El Alav¨¦s contin¨²a tirando de Coloccini

Libre indirecto, escorado en la banda izquierda, la zona natural de Pablo. Coloccini se queda en su parcela mientras la UD Las Palmas env¨ªa a todos sus jugadores a defender en el ¨¢rea. Pablo se agacha para colocar el bal¨®n y Coloccini, en su propia ¨¢rea, mira a los costados, no ve a nadie y avanza con desgana hacia la rival. 'Si ellos bajan, yo subo', debi¨® de pensar el joven argentino, que vio c¨®mo T¨¦llez, su pareja defensiva, tambi¨¦n tiraba hacia arriba. Llega al trantr¨¢n y busca el punto de penalti. Pablo le ve y no lo duda: 'El bal¨®n, al de los rizos amarillos', debi¨® de pensar sin asomo de duda. No en vano Coloccini ya le hab¨ªa hecho dos goles la semana anterior al Valladolid. Y Coloccini, con la naturalidad de un acreditado rematador, cabecea a la red. Desde que el central argentino se elev¨® del suelo ol¨ªa a gol. ?Y pensar que si se hubiera quedado un delantero del equipo canario en posici¨®n adelantada Coloccini no habr¨ªa subido al remate!

Pues ese instante es la fotograf¨ªa del partido. La UD Las Palmas hab¨ªa salido con la marcha atr¨¢s puesta, defendiendo cada cent¨ªmetro de su campo y condenando a Orlando a una batalla sin futuro. Cuando el Alav¨¦s tuvo su primera oportunidad, el equipo canario ejecut¨® la t¨¢ctica del murci¨¦lago, todos colgados del larguero, y eso procur¨® curiosamente el gol de Coloccini.

En el otro costado de la fotograf¨ªa, el Alav¨¦s se ofusc¨® en la t¨¢ctica. Man¨¦ cambio de esquema treinta veces, los jugadores cambiaban de lugar cada quince minutos... Todo in¨²til. El partido naci¨® atascado y muri¨® en la ca?er¨ªa. Sin ocasiones relumbrantes, pleno de emotividad y lleno de rutina, es decir con las ¨¢reas intactas. La del Alav¨¦s, por la racaner¨ªa de la UD Las Palmas hasta que V¨¢zquez se la jug¨® con el joven Rub¨¦n, tan revoltoso y descarado como individualista; la de la UD Las Palmas, por la abulia de Rub¨¦n Navarro y la falta de efectivos en el ataque. Vamos, que cada cual atacaba con lo justo, sin arriesgar un futbolista de m¨¢s. As¨ª que el Alav¨¦s se despidi¨® con el gol de Coloccini y un tiro de Jordi Cruyff, que repeli¨® Nacho Gonz¨¢lez en un acto reflejo y la UD Las Palmas se march¨® de Vitoria con un disparo de Rub¨¦n, muy alto; un cabezazo de Eloy y una petici¨®n de penalti, por mano de Turiel, ya en la prolongaci¨®n. Poco resultado para tanto esfuerzo en el campo y el banquillo. Porque, en realidad, no pas¨® nada que no fuera el cabezazo de Coloccini, m¨¢s especialista que nunca.