Natalia Granada expone su visi¨®n de la soledad y la violencia del sexo

Hay tres o cuatro lienzos de gran formato, una veintena de figuras de cer¨¢mica peque?as, rojo sangre, que parecen revestidas de caramelo, un par de bronces que a lo lejos parecen tener un aspecto tranquilo. Enga?an. Lo que ense?an las obras que Natalia Granada expone en la Sala Minerva del C¨ªrculo de Bellas Artes (marqu¨¦s de Casa Riera, 2) hasta el 8 de noviembre es, m¨¢s bien, terror¨ªfico: un hombrecito fornica con una cerda enorme, decenas de salamandras entran en una vagina, otras se meten en el cr¨¢neo de un hombre, varios cerditos se zampan un sexo femenino, animales de especies dudosas nacen en escorzos de alambres retorcidos...

Un mundo de violencia y sexo, de pulsi¨®n y repulsi¨®n, de posesi¨®n a veces grotesca y de intimidad violada late en la muestra ?Cuidado con el perro! Granada (Bogot¨¢, 1967), afincada en Madrid hace una docena de a?os, lo justifica como un reflejo de su percepci¨®n femenina m¨¢s ¨ªntima: 'Es un paseo por los monstruos que est¨¢n detr¨¢s de la puerta'.

'Siento que la mujer es un ser que tiene fecha de caducidad', explica. 'Dura lo que dura su fertilidad, el motor de la vida, y eso es muy dram¨¢tico. El sexo es, en el fondo, soledad, incomunicaci¨®n. Y la mirada del hombre, que me parece bonita, ayuda a que perdure el animal que hay en nosotros'.