Presunci¨®n de inocencia para Calero
La Constituci¨®n espa?ola consagra el derecho que todos tenemos a un juez, a asistencia letrada, a no confesarnos culpables y a la presunci¨®n de inocencia. Todo ello son pilares b¨¢sicos de nuestro sistema de libertades y de garant¨ªas constitucionales, pero desde hace alg¨²n tiempo asistimos en Marbella a una vulneraci¨®n sistem¨¢tica de estos y otros principios y, desgraciadamente, no s¨®lo por el entorno del GIL.
Durante las semanas que han pasado del robo de los sumarios hasta la muerte de Francisco Calero, hemos asistido en Marbella a una persecuci¨®n implacable del sospechoso. Ha sido sorprendente ver c¨®mo se han ido filtrando en los medios de comunicaci¨®n datos que presuntamente eran parte de los sumarios e investigaciones secretas.
Ha sido lamentable ver c¨®mo demasiados responsables pol¨ªticos hac¨ªan acusaciones hacia trabajadores del juzgado hasta la fecha sin ninguna veracidad; pero lo m¨¢s cruel ha sido ver c¨®mo estos responsables pol¨ªticos, aun con el cad¨¢ver caliente de uno de estos trabajadores, no han dudado en violar el principio de presunci¨®n de inocencia y le han acusado, de una forma cruel y despectiva, de todo tipo de culpas vicios y defectos.
Hemos asistido tambi¨¦n en esta ciudad a una grotesca caza del hombre por parte de muchos periodistas de Marbella y provincia, una caza del sospechoso, a Calero se le se?al¨® desde el principio pr¨¢cticamente como el culpable, se le vincul¨® al mundo del GIL, se le acuso de consumidor de drogas, se le acuso de tener un tren de vida superior a sus posibilidades y un largo etc¨¦tera de desprop¨®sitos.
Tanto en el caso de los pol¨ªticos como el de los periodistas estas acusaciones fueron gratuitas, la investigaci¨®n que se estaba llevando, adem¨¢s de ser secreta, no es concluyente ni ha demostrado todav¨ªa nada, no hay ninguna sentencia firme que condene a este hombre como responsable de los hechos de los que demasiada gente le acus¨® con tanta ligereza, e incluso cuando ma?ana se demostrara su posible participaci¨®n, le asist¨ªa el derecho a la defensa de su inocencia y de su honor.
Y aun en el caso de que fuera culpable y de haber sido ¨¦l el que robara los 50.000 folios, manda nuestro sistema constitucional que las penas privativas de libertad deben estar orientadas a la reeducaci¨®n y reinserci¨®n social.
En Marbella, demasiados pol¨ªticos y periodistas le hicieron culpable demasiado pronto y con independencia de que lo fuera o no, eso le corresponde al juez, cabe reflexionar hasta qu¨¦ punto unos y otros colaboraron en el desenlace fatal de este trabajador, de este padre de familia, que eso pese en sus conciencias si la tienen.
Desde estas l¨ªneas quiero mandar mi p¨¦same a la familia y a sus compa?eros. Agradecerle a Francisco Calero la amabilidad con que siempre me trato cuando presentaba denuncias por delito urban¨ªstico y ecol¨®gico contra el gobierno municipal del GIL. Pedir sinceras disculpas a familia y compa?eros porque muchos no supimos separarnos de aquellas personas, representantes de partidos y colectivos que ya, en la primera concentraci¨®n frente al juzgado, no dudaron en insultar gravemente a todos los funcionarios sin ninguna base ni respeto por nuestra Constituci¨®n.
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