La 'Poscatalu?a'
Una vez pasadas las cr¨®nicas digamos deportivas de la moci¨®n de censura presentada por Maragall -resultados, marcadores, alineaciones, clasificaciones, ganadores y perdedores-, puede llegar la hora de analizar los aspectos m¨¢s ideol¨®gicos del discurso del candidato socialista. Si me permiten una primera interpretaci¨®n -de momento, descriptiva-, yo dir¨ªa que fue un discurso instalado en el pos. En el pospujolismo, l¨®gicamente. Pero tambi¨¦n en el posnacionalismo y en el posocialismo.
Posnacionalismo, por descontado. Maragall hace, es indudable, un discurso catalanista. Pero hace tambi¨¦n un discurso posnacionalista: viene a decir que la reivindicaci¨®n nacionalista pudo tener sentido en el pasado, en el principio de la transici¨®n, perdona a Pujol su d¨¨ria nacionalista como fruto de aquellos tiempos, pero para ¨¦l todo esto es pasado. Se trata de sentirse desacomplejadamente espa?oles -la palabra Espa?a fue una de las m¨¢s pronunciadas en su discurso, aunque no de las m¨¢s escritas- y de considerar que la vieja reivindicaci¨®n identitaria, el viejo sue?o nacional est¨¢ ya cumplido. Para Maragall, aqu¨ª no hay tema. Ni para bien ni para mal, ni para avanzar ni para retroceder. El viejo eje de la pol¨ªtica catalana entre nacionalistas catalanes y nacionalistas espa?oles ha quedado superado. Estamos en el posnacionalismo.
El discurso de Maragall en la moci¨®n de censura se plante¨® en clave 'pos': posnacionalista, posocialista, incluso posliberal y posocialdem¨®crata. Pero para que encajara har¨ªa falta una 'Poscatalu?a'
Pero tambi¨¦n posocialismo. El discurso de Maragall tuvo tintes liberales a ratos, pero se movi¨® en conjunto en un terreno de aparente neutralidad ideol¨®gica. Parec¨ªa garantizar a los empresarios catalanes que un cambio hipot¨¦tico no supondr¨ªa ning¨²n riesgo a?adido, que har¨ªan mejor lo que hab¨ªa intentado hacer Pujol, pero que en definitiva har¨ªan lo mismo. No fue un discurso socialista ni un discurso, en general, de izquierda. No tuvo m¨¢s tinte social -m¨¢s bien menos- del que puede tener el discurso de Pujol o el de la democracia cristiana. Un discurso de orden, incluso de orden p¨²blico, y centrista en lo econ¨®mico y social. Tampoco un discurso conservador o de derecha tradicional. Tambi¨¦n en este eje, en el eje izquierda-derecha, un discurso pos, un discurso instalado en la idea de que ciertos debates son viejos y superados.
Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz dijo en alg¨²n momento de su intervenci¨®n que Maragall se escoraba hacia la izquierda y hacia el nacionalismo. Se deb¨ªa de referir a su pol¨ªtica de alianzas, pero no a su propuesta. O hab¨ªa otro error de perspectiva: al no ser ni antinacionalista ni antisocialista, el dirigente del PP, que s¨ª lo es, lo consider¨® muy alejado de sus posiciones. Pero no lo estaba por nacionalista ni por socialista, sino por pos. Por jugar en otro terreno de juego, por intentar inventar otro terreno de juego.
Pero si el discurso de Maragall daba por superado el eje nacionalismo-no nacionalismo o el eje derecha-izquierda, ?en qu¨¦ terrreno de juego pretend¨ªa jugar? Fundamentalmente en el de la gesti¨®n de las cosas. Pos significa tambi¨¦n nuevo. La novedad como m¨¢xima virtud. Y una competici¨®n entre gestores: yo negociar¨ªa mejor que t¨², yo gestionar¨ªa mejor que t¨², yo ser¨ªa m¨¢s simp¨¢tico que t¨². Superados los dos grandes ejes ideol¨®gicos, consider¨¢ndolos anticuados, d¨¨ries que corresponden a otros tiempos, ¨¦ste es el terreno que le queda a la pol¨ªtica.
Y aqu¨ª -pasando de la descripci¨®n a la opini¨®n- es donde me parece que Maragall se equivoc¨® estrat¨¦gicamente. Yo no s¨¦ si este horizonte del posnacionalismo o del posocialismo es deseable. Intuyo que no. Pero en cualquier caso, no creo que lo hayamos alcanzado. En otras palabras, no creo que los catalanes, la poblaci¨®n, el electorado catal¨¢n, consideren que el debate nacional ni el debate social sean cosas viejas y ya superadas, incapaces de movilizarles y de hacerles vibrar, mientras que el debate emergente y de futuro sea el de la gesti¨®n, el de la pol¨ªtica de las cosas. Que es muy importante, sin duda, pero que adquiere su sentido dentro del debate ideol¨®gico, no fuera. Entiendo que Maragall -y quien sea, la misma Converg¨¨ncia i Uni¨®- hagan una propuesta pospujolista. Pero para hacer una propuesta posnacionalista y posocialista -o posliberal, oposdem¨®cratacristiana, o posocialdem¨®crata- har¨ªa falta que estuvi¨¦semos en una especie de Poscatalu?a. Y yo no la veo.
Vicen? Villatoro es escritor y diputado por CiU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.