El m¨¢s dulce de los sue?os
Una tarde de oto?o y una mujer sola en casa. En su ¨¢nimo, la ligereza que le trajeron un telegrama y unas cartas. Actriz y periodista cansada de todo y de todos, est¨¢ deseando tomarse un respiro, disfrutar y pensar en s¨ª misma. As¨ª comienza la nueva novela de la escritora brit¨¢nica nacida en Zimbabue, galardonada con el ¨²ltimo Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras.
Qu¨¦ cansada estaba de todos los problemas, de las almas magulladas
Era oto?o, empezaba a anochecer, y la calle era un escenario de lucecitas amarillas que suger¨ªan im¨¢genes de intimidad y de gente que ya se hab¨ªa recogido para el invierno. Detr¨¢s de ella la habitaci¨®n se iba llenando de una oscuridad fr¨ªa, pero nada pod¨ªa desalentarla: estaba flotando, alta como una nube de verano, feliz como un ni?o que acaba de aprender a andar. La raz¨®n de esta inusitada ligereza de alma era un telegrama de su ex marido, Johnny Lennox -el camarada Johnny- que hab¨ªa recibido tres d¨ªas antes. FIRMADO CONTRATO PARA PEL?CULA FIDEL TODOS TUS PAGOS ATRASADOS Y PRESENTES EL DOMINGO. Hoy era domingo. Lo de 'todos los pagos atrasados' se hab¨ªa debido, ella lo sab¨ªa, a algo parecido a aquella fiebre de euforia que ella sent¨ªa ahora: no cab¨ªa plantearse que ¨¦l fuera a pagar 'todo', que deb¨ªa sumar ya tal cantidad de dinero que ella hab¨ªa dejado de molestarse en llevar la cuenta. Pero seguramente ¨¦l esperaba una gran suma para mostrarse tan confiado. Aqu¨ª la alcanz¨® un peque?o soplo, ?aprensi¨®n? La confianza era su -no, no deb¨ªa decir especialidad- a pesar de que ella se hab¨ªa sentido as¨ª a menudo a lo largo de su vida, pero ?pod¨ªa recordarle a ¨¦l sobrepasado alguna vez por las circunstancias, o siquiera desconcertado?
En el escritorio que hab¨ªa tras ella yac¨ªan dos cartas, una junto a la otra, como una lecci¨®n sobre las dram¨¢ticas yuxtaposiciones que a pesar de ser improbables son tan frecuentes en la vida. Una de ellas le ofrec¨ªa un papel en una obra. Frances Lennox era una actriz menor, estable, de fiar, y nunca le hab¨ªan pedido nada m¨¢s. Este papel era para una obra nueva, brillante, un di¨¢logo, y el papel masculino lo iba a hacer Tony Wilde que hasta entonces hab¨ªa parecido estar tan por encima de ella que jam¨¢s habr¨ªa tenido la ambici¨®n de pensar que su nombre y el de ¨¦l pudieran estar uno junto a otro en un cartel. Y ¨¦l hab¨ªa pedido que se le ofreciese a ella el papel. Dos a?os antes hab¨ªan actuado en la misma obra, ella como siempre en un servicial papel secundario. Al final de una corta temporada -la obra no hab¨ªa sido un ¨¦xito- ella hab¨ªa o¨ªdo en la noche del cierre cuando iban y ven¨ªan seg¨²n se les llamaba a escena: 'Bien hecho, ha estado muy bien'. Sonrisas del Olimpo, es lo que ella hab¨ªa pensado, aunque sab¨ªa que ¨¦l hab¨ªa dado se?ales de estar interesado en ella. Pero ahora se contemplaba a s¨ª misma estallar en toda clase de sue?os febriles, que no es que la tomasen exactamente por sorpresa, dado que ella sab¨ªa muy bien lo acorazada que estaba, lo bien que manten¨ªa bajo control su yo er¨®tico, pero no pod¨ªa evitar imaginar su capacidad para la diversi¨®n (supon¨ªa que ?segu¨ªa teni¨¦ndola?) e incluso para el disfrute insensato, si le daban ocasi¨®n, mientras demostraba al mismo tiempo lo que pod¨ªa hacer en escena, si le daban la oportunidad. Pero no ganar¨ªa mucho dinero en un teatro peque?o y con una obra que era una apuesta. Sin el telegrama de Johnny no podr¨ªa haberse permitido decir que s¨ª.
La otra carta le ofrec¨ªa un puesto en un consultorio sentimental (el nombre estaba a¨²n sin decidir) en The Defender, bien pagado, y seguro. Esto podr¨ªa ser una continuaci¨®n de la otra faceta de su vida profesional de periodista independiente, que era su forma de ganar dinero.
Hab¨ªa estado escribiendo durante a?os sobre toda clase de cosas. Empez¨® haciendo sus primeros pinitos en peri¨®dicos locales y folletos, en cualquier sitio donde le dieran algo de dinero. Luego se encontr¨® haciendo investigaci¨®n para art¨ªculos serios, que aparec¨ªan en los peri¨®dicos nacionales. Se hab¨ªa hecho un nombre por sus art¨ªculos s¨®lidos y equilibrados que a menudo proyectaban una luz nueva e inesperada sobre una escena actual.
Lo har¨ªa bien. ?Para qu¨¦ la hab¨ªa preparado si no su experiencia, m¨¢s que para poder mirar fr¨ªamente los problemas de los dem¨¢s? Pero decir que s¨ª a aquel trabajo no le supondr¨ªa ning¨²n placer, ninguna sensaci¨®n de estar probando nuevas alas. M¨¢s bien tendr¨ªa que cuadrar sus hombros con esa rigidez interna que da la determinaci¨®n y que es como un bostezo reprimido.
Qu¨¦ cansada estaba de todos los problemas, de las almas magulladas, de los ni?os desamparados, qu¨¦ maravilloso ser¨ªa decir: 'Bueno, ahora os vais a cuidar solos un poquito porque yo voy a estar en el teatro todas las tardes y tambi¨¦n la mayor parte del d¨ªa'. (Aqu¨ª hab¨ªa otro codazo fr¨ªo: ?has perdido la raz¨®n? S¨ª, y estaba disfrutando de cada minuto).
El m¨¢s dulce de los sue?os, editada por Ediciones B.
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