Zona saturada
Yo ve¨ªa a las ni?as de uniforme, corbata y uniformes azules de las Esclavas, el especial azul claro del Sagrado Coraz¨®n, las grises teresianas, el casi negro con el cuello blanco de las Siervas de Mar¨ªa, el tejido Pr¨ªncipe de Gales de las Dominicas, incluso los jerseys rojos del Instituto ?ngel Ganivet, m¨¢s profano. No han desaparecido los uniformes, aunque cambiaron, y ahora hay una secci¨®n en los grandes almacenes para el equipo del nuevo curso escolar, nuevas modas: se han impuesto los jerseys del Ganivet, las faldas escocesas. Una amiga m¨ªa, madre hoy, a la que vi de uniforme en otro tiempo, y que estos d¨ªa le pone feliz el uniforme a su hija, se extra?a mucho de que el profesor de religi¨®n les haga llevar velo a sus alumnas de M¨¢laga, musulmanas las pobres. Es un abuso el velo, pero nuestro uniforme es signo de vida digna y buena educaci¨®n. Nuestra educaci¨®n siempre ser¨¢ mejor.
No es exactamente una cuesti¨®n de prejuicios. Es una cuesti¨®n de sentido com¨²n. Por ejemplo, las calles de los consulados parec¨ªan calles c¨¦ntricas o residenciales, y era una alegr¨ªa para los propietarios de fincas urbanas que alg¨²n c¨®nsul izara la bandera en su balc¨®n (pero en Nueva York les temen a los diplom¨¢ticos: huyen sin pagar la renta a pa¨ªses rar¨ªsimos e inveros¨ªmiles). Los consulados eran lugares de cine o novela, pero, en Almer¨ªa, por sentido com¨²n, un consulado es una maldici¨®n si es un consulado de Marruecos.
Lo rechazaron los vecinos del barrio de Pescader¨ªa por criterios de patriotismo econ¨®mico, nunca por racismo: los marroqu¨ªes hab¨ªan frustrado el acuerdo de pesca, y los vecinos viv¨ªan de la pesca. Los vecinos de la calle Gerona, tambi¨¦n de Almer¨ªa, no quieren un consulado de Marruecos por razones de higiene urban¨ªstica (nada de racismo ni cosas as¨ª): entienden que su calle est¨¢ en una zona saturada. ?Saturada de qu¨¦? De extranjeros. Es la zona donde se encuentra la Oficina de Extranjer¨ªa, y luchan porque no siga deterior¨¢ndose la vida y la tranquilidad. Marruecos es corrupci¨®n, dicen. Y quiz¨¢ sea verdad. ?No denunciaba el ministro de Asuntos Exteriores espa?ol la complicidad de la polic¨ªa marroqu¨ª con los organizadores de viajes clandestinos?
Aqu¨ª somos mejores, incluso prof¨¦ticos: el delegado nacional para la Extranjer¨ªa ha sugerido la clarividencia que demostr¨® el PP al prohibir por ley algunos derechos fundamentales a los inmigrantes sin documentos: ?ya hab¨ªa previsto el PP los atentados de Nueva York y Washington, como Nostradamus y Tom Clancy! Aqu¨ª somos europeos, evidentemente. As¨ª que un juez franc¨¦s llega con la misi¨®n de recuperar veh¨ªculos de lujo, robados en su pa¨ªs y a buen recaudo ahora en un juzgado de Marbella. Paga el juez 800.000 pesetas (?gastos de dep¨®sito?) y lo mandan a casa de un funcionario que guarda en su garaje particular un Porsche y una Harley Davidson y le exige al juez otras 900.000. El franc¨¦s se espanta, pero el fiscal general del Estado espa?ol se niega a mandar el caso de los juzgados de Marbella a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n.
(Otra cosa: somos europeos, pero en Nueva York los funcionarios espa?oles en misi¨®n diplom¨¢tica son de los que pueden encontrar problemas para alquilar vivienda.)
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