La crisis mundial hace olvidar la hambruna en Centroam¨¦rica
El n¨²mero de ni?os muertos por malnutrici¨®n se ha duplicado en el ¨²ltimo mes, y no hay indicios de recuperaci¨®n
El derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York caus¨® el impacto de un accidente de tr¨¢fico entre los centroamericanos, ya derruidos por las calamidades y fracasos gubernamentales, y sepult¨® en el olvido al mill¨®n de m¨ªseros devastados por las sequ¨ªas y el desmoronamiento de los precios del caf¨¦. Preguntar por el World Trade Center o Bin Laden en los andurriales de Chiquimula es preguntar por Marte. '?Me dar¨ªa algo, se?or?'. La desnutrici¨®n sigue asesinando, o mutilando intelectualmente, a miles de ni?os, y casi el 70% de Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador sobrevive, desde hace siglos, entre escombros y chuscos.
Doblando la cifra de hace un mes, casi un centenar de menores de tres a?os ha muerto consumido por la avitaminosis, y las diarreas y enfermedades respiratorias contin¨²an su avance por los barrancos, sistemas monta?osos y valles machacados antes por huracanes, terremotos o salvajes conflictos civiles. La ayuda nacional e internacional ha evitado una hambruna africana, pero las v¨ªctimas comen poco y mal. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) teme un agravamiento de la situaci¨®n. Guatemala prorrog¨® por 30 d¨ªas m¨¢s el Estado de Calamidad P¨²blica. 'La situaci¨®n es muy grave porque a la crisis econ¨®mica se le ha sumado la crisis econ¨®mica internacional', declar¨® a la BBC el presidente, Alfonso Portillo.
'Muchos campesinos ni se han enterado de lo de Nueva York porque no tienen radio'
'Muri¨® de tos', 'se lo llev¨® una calentura'. Apartadas de los titulares desde el aldabonazo del 11 de setiembre, madres que perdieron hijos en caser¨ªos remotos ignoran que los mataron con la ¨²nica dieta disponible: tortas de ma¨ªz y lim¨®n. Los enterraron en silencio al pie de las chozas, en soledad, comidos por la avitaminosis y la pelagra: las manchas de la piel causadas por la ausencia de niacina. 'Se lo llev¨® la calentura', dicen. Ajenos a la movilizaci¨®n mundial contra el terrorismo, sufriendo en carne propia otros m¨¢s oficiales y antiguos, campesinos de machete, sandalias y sombreros ra¨ªdos deambulan sin futuro por el oriente guatemalteco, a tres horas de la capital de Guatemala, en traves¨ªas petitorias parecidas a las registradas en Honduras, Nicaragua o El Salvador.
'Para conseguir algo de comer tenemos que caminar m¨¢s de tres horas', se?ala Sebasti¨¢n Z¨²?iga, en Comot¨¢n. Los cuatro pa¨ªses de Am¨¦rica Central lacerados por cinco a?os de circunstancias adversas, las 336.000 personas que perdieron entre el 50% y el 100% de sus cosechas de ma¨ªz, frijol o sorgo, y las 700.000 precariamente alimentadas no levantan cabeza. Se encomiendan a la incierta cosecha de diciembre, pero la peonada despedida de las haciendas por empresarios cafetaleros arruinados por la competencia de Vietnam o Brasil poco puede esperar de ese grano, que ha perdido un 40% de su cotizaci¨®n.
Las penurias castigan especialmente a 15.900 familias en Guatemala, 83.116 en Honduras, 86.000 en Nicaragua y 60.000 en El Salvador, seg¨²n las organizaciones asistenciales. 'El problema es estructural. Son econom¨ªas muy fr¨¢giles, que dependen de productos con una gran volatilidad en sus precios', subraya el espa?ol Eduardo Reneses, portavoz en Managua de la ONG Ayuda en Acci¨®n, que aborda programas de desarrollo a largo plazo. Am¨¦rica Central permanece en cuidados intensivos, y sus habitantes m¨¢s desdichados a¨²n comen pl¨¢tanos verdes y aguacates despu¨¦s de gastar los ahorros de la supervivencia tras el fracaso de la cosecha de agosto. La fragilidad de las econom¨ªas regionales encanija a los ni?os, impide su asistencia a clases, perpet¨²a la extrema pobreza y lastra el porvenir de 24 millones de personas.
El hist¨®rico centrifugado de calamidades naturales, racismo, corrupci¨®n y torpezas oficiales parece no tener fin. S¨®lo en Guatemala, seis de cada diez ni?os menores de cinco a?os sufren desnutrici¨®n cr¨®nica, seg¨²n datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). No todos son solidarios con los compatriotas en desgracia. Carmen dec¨ªa en Managua que los taxistas paran y les dan algunas monedas. 'Las personas con carritos [coches] bonitos y grandes, ni siquiera nos ven. Hasta parecen tener miedo de nosotros, como si la pobreza se pasara'.
La pobreza y la ignorancia parecen contagiarse de padres a hijos. 'Muchos campesinos ni se han enterado de lo de Nueva York porque ni radio tienen. De eso no entienden', dice Vinicio Garc¨ªa, trabajador del peque?o hospital Bethania, a 270 kil¨®metros de la capital guatemalteca. Los campesinos de los lazaretos centroamericanos nada entienden de la ocupaci¨®n de La Meca por los infieles. Igualmente legos son los miles de peones ahora mendigos en las plazas y parques urbanos o en gasolineras de carretera. La rabia de algunos nicarag¨¹enses alcanz¨® al presidente, Arnoldo Alem¨¢n, sobrado de peso. 'M¨ªrelo, ¨¦l est¨¢ bien gordo [los t¨¦rminos utilizados son otros, mucho m¨¢s fuertes], y claro, dice que aqu¨ª no hay hambre'.
Definitivamente, el hambre y el paro pasaron a segundo plano en la cobertura de los medios de comunicaci¨®n regionales. 'Las p¨¢ginas de los peri¨®dicos son de los pol¨ªticos', constata en Managua Sara Mar¨ªa de la Vega, portavoz de M¨¦dicos del Mundo, en referencia a las elecciones presidenciales del 4 de noviembre. Una sabia pintada callejera resum¨ªa el estado de ¨¢nimo imperante en buena parte de la geograf¨ªa latinoamericana: 'Vota a nadie, nadie cumple'.
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