Calatrava lleva sus estructuras blancas a la ampliaci¨®n del Museo de Milwaukee
El arquitecto opina en Estados Unidos que se debe continuar con los edificios singulares
El ingeniero y arquitecto Santiago Calatrava (Benimamet, Valencia, 1951) inaugura ma?ana la ampliaci¨®n del Museo de Arte de Milwaukee (Wisconsin), concebido en 1957 por el finland¨¦s Eero Saarinen. Las estructuras blancas de Calatrava se despliegan por primera vez en Estados Unidos, y en esta ocasi¨®n el asombro es una pieza de 110 toneladas que se despliega como un parasol en forma de alas de ave a punto de volar o aleta de ballena.
Santiago Calatrava marc¨® con una triunfal sonrisa y los pulgares hacia arriba el despliegue de la estructura que corona como las alas de un ave a punto de volar la ampliaci¨®n del Museo de Arte de Milwaukee (Wisconsin), a la misma orilla del lago Michigan. Con la primera obra en Estados Unidos del arquitecto-ingeniero que convierte estructuras en escultura, la modesta Milwaukee espera entrar en la liga de ciudades reconocidas en el mundo por el perfil de su arquitectura.
El museo de Milwaukee recorre toda la historia del arte, con m¨ªnima presencia de grandes maestros espa?oles, como El Greco. El fuerte de su colecci¨®n es la pintura alemana del siglo XIX, escenas de realismo costumbrista en l¨ªnea con lo que es una ciudad cervecera de colonizaci¨®n germana. Arquitect¨®nicamente, Calatrava ha a?adido un ala espectacular a una estructura que tuvo sus comienzos como monumento a los ca¨ªdos y fue posteriormente ampliada en 1957 por Eero Saarinen.
En mayo se abri¨® al p¨²blico la doble galer¨ªa que, como un blanco interior de ballena, comunica la vieja estructura con el ¨¢rea que concluye la ampliaci¨®n y oficialmente se inaugura ma?ana, un luminoso vest¨ªbulo de 27 metros de altura que se abre al lago como si fuera la proa de un barco. Calatrava acudi¨® el jueves a la presentaci¨®n de su nueva creaci¨®n, cuya pieza capital y emblem¨¢tica es la estructura que la corona: una pieza de 110 toneladas que se despliega como un parasol hasta alcanzar los 66 metros de envergadura. El objetivo de la estructura, comparada unas veces con un ave a punto de emprender vuelo y otras con la aleta de una ballena, es regular la luz y la temperatura en el interior del edificio. El gigantesco m¨®vil est¨¢ dise?ado para plegarse en tres minutos en el momento en que la velocidad del viento roce durante cuatro segundos los 38 kil¨®metros por hora, que a orillas del Michigan es muchas veces al a?o.
El funcionamiento del parasol hab¨ªa suscitado dudas y su majestuosa apertura el jueves fue recibida con gran satisfacci¨®n por Calatrava y los responsables del museo. 'Es grande', dijo el arquitecto, 'pero a la escala justa del lugar'. Tambi¨¦n ha sido grande el desv¨ªo del presupuesto de toda la obra de ampliaci¨®n del museo, que comenz¨® en los 35 millones de d¨®lares y creci¨® hasta los cien millones (19.000 millones de pesetas) conforme la ciudad se entusiasmaba con la nuevas ideas de Calatrava, entre ellas el parasol, no incluido en el plan original, y una zona ajardinada. El museo se comunica con Wisconsin Avenue, principal arteria de la ciudad, con un puente peatonal de 76 metros.
La arquitectura espectacular ha suscitado un debate en Estados Unidos a la luz del ataque contra las Torres Gemelas. La cuesti¨®n es si se debe seguir o no construyendo obras de singular atractivo. Calatrava expres¨® su opini¨®n ante la que puede ser una de sus m¨¢s significativas: 'A nosotros nos corresponde elegir. ?Continuar o no? Creo que debemos continuar'.
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