M¨¢s all¨¢ de la guerra
Los atentados del 11 de septiembre marcan el verdadero cambio de siglo. Si el 900 hab¨ªa llegado a su fin con la ca¨ªda del muro en Berl¨ªn y la desintegraci¨®n de la URSS que supusieron el desenlace de la pugna secular entre capitalismo y socialismo, a lo largo de una d¨¦cada han prevalecido signos y acontecimientos confusos, ligados unos a los acontecimientos del pasado (estallido de Yugoslavia), mientras otros, como el auge del integrismo isl¨¢mico o la insurgencia dirigida en Chiapas por el subcomandante Marcos, apuntaban hacia nuevas realidades. Ahora la l¨ªnea de conflicto que empez¨® a dibujarse con la invasi¨®n de Kuwait por Irak adquiere perfiles precisos, con una puesta en cuesti¨®n de la hegemon¨ªa occidental donde el terrorismo juega un papel decisivo. Nuevos factores, pr¨¢cticamente desconocidos hasta ayer, transforman la econom¨ªa, la comunicaci¨®n, las formas de poder y de conflicto, en tanto que de su mano regresan fantasmas del pasado, tales como el racismo o el integrismo. Y el hambre y la violencia siguen causando estragos en el planeta.
Desde Espa?a, el espect¨¢culo ha sido contemplado antes que nada con perplejidad. El Gobierno de Aznar adopta una postura l¨®gica de apoyo a Estados Unidos, con el asentimiento del principal partido de la oposici¨®n, pero a la hora de analizar lo sucedido, estamos ante un encefalograma plano. Lo mismo cabe registrar all¨ª donde la reflexi¨®n sobre el terrorismo debi¨® tomar nota de lo ocurrido con mayor intensidad, en Euskadi: Ibarretxe sigue en sus trece como el baturro del cuento, y s¨®lo se le ocurre la novedad de hacer una consulta electoral a los vascos si ETA sigue matando. M¨¢s a¨²n, ETA y PP, terror y Gobierno, siguen en el mismo plano para el acongojado y resuelto lehendakari. Penoso. Y no faltan quienes, en la l¨ªnea de V¨¢zquez Montalb¨¢n, nos invitan al Parque Jur¨¢sico de los a?os del comunismo de 'clase contra clase'. Lo de Nueva York y Washington, puro efecto; la causa es la agresi¨®n permanente del Norte contra el Sur. Nada de integrismos ni de wahhabismo o salafismo: Bin Laden debe ser en esta versi¨®n la cabeza del ej¨¦rcito de los pobres contra el capitalismo criminal.
Entre tanto, los problemas reales planteados por el 11-S quedan en la sombra. Y hacia el interior, no dejan de ser preocupantes. A la vista de los atentados, y tambi¨¦n de otros hechos menores, como ese partido internacional Francia-Argelia en Par¨ªs donde gran n¨²mero de residentes y de franceses de origen argelino silbaron a La Marsellesa y tras m¨²ltiples incidentes, ajenos al juego, acabaron invadiendo violentamente el campo antes del final en se?al de protesta contra el pa¨ªs donde eligieron vivir. Es un signo de que la integraci¨®n de los inmigrantes magreb¨ªes es tan necesaria como compleja. No cabe pasividad alguna ante la xenofobia anti¨¢rabe, pero tampoco ante los focos de integrismo y de segregaci¨®n que pudieran aparecer en torno a mezquitas y centros de ense?anza isl¨¢mica. Los valores culturales del islam, hasta hoy ignorados, deben ser difundidos entre la poblaci¨®n espa?ola y como correlato hay que excluir la actitud neutral de cara a todo aquello que se oponga a la forja de un patriotismo constitucional. Nada de confiar en que surja el milagro del mito de Al Andalus. Hacen falta pol¨ªticas activas para conseguir que los inmigrantes tiendan a ser espa?oles musulmanes, orgullosos de sus or¨ªgenes magreb¨ªes, fieles a sus ra¨ªces, pero no enfrentados al pa¨ªs y a la cultura de recepci¨®n. Otra cosa es encaminarse hacia problemas sin fin.
Y en la pol¨ªtica exterior, Palestina, siempre Palestina. Lo escrito antes del 11-S sigue siendo v¨¢lido: la pol¨ªtica USA (y en su seguidismo, de Europa) debe ser calificada en este campo de error -por lo que supone de s¨ªmbolo para la movilizaci¨®n antioccidental del mundo ¨¢rabe- y de infamia. ?Para qui¨¦n est¨¢n pensadas las sanciones econ¨®micas de la Uni¨®n Europea sino para los que cometen atentados contra el derecho de los pueblos al modo de Ariel Sharon? Por el bien de Israel, por la justicia debida al pueblo palestino, el Gobierno espa?ol debiera buscar resueltamente aliados para rectificar aqu¨ª una pol¨ªtica suicida. No lo har¨¢.
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