Miles de paquistan¨ªes parten hacia la frontera afgana para apoyar a los talibanes
El hermano de Abdul Haq asegura que los servicios secretos de Pakist¨¢n est¨¢n detr¨¢s de su muerte
'Es una frontera muy extensa, si pudi¨¦ramos sellarla, hace tiempo que habr¨ªamos frenado la entrada de drogas y armas a nuestro pa¨ªs', reconoci¨® ayer el general de brigada Mohamed Yaqub al ser preguntado por los voluntarios paquistan¨ªes que cruzan a Afganist¨¢n para unirse a los talibanes. En la zona controlada por la Alianza del Norte, Haji Qadim asegura estar convencido de que la captura en la madrugada del viernes de su hermano, Abdul Haq, y su inmediata ejecuci¨®n por los talibanes, se debi¨® a un soplo de los servicios secretos paquistan¨ªes.
Desde el inicio de los bombardeos, los partidos islamistas han abierto centros de reclutamiento y anunciado que iban a unirse a la yihad. Cerca de 5.000 se encontraban acampados anoche en Timargarha para atravesar hoy la l¨ªnea de demarcaci¨®n. Armados con rifles de asalto, ametralladoras, lanzacohetes o simplemente dagas y espadas, los simpatizantes talibanes respond¨ªan as¨ª al llamamiento que les hizo Sufi Mohamed, director de una madraza en la vecina Madyan. Ambas localidades se encuentran en una de las siete ¨¢reas tribales de la provincia de la Frontera Noroccidental, unas regiones semiaut¨®nomas en las que el control del Gobierno central es limitado.
Es m¨¢s un gesto simb¨®lico que otra cosa. Anoche no estaba claro que los voluntarios fueran a poder atravesar la frontera y los grupos que se iban dando cita en Timargarha optaron por acampar. El ministro paquistan¨ª del Interior, Moinuddin Haider, advirti¨® el jueves de que cualquier persona armada que intente cruzar a Afganist¨¢n ser¨ªa detenida. Ese mismo d¨ªa, un portavoz de Exteriores dijo que Islamabad hab¨ªa pedido a Kabul que no dejara que ciudadanos paquistan¨ªes se unieran a la yihad.
De hecho, el embajador talib¨¢n en Pakist¨¢n, Abdul Salam Zaif, ya hab¨ªa dado a entender a principios de semana que el asunto les planteaba dificultades log¨ªsticas. 'No les necesitamos', dijo Zaif antes de reconocer que 'han llegado algunos'. A pesar de los grandilocuentes llamamientos iniciales, los talibanes no se encuentran en condiciones de facilitar alimentos, agua y comida a esos reclutas espont¨¢neos. Por otro lado, tienen el temor de que entre los voluntarios se puedan colar posibles esp¨ªas.
En otro escenario de la misma guerra, en la zona afgana controlada por la Alianza del Norte, no son pocos los que piensan que a Abdul Haq lo asesinaron por un soplo de los servicios secretos paquistan¨ªes. 'Pakist¨¢n cre¨® al monstruo; existe gente dentro del r¨¦gimen poco interesada en su derrota; son los ¨²nicos que conoc¨ªan el plan de introducir a Haq entre las l¨ªneas enemigas. Es dif¨ªcil de comprender c¨®mo una baza tan importante para Estados Unidos pudo entrar sin suficiente protecci¨®n', asegura una fuente.
La r¨¦plica norteamericana a la muerte de Haq ha sido fulminante. Kabul sufri¨® ayer los bombardeos m¨¢s intensos desde el comienzo de la operaci¨®n Libertad Duradera. Por la carretera que une Charikar y la base a¨¦rea de Bagram, una cu?a en la que la artiller¨ªa talib¨¢n controla las colinas al norte y parte de la llanura de Shomal¨ª, al sur, caminaban decenas de muyahidin armados en direcci¨®n a los frentes. El rugido de los aviones, volando a miles de metros, era constante. Seis o siete columnas de humo se levantaban por la ma?ana en los alrededores de Bagram, donde se agazapan los voluntarios cachemiros. Pero no hay avance alguno por tierra.
Cr¨ªtica a Washington
En la casa de Jamei Haji Almas, de 42 a?os, jefe del frente de Rabat, el m¨¢s importante, junto a Bagram, reina la calma. Almas, el ¨²nico comandante al que Ahmed Masud abrazaba en p¨²blico, es cauto y evita la cr¨ªtica directa a Washington: 'No conozco cu¨¢l es su plan militar', pero despu¨¦s se?ala sin dudar a Pakist¨¢n como el origen de los problemas de Afganist¨¢n. 'Ellos son los que han creado al r¨¦gimen terrorista y resulta raro que Estados Unidos les otorgue ahora un papel tan importante'. El comandante Rademudin, que manda en el frente de Sinjeddarah, es rotundo: 'Para combatir el terrorismo, los americanos no pueden apoyarse en la mano que lo alimenta'.
Anoche, Estados Unidos podr¨ªa haber cometido otro 'error humano'. Diez civiles habr¨ªan muerto al caer por error una bomba estadounidense sobre un pueblo controlado por los antitalibanes, inform¨® una fuente m¨¦dica.
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