El fin de la ilusi¨®n argentina
La recesi¨®n entierra el mito de que los hijos van a vivir siempre mejor
Los argentinos est¨¢n cambiando por una recesi¨®n que dura 39 meses. Con la llegada de Per¨®n, en 1946, se forj¨® en Argentina el sue?o de que sus habitantes viv¨ªan mejor que sus padres y sus hijos vivir¨ªan a¨²n mejor. Esta ilusi¨®n sobrevivi¨® medio siglo, pese a que sucesivas crisis recortaron el poder adquisitivo en la tercera econom¨ªa y primera en PIB per c¨¢pita de Latinoam¨¦rica.
La depresi¨®n iniciada en 1998, sin embargo, ech¨® por tierra el anhelo de movilidad social ascendente, seg¨²n coinciden los investigadores de mercado. 'Los padres temen que sus hijos vivan peor que ellos y se conforman con mantener el nivel de vida actual', observa el consultor Fernando Moiguer. Una encuesta del estudio CCR demuestra que de cada diez argentinos, cuatro creen que sus hijos vivir¨¢n peor que ellos, seis reconocen que cay¨® su nivel social y cuatro dicen que nunca estuvieron tan mal.
Esta honda mutaci¨®n impacta en los h¨¢bitos de consumo. Si durante cincuenta a?os los argentinos siguieron las pautas de compra que fijaban los llamados nuevos ricos, m¨¢s de tres a?os de recesi¨®n han llevado a que ahora copien a la clase media empobrecida, seg¨²n un informe de Moiguer.
Este nuevo segmento social abarca a nueve millones de habitantes, un cuarto de la poblaci¨®n.
Los llamados nuevos pobres, que se suman al 15% de clase baja existente, incluyen a peque?os y medianos empresarios que quebraron a partir del efecto tequila (diciembre de 1994), ex empleados de empresas privatizadas a principios de los noventa y funcionarios de un Estado ajustado, seg¨²n Moiguer. No vien en un barrio de chavolas sino que conviven en el mismo entramado social.
Este segmento emergente se rige por criterios de austeridad y control del gasto. Pero esta actitud no s¨®lo se registra entre los nuevos pobres sino que ha cundido en el resto de la sociedad, incluso en la clase alta. Ante los argentinos consum¨ªan marcas l¨ªderes porque as¨ª lo hac¨ªan los nuevos ricos, que encarnaban la concreci¨®n del anhelo de ascenso social.
La actual recesi¨®n empuj¨® a los consumidores a comprar barato. De ah¨ª la proliferaci¨®n de las tiendas de descuento D¨ªa, entre otras. 'Hasta el que tiene dinero compra a bajo precio para no ostentar', admite el director general de la cadena de supermercados Disco Ahold, Eduardo Orteu.
El principal ejecutivo de CCR, Gualberto Arr¨²a, advierte de que las pautas de consumo no volver¨¢n a ser lo que eran hasta 1998 aunque la econom¨ªa se reactive. Para recuperar tal nivel, Argentina necesita crecer al 7% anual durante tres a?os, seg¨²n Moiguer. El Fondo Monetario Internacional pronostica que este a?o el PIB se contraer¨¢ el 1,4% y en 2002 se incrementar¨¢ s¨®lo el 2,6%.
La d¨¦cada del noventa, en la que el gobierno del peronista Menem aplic¨® la receta neoliberal, se caracteriz¨® por un aumento de la desigualdad social, pero tambi¨¦n se registr¨® un incremento del consumo e incluso la clase media recuper¨® el cr¨¦dito. Aquellos a?os y la recesi¨®n engendraron lo que el consultor Guillermo Oliveto, de CCR, llama 'Argentina 30/70'. S¨®lo el 30% de la poblaci¨®n puede consumir, pero no lo hace ante la incertidumbre econ¨®mica y pol¨ªtica que reina en el pa¨ªs.
El restante 70% sufre una 'sobredosis de crisis', seg¨²n Oliveto, y se ve forzada a recortar gastos. Incluso est¨¢ proliferando el trueque en la clase baja ante la elevada tasa de desempleo (16%). La mitad de las 10 millones de familias tiene un parado en su n¨²cleo m¨¢s pr¨®ximo. El sondeo de CCR revela que de cada diez argentinos, seis tienen miedo de perder el trabajo.
Los hogares redujeron, suspendieron o postergaron su consumo en un 40% de promedio, seg¨²n la consultora Equis. Seg¨²n esta investigaci¨®n, la desigualdad en el gobierno de De la R¨²a es la mayor de Argentina en 25 a?os.
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