Araomai
Sin demasiada alharaca, a la chita callando, han colgado en la Red el primer diario electr¨®nico en valenciano. Y no por nada el tema inaugural que confronta la opini¨®n de un triunvirato de ilustres colaboradores lleva el ep¨ªgrafe 'Internet'. Joan Dol? reivindica la charla bajo la parra, abomina de la 'telara?a' (instrumento de mercaderes) y sentencia que estamos ante un artefacto in¨²til, desproporcionado e inmoral.
M¨¢s atemperado, Rafa Arnal, desde una ¨®ptica cincuentona que acepta a rega?adientes cierta necesidad de inmersi¨®n, no deja de avisar que su uso del ciberespacio tiene un car¨¢cter progresista, internacionalista, adobado al menos con medio kilo de materialismo hist¨®rico.
El tercero en raya es Toni Moll¨¤, muy en soci¨®logo al interpretar que la Red es la met¨¢fora, tan antigua como la misma sociedad. Y que la elecci¨®n en su seno 'nos abrir¨¢ nuevas formas de relaci¨®n que implicar¨¢n nuevos valores y nuevas mentalidades donde la jerarqu¨ªa seremos nosotros mismos'.
Final y definitivamente, Francesc Bayarri tambi¨¦n escribe sobre el asunto para certificar que 'Internet estaba ah¨ª' y concluir que 'todo vale'. Pocas palabras, y sin tinta, han bastado a uno de los presuntos implicados para explicar perfectamente las razones de la opci¨®n virtual para un medio de comunicaci¨®n, diario y valenciano, que en soporte de papel no hubiera sido posible por razones obvias.
www.araomai.com es fruto de este empe?o coral sin liderazgo aparente, hijo de un grupo de periodistas y otras especies afines que no parecen haber escarmentado despu¨¦s de participar en unas cuantas experiencias voluntariosas pero fracasadas, o que resisten en los kioscos recluidas en el ¨¢mbito de lo minoritario. Porque cada aventura comunicativa que haya aspirado a su cuota de mercado lector fuera de las grandes cabeceras o cadenas, a usar la lengua, o a escapar de controles pol¨ªticos y econ¨®micos, ha acabado como un helecho abonado con sal.
Ahora o nunca. Se nos presenta por la v¨ªa del apremio: su propio t¨ªtulo sugiere situaci¨®n apurada, ¨²ltimo tren. Pero es libre como el viento, y reconforta que en estos tiempos oscuros queden profesionales animosos que se obstinan en no escribir al dictado.
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