Destituir al polic¨ªa

El Partido Popular impuso ayer el peso de su mayor¨ªa en la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el caso Gescartera para cerrar el cap¨ªtulo de comparecencias y convocar el 7 de noviembre una sesi¨®n plenaria para que cada grupo parlamentario presente sus conclusiones. No hay que tener dotes prof¨¦ticas para anticipar que el PP se reafirmar¨¢ en su tesis de que Gescartera es un caso aislado de estafa, en el que ha habido un enga?o a los supervisores -sobre todo a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV)-, y cuyas responsabilidades pol¨ªticas ya est¨¢n pagadas con la dimisi¨®n del secretario de Estado de Hacienda, Enrique Gim¨¦nez-Reyna, y la presidenta de la CNMV, Pilar Valiente. En definitiva, la tesis que sostuvieron el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, y el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, durante sus sonadas comparecencias del lunes. Es m¨¢s que probable tambi¨¦n que el PSOE sostenga que las responsabilidades pol¨ªticas se extienden a los ministros que nombraron a los dimisionarios y que el fraude de 18.000 millones hubiera sido evitable en gran parte si la CNMV hubiera intervenido como propuso el supervisor en 1999.

Muchos ciudadanos -la mayor¨ªa absoluta, seg¨²n el Puls¨®metro de la SER- consideran que las responsabilidades pol¨ªticas del caso alcanzan a los ministros que nombraron a los dos dimisionarios. Resulta dif¨ªcil establecer una doctrina n¨ªtida de responsabilidades pol¨ªticas; entre otras cosas, porque no hay dos casos iguales. El ministro del Interior socialista Antoni Asunci¨®n dimiti¨® de manera fulgurante cuando Luis Rold¨¢n se esfum¨® ante los polic¨ªas que lo vigilaban.

Las actuaciones irregulares de Gim¨¦nez-Reyna abarcan, seg¨²n la principal prueba de cargo -que no es otra que la agenda de su hermana-, a su etapa de director general de Tributos y a la de secretario de Estado de Hacienda. En la primera depend¨ªa de Rato, y en la segunda, de Montoro. Un ministro dif¨ªcilmente puede escabullir su responsabilidad pol¨ªtica cuando alguien tan cercano como un secretario de Estado, que es su hombre de m¨¢xima confianza en la definici¨®n y ejecuci¨®n de su pol¨ªtica fiscal, ha incurrido en actuaciones no ya s¨®lo irregulares, sino presuntamente delictivas.

El caso de Rato y la CNMV es m¨¢s complejo. La Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores es un organismo independiente que no informa de los detalles de su actividad al ministro. Pero, siendo esto cierto, no lo es menos que existen fundados indicios de que el departamento de Econom¨ªa practic¨® una pol¨ªtica de nombramientos nada respetuosa hacia la supuesta independencia de la CNMV. Las designaciones de Pilar Valiente y Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n tuvieron como efecto la neutralizaci¨®n del presidente de la CNMV, Juan Fern¨¢ndez-Armesto, al que Rato ya le hab¨ªa impuesto la sombra de Luis Ramallo. Hoy resulta obvio que tales nombramientos debilitaron la capacidad de decisi¨®n del consejo del ¨®rgano regulador hasta su par¨¢lisis.

La mayor¨ªa parlamentaria del PP impondr¨¢ la tesis de que las dimisiones de Valiente y Gim¨¦nez-Reyna agotan el saldo de responsabilidades pol¨ªticas. Pero esta conclusi¨®n no conseguir¨¢ borrar la grave p¨¦rdida de credibilidad que han sufrido la CNMV y la Agencia Tributaria tras saberse la cadena de errores, irregularidades, incompetencias y favores que han rodeado la estafa de Gescartera. Seg¨²n la doctrina vigente del PP, al ministro Asunci¨®n le hubiera bastado con destituir al jefe de polic¨ªa.