Homenaje a Henze en la apertura del festival ?ltima de Oslo
La princesa M?rtha Louise de Noruega huy¨® de los convencionalismos abriendo oficialmente, el pasado viernes, el festival ?ltima de m¨²sica contempor¨¢nea de Oslo con un discurso preciso y precioso, glosando la figura de Hans Werner Henze (homenajeado por todo lo alto a prop¨®sito de su 75? cumplea?os hace unos meses) y, sobre todo, destacando la importancia de la creatividad (32 estrenos mundiales), la dimensi¨®n intelectual de los debates y la atenci¨®n especial¨ªsima hacia el p¨²blico juvenil e incluso infantil.
Si algo sobresale en el festival ?ltima, independientemente de la calidad, es la dimensi¨®n popular. Hay espect¨¢culos multimedia pensados para ni?os de 4 a 11 a?os, pero sobre todo hay propuestas musicales elaboradas por los propios j¨®venes a partir de proyectos trabajados previamente. Y as¨ª, con unas y otras cosas (las entradas del concierto inaugural, por ejemplo, eran cinco veces m¨¢s baratas para los estudiantes), resulta que la edad media de los asistentes a los conciertos era baj¨ªsima (no creo que llegase a los 25 a?os) respecto a lo normal en este tipo de actividades. Y el cuarteto Arditti, o el trombonista Christian Lindberg, o el pianista Leif Ove Andsnes (qu¨¦ maravilloso concierto de Lutoslawski), y no digamos el compositor Hans Werner Henze, eran aclamados como artistas cercanos e inmensamente queridos. Emocionante.
En las 10 ediciones anteriores de ?ltima se han presentado 781 obras de 376 compositores de 41 pa¨ªses, con 150 estrenos mundiales. El a?o pasado asistieron 15.000 personas a este festival organizado por 16 instituciones musicales representativas de Oslo. Este a?o se ha potenciado la dimensi¨®n esc¨¦nica y las instalaciones, con formulaciones tan sugerentes, desnudas y ceremoniales como la ¨²ltima ¨®pera de Cecilie Ore, o con revisiones tan curiosas como las Europeras 3 y 4, de John Cage. Tambi¨¦n tuvieron su sitio, como contraste, los derviches de Damasco. Inmenso festival ¨¦ste de Oslo, de los que hacen reflexionar, de los que devuelven la esperanza en la comuni¨®n de creadores y p¨²blico en la m¨²sica m¨¢s innovadora. Y una constataci¨®n m¨¢s de que la vida musical en Noruega goza de una impresionante salud.
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