Vallecas no es Old Trafford
El Rayo derrota al Deportivo, que jug¨® mal y pag¨® un grave error de Djalminha
Si el f¨²tbol tiene algo de simb¨®lico, que lo tiene, vienen malos tiempos para Djalminha, cuyo error en el segundo gol del Rayo lo pag¨® el Deportivo con la derrota. As¨ª de cruel es el juego, porque Djalminha era m¨¢s necesario que ning¨²n otro jugador para su equipo.
RAYO VALLECANO 2| DEPORTIVO 1
Rayo Vallecano: Lopetegui; Corino, De Quintana, Mainz, Graff; Perag¨®n (Alc¨¢zar, m. 91), Helder, Pablo Sanz, Arteaga; Glaucio (Roy, m. 84) y Bolic (Bolo, m. 88). Deportivo: Nuno; H¨¦ctor, C¨¦sar (Emerson, m. 80), Donato, Romero; V¨ªctor, Sergio, Duscher (Djalminha, m. 62), Amavisca; Valer¨®n y Trist¨¢n (Pandiani, m. 60). Goles: 1-0. M. 47. Bolic penetra en el ¨¢rea, remata y el bal¨®n pasa entre las piernas de Nuno. 1-1. M 65. Pandiani concluye en la boca de gol un centro de V¨ªctor desde la derecha. 2-1. M. 70. Glaucio finaliza un contraataque con un disparo raso y colocado ante la salida del portero deportivista. Arbitro: Medina Cantalejo. Mostr¨® tarjeta amarilla a Graff por el Rayo Vallecano, y a C¨¦sar por el Deportivo. Unos 11.000 espectadores en el campo Teresa Rivero de Madrid.
Por la clase de partido que sali¨®, el l¨ªder no pod¨ªa entrar a un intercambio de golpes, circunstancia que favoreci¨® al Rayo Vallecano durante todo el primer tiempo. El aislamiento de Valer¨®n parec¨ªa tan evidente que s¨®lo la presencia de Djalminha pod¨ªa aliviarle. Y algo de eso ocurri¨®: empat¨® el Deportivo y se pens¨® en su victoria. Pero el f¨²tbol es juguet¨®n. En vez de servir como aliado de Djalminha, le liquid¨® en un error que no le ayudar¨¢ en la pol¨¦mica que se ha abierto.
Ahora que al Deportivo le ha dado por asombrar en San Siro o en Old Trafford, bajar a escenarios tan terrenales como Vallecas le resultan un fastidio. Durante todo el partido se sinti¨® inc¨®modo, sin soluciones para superar el tenaz acoso del Rayo, que utiliz¨® las peque?as dimensiones del campo como aliado muy eficaz. Convirti¨® en m¨ªnimos los escasos espacios que procura Vallecas. Lo hizo con una presi¨®n insistente sobre todos y cada uno de los jugadores del Deportivo, enredados en un academicismo bastante superficial. A estas alturas, el equipo gallego conoce perfectamente cu¨¢l es su posici¨®n en la escala social del f¨²tbol y le disgusta embarrarse en el cuerpo a cuerpo con rivales que est¨¢n a una distancia sideral. Cuando quiso meterse en harina, se encontr¨® con el Rayo defendiendo la ventaja que cobr¨® con el gol de Bolic. Por si acaso, el tanto aument¨® las dudas sobre Nuno, portero para los fot¨®grafos que fracasa en lo b¨¢sico, o as¨ª ocurri¨® en Vallecas. Aunque el remate de Bolic era violento, el bal¨®n le pas¨® entre las piernas.
Hubo varios jugadores del Deportivo que dimitieron. No apareci¨® ninguno de los creativos, ni tampoco se vio actividad por los lados, donde V¨ªctor y Amavisca pasaron desapercibidos. Hab¨ªa inter¨¦s por ver a Trist¨¢n y Valer¨®n, los dos futbolistas del momento en Espa?a. El corte del encuentro no favoreci¨® a Valer¨®n, cuyo peso fue insignificante. Siempre hab¨ªa una pierna por medio, un empuj¨®n, dos jugadores del Rayo cerrando el paso, como no pod¨ªa ser de otra forma. Poco despu¨¦s del arranque del partido, qued¨® claro que Valer¨®n necesitaba ayuda, y no de la forma convencional. El dibujo del Deportivo se quedaba demasiado plano para las necesidades del equipo, menos obligado a contener con dos pivotes que a provocar expectativas en la zona defensiva del Rayo. Como las estrecheces del campo animan a un f¨²tbol poco convencional, el Deportivo debi¨® privilegiar soluciones poco habituales, como eliminar un medio centro a favor de Djalminha. Con Valer¨®n y Djalminha cab¨ªa la expectativa de lo diferente en un duelo complicado para el l¨ªder.
No hubo otro primer tiempo que el protagonizado por el Rayo, si por ello se entiende que jug¨® el partido que quer¨ªa. Su presi¨®n tuvo un efecto disuasorio sobre el Deportivo, poco dispuesto a aceptar las condiciones de su adversario. De esa manera el Rayo comenz¨® a conquistar poder: primero defendi¨¦ndose, despu¨¦s con pelotazos. Todo le ven¨ªa bien: el saque largo de Lopetegui hasta el ¨¢rea de Nuno, un c¨®rner, un saque de banda, una falta. La cuesti¨®n pasaba por poner la pelota cerca de la porter¨ªa y sacar al Deportivo del encuentro. El tramo final del primer tiempo signific¨® en este aspecto un triunfo del Rayo, que hasta se permiti¨® algo de sal¨®n.
Antes de que el l¨ªder pudiera ofrecer alguna alternativa, recibi¨® el primer gol. Al Rayo le provoc¨® tanta euforia que estuvo a punto de salirse de su estricto gui¨®n. Sali¨® varias veces al ataque, descuid¨® las tareas defensivas y permiti¨® un duelo de ida y vuelta que naturalmente beneficiaba al Deportivo. En esos momentos, Irureta tom¨® la decisi¨®n de sustituir a Duscher por Djalminha. El cambio tuvo un efecto inmediato porque el juego se estableci¨® cerca del ¨¢rea local. No pareci¨® extra?o el empate, producido en una de las escasas incursiones por la derecha de V¨ªctor, que envi¨® un centro perfecto, bien interpretado por Pandiani. Sin embargo, las consecuencias del empate no fueron las previstas, y Djalminha no result¨® ajeno a ello. En una jugada de apariencia intrascendente, Djalminha perdi¨® la pelota en una zona cr¨ªtica para su equipo, desarmada frente al contragolpe de Bolic, que enganch¨® r¨¢pidamente con Glaucio. Esta vez Nuno no fall¨®. El remate con la zurda fue perfecto. En el alboroto final, el Rayo no concedi¨® oportunidades al Deportivo, poco acostumbrado en los ¨²ltimos tiempos a manejarse en partidos de esta clase: no siempre se juega por la gloria, no siempre se juega en Old Trafford.
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