien, desoyendo los augurios del fracaso, ha hecho de la escritura una apuesta obstinada contra el mal y una tarea irrenunciable de subversi¨®n.
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