'Los Rolling Stones son mi vida, el resto son pasiones e intereses alternativos'
De Charlie Watts s¨®lo se escucha una queja de su vida con los Rolling Stones: las horas muertas en el estudio de grabaci¨®n, las esperas interminables hasta que Mick Jagger o Keith Richards acud¨ªan a la cita con el resto del grupo. Un d¨ªa resumi¨® su frustraci¨®n con una frase que ha pasado a la historia del rock and roll.
'Llevo 20 a?os esperando y cinco tocando la bater¨ªa', dijo a mitad de carrera. Charlie Watts ha dejado ya de perder el tiempo. Con 60 a?os, dedica ahora las fases de inactividad con los Stones a un vicio que le acompa?a desde ni?o: el jazz. 'Siempre he sentido una gran admiraci¨®n por la gente que interpreta esta forma de m¨²sica', afirma en la habitaci¨®n de un selecto hotel de Londres en v¨ªsperas de salir de gira con su nueva formaci¨®n de jazz, el Charlie Watts Tentet.
'Siempre he preferido que Mick o Keith tomen la palabra. Y no act¨²o de l¨ªder de mi banda; yo soy el due?o'
El elegante bater¨ªa parte hoy a Nueva York; en unos d¨ªas, a Tokio, y el pr¨®ximo 24 de noviembre participa con su banda en los conciertos de reapertura de la sala Cova del Drac de Barcelona. Es la primera vez que acerca su repertorio de jazz a una audiencia espa?ola. Enterarse del parte meteorol¨®gico de la gran urbe estadounidense adquiere prioridad. Porque, adem¨¢s del vicio musical, Watts siente obsesi¨®n por el vestuario. 'La ropa es como un fetiche para m¨ª. Un abrigo de Loewe en piel de cabra ha sido mi ¨²ltima adquisici¨®n', se?ala mientras se pregunta si ser¨¢ prudente llevarlo de gira.
Entre los 10 m¨²sicos de la banda, Watts se apoya en viejos amigos y compa?eros de anteriores formaciones, como el bajista David Green, el saxofonista Peter King y el trompetista Gerard Presencer, y da espacio a sucesivas generaciones de int¨¦rpretes basadas en el Reino Unido. Profesionales como Luis Jardim, Anthony Kerr o Julian Arg¨¹elles, que participaron en el deb¨² oficial del Tentet en el templo londinense del jazz, el famoso Ronnie Scott's, en el verano.
En Barcelona, el repertorio girar¨¢ en torno a Duke Ellington, Charlie Parker, Thelonious Monk, adem¨¢s de composiciones originales.
A Charlie Parker debe en cierta forma su nueva situaci¨®n profesional. La reedici¨®n, en 1991, de un libro en la memoria del m¨ªtico Yardbird, que ¨¦l mismo hab¨ªa escrito e ilustrado casi tres d¨¦cadas atr¨¢s, Ode to a high flying bird, precipit¨® una carrera en paralelo a los Rolling Stones. Para entonces, Watts ya se hab¨ªa estrenado en Ronnie Scott's con su big band y form¨® su propio quinteto para acompa?ar musicalmente el lanzamiento del libro. De ah¨ª surgieron los compactos From one Charlie, A tribute to Charlie Parker with strings, Warm and tender y Long ago and far away.
'Ahora tengo que colocarme en primera l¨ªnea de los focos. No me entusiasma particularmente. Siempre he preferido que Mick o Keith tomen la palabra. Pero no act¨²o de l¨ªder de mi banda; esa tarea se la cedo a Peter; yo soy el due?o', cuenta con humor.
El rostro de Watts es un abanico de expresiones. En segundos pasa de la sorpresa a la incredulidad, del entusiasmo al aburrimiento, de la seriedad a la burla. El movimiento facial es quiz¨¢ un mecanismo de autodefensa contra la timidez. En el escenario observa a sus colegas con la atenci¨®n de un zorro, paciente hasta que llega su momento de entrar en acci¨®n. 'Una vez que arranca la m¨²sica da igual actuar para miles de personas en un estadio que para un pu?ado en un club. Tocar en locales reducidos es parte de la diversi¨®n de esta aventura. Est¨¢s f¨ªsicamente muy pr¨®ximo tanto a la m¨²sica como al p¨²blico. La gente te observa, lo cual me resulta bastante aterrador. Pero no me siento m¨¢s vulnerable; simplemente s¨¦ que cada movimiento y cada gesto pasar¨¢n por la criba de la cr¨ªtica. Cuando funciona es una experiencia muy agradable'.
Watts habla de sus incursiones en el jazz como la 'pasi¨®n' que llena su vida en contraposici¨®n de su faceta profesional con los Stones. Descubri¨® esta pasi¨®n con 12 a?os, cuando escuch¨® la bater¨ªa de Chico Hamilton en Walking shoes, un tema grabado por Gerry Mulligan. 'Me hab¨ªa comprado un banjo, pero me hart¨¦ de intentar aprender a tocarlo. Le cort¨¦ el m¨¢stil y comenc¨¦ a practicar con un par de escobillas. Quer¨ªa tocar como Chico Hamilton'.
Con la m¨²sica en el horizonte ingres¨® en una escuela de arte, la misma ruta que siguieron la gran mayor¨ªa de las futuras estrellas brit¨¢nicas del pop y el rock. John Lennon, Keith Richards, Syd Barrett, Pete Townshend, Ray Davies, Eric Clapton y muchos m¨¢s sembraron sus primeras semillas en institutos universitarios de arte. 'All¨ª conoc¨ª a mi mujer, Shirley. En esa ¨¦poca, finales de los cincuenta y principios de los sesenta, eran centros fascinantes en los que ca¨ªmos todos los que no quer¨ªamos ser como los dem¨¢s. Hab¨ªa gente muy interesante, de todas las clases sociales, y el ambiente era bohemio e incre¨ªblemente creativo. Las cosas han cambiado mucho ahora', recuerda.
El rock and roll a¨²n deb¨ªa irrumpir en los clubes londinenses, y para el joven Watts no hab¨ªa expresi¨®n m¨¢s arrebatadora que el jazz en todas sus variantes. Pas¨® de banda en banda, de la formaci¨®n de Alexis Korner a los Rolling Stones, pero ¨¦l siempre se vio como 'un bater¨ªa de blues'. 'He tocado con mucha gente diferente, y un buen d¨ªa tuve la fortuna de conocer a Mick y a Keith y entrar en los Rolling Stones. ?sta es la m¨²sica que yo hago, los Rolling Stones soy yo, son mi vida; el resto son pasiones e intereses alternativos', advierte.
En realidad, Charlie Watts siempre ha sido un rockero at¨ªpico. En vez de las juergas que inevitablemente vienen detr¨¢s de un gran concierto, el bater¨ªa prefer¨ªa retirarse a la habitaci¨®n del hotel. 'En 1964 comenc¨¦ a dibujar cada cama de hotel donde me hospedaba durante las giras con los Stones. Lo hice en un principio por aburrimiento y porque no pod¨ªa dormir; ahora es una necesidad. Pero de m¨ª no surgir¨¢ la iniciativa de exhibir mis dibujos al p¨²blico; las exposiciones se las dejo a Ronnie Wood', exclama.
El bater¨ªa ya est¨¢ prepar¨¢ndose para el nuevo disco de los Stones, previsto para el a?o pr¨®ximo, y acaba de comprar una maleta que llevar¨¢ sus impecables trajes por todo el mundo. 'Es dif¨ªcil parar, aunque personalmente pienso que se est¨¢ acercando el momento de decir adi¨®s a las giras de los Rolling Stones. Las piernas flaquean y el cuerpo ya no aguanta ninguna jornada de resaca', comenta. 'Las giras son duras', contin¨²a, 'porque tenemos que estar juntos d¨ªa tras d¨ªa y hay que ser muy disciplinados. Nunca hemos convivido juntos, s¨®lo nos juntamos para tocar, y a ese espacio que nos concedemos entre unos y otros debemos el mantener vivos a los Rolling Stones durante tantos a?os'.
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