El arma del desarrollo
Hay m¨¢s de una forma de combatir el terrorismo. Se puede intentar bombardearlo hasta la muerte, o intentar reducir su base social, el n¨²mero de simpatizantes, sac¨¢ndola de la pobreza. Es dif¨ªcil decir con certeza qu¨¦ m¨¦todo es el m¨¢s eficaz a largo plazo; pero s¨ª es f¨¢cil se?alar cu¨¢l es el m¨¢s humano.
Por esta y otras razones tenemos que ser m¨¢s sensibles respecto de la ¨ªntima relaci¨®n que hay entre la econom¨ªa y la seguridad mundiales. Cuando uno de los altos cargos de la Administraci¨®n de Bush -que presionaba para que se concediese poder para actuar 'por la v¨ªa r¨¢pida' al presidente- vincul¨® la liberalizaci¨®n comercial a la campa?a contra el terrorismo, los dem¨®cratas del Congreso, reacios a ceder ese poder al Ejecutivo, le acusaron de envolver el asunto en la bandera antiterrorista. ?Insinuaba, dijeron, que oponerse al libre comercio y a la globalizaci¨®n ayudar¨ªa de alguna manera a los terroristas?
Ciertamente, el vendedor Robert Zoelick, principal representante de Comercio estadounidense, un cargo gubernativo, actuaba con oportunismo. Pero lo que dijo merec¨ªa realmente ser dicho. Si el terrorismo se alimenta, efectivamente, del caldo de cultivo de la pobreza, entonces, a la larga, el desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses golpeados por la pobreza podr¨ªa resultar al menos tan eficaz para contener el terrorismo como los m¨¦todos militares. Con bastante raz¨®n, el presidente Bush, en un discurso antiterrorista pronunciado en California la semana pasada, incluy¨® una alusi¨®n a la necesidad de 'fomentar el comercio'.
Ciertamente, los enemigos de la globalizaci¨®n se quejan de que el proceso, acelerado por la disminuci¨®n de las barreras comerciales, profundiza la l¨ªnea divisoria entre ricos y pobres; es necesario abordar este problema vital. Pero es dif¨ªcil imaginar c¨®mo lugares econ¨®micamente hundidos como Afganist¨¢n o Palestina pueden reducir la pobreza y aumentar su nivel de vida sin abrir su mercado y comenzar a exportar algo m¨¢s que terrorismo. La correlaci¨®n entre comercio internacional y desarrollo econ¨®mico interno global est¨¢ simplemente fuera de discusi¨®n.
Por el contrario, las econom¨ªas cerradas, que intentan subsistir fuera del tejido m¨¢s amplio de la econom¨ªa mundial, se ven abocadas a la derrota. Tomemos el ejemplo de Corea del Norte, que durante d¨¦cadas funcion¨® seg¨²n la filosof¨ªa de la autosuficiencia nacional. Por muy respetable que sea en teor¨ªa, esta filosof¨ªa ha demostrado ser una f¨®rmula de empobrecimiento permanente.
El capitalismo de libre mercado es el peor sistema econ¨®mico posible, si exceptuamos a todos los dem¨¢s. No es casualidad que los terroristas eligieran como blanco las Torres Gemelas del World Trade Center como s¨ªmbolo de la globalizaci¨®n. El desarrollo econ¨®mico vigoroso y competitivo, ya sea en Malaisia o en Manhattan, es la ¨²nica soluci¨®n para las Coreas del Norte, los Afganist¨¢n o las Palestinas del mundo.
Por lo tanto, perdonemos a Zoelick por su inteligente pecado de subirse al tren del antiterrorismo. Lo que dijo es cierto: 'El Congreso tiene ahora que enviar al mundo una se?al inconfundible de que Estados Unidos est¨¢ comprometido con un liderazgo de apertura mundial'. Dar al equipo del presidente m¨¢s poder para negociar acuerdos de apertura de los mercados y disminuci¨®n de aranceles podr¨ªa suponer un oportuno impulso psicol¨®gico, cuando est¨¢ todav¨ªa fresco el horror de las Torres Gemelas, las restricciones impuestas por razones de seguridad a los transportes colectivos y la amenaza del ¨¢ntrax oscureciendo la mente.
Permitir que el terrorismo desv¨ªe el entusiasmo estadounidense hacia una globalizaci¨®n controlada ser¨ªa realmente est¨²pido. Exactamente ahora, cada paso econ¨®mico que Estados Unidos d¨¦ o deje de dar puede resultar crucial, porque la econom¨ªa mundial no est¨¢ bien. Mucho antes del 11 de septiembre, la mayor parte de Asia -excluida China- hab¨ªa ca¨ªdo en la recesi¨®n. Por primera vez en a?os, Taiwan experimentaba dificultades; el programa de reformas de Corea del Sur, en otro tiempo vigoroso, disminu¨ªa su ritmo al mismo tiempo que el auge de su econom¨ªa. Incluso un pa¨ªs tan bien dirigido como Singapur pasa apuros, al igual que Hong Kong.
Pero todav¨ªa peor es la recesi¨®n que golpea a Jap¨®n, a pesar de la popularidad del primer ministro Junichiro Koizumi. 'Jap¨®n va a pasar una mala ¨¦poca', predice William Overholt, el respetado analista de Hong Kong. 'La cuesti¨®n clave para la econom¨ªa mundial es si Estados Unidos podr¨¢ empezar a moverse antes de que Jap¨®n se hunda'. Y el crecimiento europeo se reducir¨¢ todav¨ªa m¨¢s si Estados Unidos entra en una recesi¨®n grave.
Todas las miradas est¨¢n puestas en Estados Unidos, y no s¨®lo por sus bombardeos sobre Afganist¨¢n. ?sta no es solamente una ¨¦poca de crisis de seguridad, sino tambi¨¦n de crisis econ¨®mica. Y Estados Unidos tiene que demostrar mejor su capacidad de liderazgo en ambas ¨¢reas. '?Estar¨¢ el Congreso estadounidense a la altura del reto de promover el modelo de econom¨ªa abierta frente al modelo de econom¨ªa cerrada que ha empobrecido a los Estados nacionales que asociamos con el terrorismo?', pregunta David Hale, de Zurich Financial Services.
Enviar se?ales econ¨®micas equivocadas al mundo en este momento podr¨ªa, a fin de cuentas, hacer da?o a m¨¢s personas que esos espor¨¢dicos ataques con ¨¢ntrax. De una forma extra?a y, por supuesto, no intencionada, los proteccionistas y los terroristas comparten un mismo temor hacia la modernidad. Es necesario enfrentarse a ambos.
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