Las cuentas p¨²blicas, demediadas
LA CIENCIA POL?TICA nos debe explicaciones sobre por qu¨¦ se gobierna peor con mayor¨ªa absoluta que en condiciones precarias de apoyo parlamentario. La realidad es que la actual legislatura est¨¢ siendo un desastre para el Partido Popular, y uno de los sectores donde m¨¢s se nota es en la pol¨ªtica econ¨®mica. La presentaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado para 2002 ha sido una burla para el Parlamento y para los ciudadanos. Es cierto que en la era de la globalizaci¨®n las cuentas p¨²blicas nacionales no tienen la exclusividad de anta?o como herramienta de la gobernaci¨®n econ¨®mica, pero siguen siendo centrales para conocer la ideolog¨ªa con la que se administra un pa¨ªs. En las tripas del presupuesto est¨¢n las diferencias entre unos partidos y otros, y la medici¨®n de la eficacia del Ejecutivo. Con los presentados no hay forma de concretar ni lo uno ni lo otro.
?Cu¨¢l es el nivel real de d¨¦ficit p¨²blico, no s¨®lo del presupuestario? ?Cu¨¢l es la situaci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica, toda vez que lo realizado hasta agosto no llega al 30% de lo programado? ?Cu¨¢les son las prioridades?
El debate parlamentario del presupuesto ha sido hasta ahora una pugna demediada, fundamentalmente por tres motivos: por la ausencia de la tribuna del Congreso del presidente del Gobierno (o, en su defecto, del principal responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica) en la descripci¨®n de sus l¨ªneas pol¨ªticas centrales. Pero tambi¨¦n por los novillos hechos por el l¨ªder de la oposici¨®n, Rodr¨ªguez Zapatero, que, por unas causas u otras, todav¨ªa permanece in¨¦dito en las grandes citas parlamentarias. En segundo lugar, porque los documentos presentados por un ministro t¨¦cnico, como es Crist¨®bal Montoro, son opacos, imposibles de comparar con los de ejercicios anteriores, en una nueva demostraci¨®n de c¨®mo este Ejecutivo oculta la informaci¨®n en beneficio de la propaganda. Por ¨²ltimo, porque el cuadro macroecon¨®mico en el que se contextualizan los presupuestos es sencillamente incre¨ªble. Ni siquiera el Instituto de Estudios Econ¨®micos, tink thank de la patronal, que suele ser el brazo armado de la pol¨ªtica econ¨®mica del PP por su falta de distanciamiento y la ausencia de cr¨ªticas a la misma (Montoro fue su anterior director), se lo ha llegado a creer en esta ocasi¨®n.
Frente a esta situaci¨®n, el discurso de Jordi Sevilla, portavoz parlamentario socialista, no particip¨® de esa desmovilizadora levedad que ¨²ltimamente aqueja a la oposici¨®n en casi todas sus manifestaciones (el papel ensimismado de esa oposici¨®n en el pacto de los cargos institucionales de la justicia ha bordeado el rid¨ªculo), sino que plante¨® cr¨ªticas centrales para la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola ante la situaci¨®n de estancamiento, y los efectos sobre el consumo y la inversi¨®n de los atentados terroristas del 11 de septiembre y el posterior conflicto b¨¦lico. Por ejemplo, frente al dogma del d¨¦ficit cero, la pregunta de cu¨¢l es en realidad el nivel de d¨¦ficit p¨²blico de nuestro pa¨ªs, dado que cada vez hay m¨¢s partidas que se sacan del presupuesto, que no tienen control, y cuyo monto es casi imposible de cuantificar. Esto es, el uso de la contabilidad creativa a palas. Sevilla se pregunt¨® tambi¨¦n acerca de lo que cualquiera que maneje estos presupuestos se interroga, fuera de la publicidad: ?cu¨¢l es su prioridad?, ?cu¨¢l es el nivel real de inversi¨®n p¨²blica, m¨¢xime teniendo en cuenta que a 31 de agosto de este a?o el Gobierno s¨®lo hab¨ªa realizado el 28% del total de las inversiones programadas para 2001?
Hay dos aspectos verdaderamente lacerantes en los presupuestos presentados. Frente al autobombo de la sociedad de la informaci¨®n europea, coliderada en la teor¨ªa por el presidente Aznar en el Consejo de Lisboa de la Uni¨®n Europea, el esfuerzo en investigaci¨®n y desarrollo, infraestructura de telecomunicaciones y acceso de la poblaci¨®n a las nuevas tecnolog¨ªas es desmoralizador. En segundo lugar, una contradicci¨®n blairiana: ante el incremento de la delincuencia y los cambios que se est¨¢n produciendo de la mano de bandas organizadas, estos presupuestos reducen en t¨¦rminos reales el dinero destinado a seguridad ciudadana.
No se entiende nada.
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