Miles Davis, rostro p¨¢lido

Miles Davis habr¨ªa cumplido 75 a?os el pasado 26 de mayo. Con motivo de este aniversario, Suso Saiz desempolvaba un antiguo proyecto inspirado en la etapa el¨¦ctrica de Miles, definida por temas que no parec¨ªan tener ni principio ni fin, como si fueran fragmentos tomados al azar cualquier d¨ªa en las vidas de quienes los interpretaban.

Saiz bas¨® la estructura de sus piezas en la combinatoria libre de diversas guitarras, con especial predilecci¨®n por su variante psicod¨¦lica. Nada que objetar: Miles lleg¨® a tener hasta tres guitarristas en plantilla (cuatro si se cuenta el bajo el¨¦ctrico) y estuvo muy influido por ??Jimmy?? Hendrix, de modo que, por ese lado, la idea estaba s¨®lidamente fundada. La diferencia estaba en que, mientras la m¨²sica de Davis habr¨ªa podido sonorizar la escena del crimen m¨¢s ins¨®lito y misterioso, la de Saiz apenas podr¨ªa utilizarse para poner fondo a las diligencias del forense.

Estrategias insistentemente repetidas, subidas y bajadas en ag¨®nico vaiv¨¦n, pasajes de minimalismo mudo ideales para el hilo musical de un museo de cera y efectos atmosf¨¦ricos sin misi¨®n en la vida confirieron a la m¨²sica un aire de monta?a rusa a c¨¢mara ultralenta, sin v¨¦rtigo ni emoci¨®n. El sexteto aplic¨® la misma receta a piezas milesianas del periodo ac¨²stico. Suso y los suyos tambi¨¦n intentaron evocar el conocido inter¨¦s de Davis hacia la m¨²sica espa?ola con Canci¨®n del fuego fatuo, pero la iniciativa en conjunto pint¨® a un Miles de rostro p¨¢lido y algo desganado.