Escapismo pol¨ªtico

Dos aspectos llaman poderosamente la atenci¨®n tras la comparecencia del presidente de la Generalitat en la sesi¨®n de control celebrada ayer enlas Cortes Valencianas. La primera, el desparpajo con que asumi¨® el nombramiento de Jaime Morey como su asesor, a pesar de no haber hablado nunca con ¨¦l. Cabe suponer, sin embargo, que habr¨ªa o¨ªdo hablar de ¨¦l y, lo que es peor -como mal¨¦volamente insinu¨® Josep Piqu¨¦-, incluso le habr¨ªa o¨ªdo cantar. Tal y como dej¨® las cosas el presidente no quedan muchas m¨¢s alternativas, salvo que su nombramiento viniera sugerido y avalado por alg¨²n amigo com¨²n de ambos. La justificaci¨®n seg¨²n la cual el apoderado de todas las empresas de Gescartera ocupaba un cargo p¨²blico por su 'inter¨¦s en defender la Comunidad Valenciana' no se sostiene. Entre otras razones porque, seg¨²n dijo en su d¨ªa la propia presidencia de la Generalitat, a Jaime Morey no se le conoce actividad alguna en este sentido. Conclusi¨®n: Eduardo Zaplana ficha al primero que pasa por la calle con tal de que presuma de defender los intereses valencianos. Con semejantes exigencias la n¨®mina de asesores puede acabar por parecerse a un list¨ªn telef¨®nico.

El segundo aspecto apunta a una cuesti¨®n recurrente en el PP desde que lleg¨® al poder: ser oposici¨®n de la oposici¨®n. El presidente de la Generalitat 'presumi¨®' que determinados pagos a asesores del ex presidente Joan Lerma serv¨ªan para 'financiar al PSOE'. Una acusaci¨®n grave por muy disfrazada que est¨¦ de presunci¨®n de inocencia. Si Eduardo Zaplana tiene indicios de financiaci¨®n irregular del partido socialista debe acudir a los tribunales o callar. El presidente de la Generalitat no puede -no debe- utilizar su cargo institucional para actuar como el presidente del Partido Popular desde la tribuna de las Cortes Valencianas. Confusi¨®n que se produce mucho m¨¢s a menudo de lo que ser¨ªa deseable.

La comparecencia ayer del jefe del Ejecutivo valenciano ante las Cortes pone en evidencia el escapismo pol¨ªtico que le caracteriza en los ¨²ltimos tiempos. Lejos de afrontar sus responsabilidades, Zaplana regresa a sus or¨ªgenes, ejerce como oposici¨®n de la oposici¨®n, descalifica a todos los que le critican y rescata del armario de la historia la anti-Espa?a y la conjura judeo-mas¨®nica en su versi¨®n valenciana. Todo un exceso ret¨®rico que no oculta una realidad cada vez m¨¢s evidente: el Gobierno de la Comunidad carece de proyecto a corto plazo, est¨¢ agotado y es incapaz de mantener la iniciativa ante un panorama que ellos mismos han creado con un endeudamiento desbocado y una situaci¨®n internacional que obliga a la austeridad y pone punto final al sue?o eterno. Las ideas se han agotado, vuelve el pasado.