China entra en el club de los aliados de EE UU tras los ataques del 11-S
Bush y Jiang Zemin debaten en Shanghai la nueva cooperaci¨®n antiterrorista
Hace pocos meses, George W. Bush defin¨ªa a China como 'un competidor estrat¨¦gico'. Pero el 11 de septiembre ha dado un vuelco al mapa geoestrat¨¦gico mundial. Tras una entrevista de una hora de duraci¨®n con su hom¨®logo chino, Jiang Zemin, en Shanghai, el presidente estadounidense considera a Pek¨ªn un aliado en la lucha de Estados Unidos contra el terrorismo internacional y ha anunciado que, a partir de ahora, las relaciones entre los dos pa¨ªses ser¨¢n 'sinceras, constructivas y de cooperaci¨®n'.
Entretanto, el foro internacional que ha reunido en Shanghai a los 21 pa¨ªses de la conferencia econ¨®mica Asia-Pac¨ªfico sufri¨® ayer una baja importante: Taiwan, que piensa escenificar hoy su retirada en protesta por el veto puesto por Pek¨ªn al jefe de su delegaci¨®n, el ex vicepresidente Li Yuan Zu.
La reuni¨®n de Shanghai ha sido un regalo para Bush y los miembros de su delegaci¨®n, en la que destacan al secretario de Estado, Colin Powell, y la consejera de seguridad nacional, Condoleezza Rice, al permitirles, de una tacada, explicar la posici¨®n de Washington al m¨¢s alto nivel a los mandatarios de los dem¨¢s pa¨ªses participantes. Aparte de la primera entrevista entre Bush y Jiang, el presidente norteamericano tiene previsto reunirse ma?ana con el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, cuyo apoyo a EE UU desde el 11 de septiembre no tiene precedentes en las relaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca.
Le entrevista entre Putin y Bush ha estado precedida de una cena de trabajo, celebrada el jueves entre los jefes de las diplomacias de ambos pa¨ªses, Powell e ?gor Ivanov, que, seg¨²n un diplom¨¢tico ruso citado por la agencia rusa Interfax, produjo un considerable acercamiento de posiciones entre los dos pa¨ªses en el tema de la controvertida defensa de misiles o escudo nuclear que pretende desplegar EE UU en contra de la letra y el esp¨ªritu del Tratado ABM, de 1972. Aunque Condoleezza Rice, que lleva directamente las relaciones con Mosc¨², desminti¨® tajantemente que se pudiera llegar a un acuerdo en la reuni¨®n de ma?ana entre Putin y Bush, parece fuera de toda duda que las conversaciones se encuentran en un estado muy avanzado. Un optimista Powell declar¨®, tras su reuni¨®n con Ivanov, que el nuevo clima reinante entre Washington y Mosc¨² demuestra 'no s¨®lo que la guerra fr¨ªa ha terminado, sino que tambi¨¦n ha terminado el periodo pos-guerra fr¨ªa'. Adem¨¢s de la cumbre de Shanghai, Bush y Putin tienen previsto reunirse en noviembre en el rancho del primero en Tejas.
En su comparecencia conjunta ante los medios, Bush se olvid¨® de pasados agravios chinos y elogi¨® fervorosamente el apoyo de Pek¨ªn a la lucha contra el terrorismo internacional. 'El presidente Jiang est¨¢ junto al pueblo americano en su lucha contra esta fuerza maligna... No hay ninguna duda de que (los chinos) apoyar¨¢n a Estados Unidos en estos tiempos terribles', dijo Bush, quien a?adi¨® que su Administraci¨®n busca establecer con Pek¨ªn 'unas relaciones sinceras, constructivas y de cooperaci¨®n'. China se ha comprometido a facilitar a Washington informaci¨®n procedente de su frontera con Afganist¨¢n y a congelar las cuentas de las organizaciones o particulares conectados con el terrorismo.
Por su parte, Jiang admiti¨® que hab¨ªa llegado con Bush a 'un consenso' sobre la lucha antiterrorista, pero matiz¨® que la campa?a contra el r¨¦gimen talib¨¢n y las bases de Osama Bin Laden 'deber¨ªa tener objetivos claramente definidos y evitar v¨ªctimas inocentes'. China, que vot¨® a favor de la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que autoriza a EE UU a ejercer el derecho de autodefensa al amparo del art¨ªculo 51 de la Carta de Naciones Unidas, preferir¨ªa que los ataques de la coalici¨®n se llevaran a cabo bajo el paraguas de la organizaci¨®n internacional. Pero Kabul bien vale un silencio, si se tienen en cuenta las contrapartidas que Pek¨ªn puede obtener de ¨¦l, como, por ejemplo, el levantamiento de las sanciones impuestas como consecuencia de la matanza de Tiananmen, en 1989, o un recorte en las ventas de armas a Taiwan.
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