La princesa Soraya muere en Par¨ªs
La princesa Soraya, segunda esposa del sha de Ir¨¢n, Reza Palevi, falleci¨® ayer a los 69 a?os en su casa de Par¨ªs. Soraya Esfandiary hab¨ªa nacido en la legendaria Ispahan el 22 de junio de 1932. Su mestizaje le dej¨® la impronta de su seductora belleza: hija de madre alemana, Eva Karl, y padre oriundo de la tribu de los bajtiaris (poderosos se?ores que entonces controlaban gran parte del petr¨®leo de Ir¨¢n), el pr¨ªncipe Jalil.
Soraya contrajo matrimonio en 1951 con el sha. Seis a?os despu¨¦s, al no tener descendencia, fue repudiada por el monarca. Entonces vino un a?o oscuro en oscuros y sellados salones imperiales hasta que se le permiti¨® abandonar el pa¨ªs para siempre hacia un exilio dorado: Par¨ªs y el resto del mundo occidental, que conoc¨ªa a la perfecci¨®n.
El sha conoci¨® a Soraya tal como Enrique VIII a algunas de sus mujeres: a trav¨¦s de un retrato. Soraya ten¨ªa 19 a?os y fue elegida en una fotograf¨ªa donde el centro de atenci¨®n ya eran sus ojos, aunque entonces todav¨ªa no hab¨ªa alcanzado el apelativo con que la bautiz¨® la prensa rosa de todo el mundo: 'la princesa de los ojos tristes'. Pero tristeza poca. Soraya, una vez repudiada, fue cortejada por magnates millonarios, actores de cine y arist¨®cratas con pedigr¨ª. El primero en pretenderla, una vez destronada, fue otro rey exiliado: Faruk de Egipto.
Asidua de las fiestas veraniegas de la Costa Azul y M¨®naco, a partir de los a?os sesenta comenz¨® a visitar Mallorca y Marbella. Ya en julio de 1978 se publicaba que pagaba un mill¨®n de pesetas por un mes de alquiler en un exclusivo chal¨¦ y que se la pod¨ªa ver noche tras noche en las discotecas habituales de la jet. Antes hab¨ªa intentado carrera en el cine. Dino de Laurentiis produjo Tres caras de mujer, que fue un fracaso. Se cuenta que el sha orden¨® a sus servicios no tan secretos que destruyeran todas las copias del filme.
La vida de Soraya se convirti¨® desde su temprana juventud en un cuento a veces de hadas, a veces de misterio. Viaj¨® al exilio de Roma con el sha en 1954, y volvieron a Ir¨¢n un a?o despu¨¦s. El regreso no fue exactamente triunfante. En palacio, y fuera de ¨¦l, las cosas no iban bien. Cuando lleg¨® a la sede imperial de Teher¨¢n, Soraya volvi¨® a cambiar la decoraci¨®n, pero ya hab¨ªa rumores sobre la ausencia de heredero. Un consejo de sabios dictamin¨® que, o aceptaba una segunda esposa f¨¦rtil o deb¨ªa irse. Y la echaron.
Su leyenda era tambi¨¦n la de sus joyas. Cuando en 1979 Jomeini publica una lista de condenados a muerte en rebeld¨ªa encabezada por el sha y su siguiente esposa, Farah Diba, Soraya no aparece inscrita. Se rumore¨® que, a cambio, la princesa de los ojos tristes hab¨ªa devuelto a Ir¨¢n sus famosas gemas. En sus memorias, El palacio de las soledades, elude elegantemente el tema. No as¨ª al referirse a su dolor por la p¨¦rdida del ¨²nico amante que reconoci¨®, el cineasta Franco Indovina, muerto en un accidente a¨¦reo. Ayer, la mujer de la limpieza la encontr¨® ya inerte y sola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.