La revoluci¨®n travestida
Las palmeras de los bulevares de Managua (Nicaragua) amanecieron pintadas en un color fucsia. Grandes vallas en las calles anuncian: 'El amor es m¨¢s fuerte que el odio'. En los anuncios de televisi¨®n sobresale una figura con aire de predicador dominical mientras el estribillo de su canci¨®n repite: 'Nicaragua, unida, vamos a la tierra prometida'. Uno pensar¨ªa que es el inicio de una cruzada religiosa, o quiz¨¢ el lanzamiento comercial de alg¨²n producto newage, pero se trata de algo menos ex¨®tico; es s¨®lo Daniel Ortega, el antiguo l¨ªder revolucionario, que est¨¢ en campa?a electoral y que por tercera vez consecutiva es el candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), el ¨²nico que ha conocido esta fuerza pol¨ªtica y que en esta ocasi¨®n estrena una nueva simbolog¨ªa.
Por lo menos tres de los nuevos aliados de Ortega, el democristiano Jarqu¨ªn, la conservadora Arg¨¹ello y el miskito Fagoth, estuvieron presos por oponerse a la revoluci¨®n sandinista
En 1990 Ortega se present¨® con el atuendo machista de un 'gallo ennavajado'; en 1996 se visti¨® de blanco impecable y sustituy¨® el himno del FSLN -el 'Luchamos contra el yanqui, enemigo de la humanidad'- por la Novenasinfon¨ªa de Beethoven. Ahora ha reemplazado el rojinegro de su bandera partidaria por un color rosa chicha, como el color de la tradicional bebida de ma¨ªz, que para los entendidos en asuntos esot¨¦ricos evoca un cierto misticismo, atribuido a la influencia de su esposa, la poeta Rosario Murillo.
M¨¢s all¨¢ de esta simb¨®lica muda de piel, la principal diferencia con las dos veces anteriores, en las que fue derrotado por un amplio margen, radica en que en las elecciones de hoy Ortega tiene posibilidades reales de ganar.
En la v¨ªspera de la elecci¨®n, la mayor¨ªa de las encuestas arrojan unos resultados sumamente cerrados -'empate t¨¦cnico', dicen los expertos, al se?alar distancias menores de dos puntos porcentuales- entre Ortega y el candidato del partido del Gobierno, Enrique Bola?os. Un tercer partido, el conservador, obtendr¨ªa menos del 4% de intenci¨®n de voto. 'Cualquiera de los dos (Ortega o Bola?os) puede ganar por un margen estrecho', pondera el encuestador Ra¨²l Obreg¨®n, director de la consultor¨ªa M
La resurreccin de OrtegaCmo explicar la resurreccin de este hombre, que hace tres aos, cuando su hijastra Zoilamrica Narvez lo acus de haberla violado, pareca un cadver poltico? El escritor Sergio Ramrez, vicepresidente de Ortega durante la revolucin y luego fundador del disidente Movimiento de Renovacin Sandinista (MRS), atribuye el resurgimiento de su antiguo compaero a mritos ajenos. 'l est capitalizando la crisis econmica y la corrupcin sin paralelo del Gobierno de Alemn, eso le ha devuelto a la gente la idea de que hay que probar otra vez con Daniel Ortega', indica.
Ramrez pertenece a la minora que en este pas polarizado no ha tomado bando por Ortega o Bolaos. Junto a los escritores Ernesto Cardenal y Gioconda Belli , suscribi un pronunciamiento proclamando: 'No votaremos', porque ambos candidatos 'representan el pasado'. Los escritores fustigan el pacto poltico de hace dos aos entre Ortega y el presidente Arnoldo Alemn, por el quel se repartieron el control de todas las instituciones del Estado -Justicia, Contralora, Consejo Electoral, etctera- y, de paso, eliminaron de forma arbitraria la participacin electoral de otras opciones polticas. 'La democracia est secuestrada por los caudillos', concluyen los intelectuales.
No obstante, otras personalidades no sandinistas le han dado el beneficio de la duda a Ortega, y alrededor de la maquinaria poltica ortodoxa del FSLN han formado una alianza electoral de pequeos partidos denominada Convergencia Nacional. Por lo menos tres de sus nuevos aliados, el democristiano Agustn Jarqun -candidato a vicepresidente- la conservadora Miriam Argello -que sera procuradora de Justicia si Ortega llega a la presidencia- y el diputado de la etnia miskita Steadman Fagoth -que fue el lder de la Contra indgena-, estuvieron presos en las crceles de Ortega por oponerse a la revolucin en los ochenta.
Incluso un sector de los sandinistas democrticos agrupados en el MRS, ahora encabezados por la legendaria comandantedos, Dora Mar¨ªa T¨¦llez, se ha sumado a la estrategia de Ortega. Con su proverbial lucidez, T¨¦llez dibuja a un Ortega pragm¨¢tico, que no tendr¨ªa m¨¢s remedio que formar un Gobierno nacional para lidiar con los graves problemas del pa¨ªs. 'Daniel est¨¢ convencido de que el FSLN est¨¢ frente a una segunda oportunidad excepcional para formar una alianza nacional', afirma con seguridad.
Pero Sergio Ram¨ªrez duda que Ortega vaya a cumplir con sus aliados, porque no ha vivido una verdadera renovaci¨®n democr¨¢tica. El autor de Adi¨®smuchachos, una memoria de la revoluci¨®n sandinista, no oculta su temor al futuro si Ortega gana la presidencia, porque 'sigue siendo un hombre impulsivo y err¨¢tico, no es un l¨ªder democr¨¢tico; en el fondo, es un populista'.
Seg¨²n datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en materia de inequidad s¨®lo Brasil tiene peores ¨ªndices que Nicaragua en Am¨¦rica Latina. El 1% m¨¢s rico del pa¨ªs capta un ingreso equivalente a la parte del pastel correspondiente a la mitad de la poblaci¨®n. A ese panorama se a?ade el impacto de los desastres naturales: la ca¨ªda del precio del caf¨¦ y la sequ¨ªa ha generado una hambruna sin precedentes en el campo, allanando el camino para el discurso populista de Ortega.
En la comarca de Santa Luc¨ªa, departamento de Le¨®n, como en la mayor¨ªa de los hogares rurales, los ranchos tienen el piso de tierra y carecen de agua y electricidad. Ahora los campesinos tampoco comen tres veces al d¨ªa. El fog¨®n que hace de cocina a Enma Garc¨ªa, madre soltera de cinco ni?os, est¨¢ apagado. 'No hubo nada que darles al mediod¨ªa, tal vez en la noche cocino unos frijolitos', dice con resignaci¨®n. Por aqu¨ª, los campesinos perdieron la cosecha de frijoles, ma¨ªz y sorgo, y se alimentan a base de mangos y tortilla de pl¨¢tanos con sal.
Seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, la sequ¨ªa afect¨® a un tercio de los 151 municipios del pa¨ªs, dejando en la precariedad a m¨¢s de 25.000 familias campesinas. 'Es la peor tragedia para los campesinos despu¨¦s del hurac¨¢n Mitch en 1998', asegura Francisco Roque Castro, representante regional del PMA.
En el municipio de Tuma-La Dalia, en la zona norte del pa¨ªs, las causas del agravamiento de la miseria son otras. Decenas de miles de obreros agr¨ªcolas quedaron desempleados por la recesi¨®n cafetalera y est¨¢n emigrando a las ciudades con sus familias como damnificados sociales. En el refugio del parque Los Monos, en Matagalpa, la campesina Paz Mart¨ªnez no puede contener el llanto: 'Ando con calentura, llevo dos d¨ªas sin comer nada, y a mi hijo s¨®lo lo alimento con pl¨¢tano con sal; pedimos que nos ayuden', implora.
Las im¨¢genes de la miseria, no centran la atenci¨®n de la c¨²pula gubernamental cuyos sueldos superan los 10.000 d¨®lares mensuales (algo menos de dos millones de pesetas). Ir¨®nicamente, el r¨¦cord de los llamados megasalarios: 23.500 d¨®lares al mes (4.5 millones de pesetas) lo impuso el economista Luis Dur¨¢n, un ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, que durante tres a?os dirigi¨® la secretar¨ªa encargada de dise?ar la estrategia para combatir la pobreza.
En uno de sus c¨¦lebres exabruptos con la prensa, al preguntarle por qu¨¦ no declaraba un estado de emergencia, el presidente Alem¨¢n dijo a gritos: '?No hay hambruna! Si el precio del frijol no ha subido un centavo'. Y luego remat¨®: '?Por qu¨¦ s¨®lo en los municipios sandinistas hay hambruna? ?Ser¨¢ que Dios no quiere a los alcaldes sandinistas?'
No por casualidad, un asesor pol¨ªtico que forma parte del equipo de campa?a del partido del Gobierno se quej¨® en privado de que 'Alem¨¢n y la corrupci¨®n son los verdaderos impulsores de la campa?a electoral de Ortega'.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe de Transparencia Internacional, basado en encuestas realizadas con empresarios internacionales, Nicaragua ocupa el tercer lugar en cuanto a percepci¨®n de mayor corrupci¨®n en Am¨¦rica Latina. Algunos empresarios locales consideran que la corrupci¨®n es m¨¢s que una percepci¨®n. Tal es la opini¨®n de Manuel Ignacio Lacayo, ex concesionario de Coca Cola y Nissan, ahora dedicado al negocio de bienes ra¨ªces.
Considerado entre los diez personajes m¨¢s ricos del pa¨ªs, el empresario critica el cambio en las reglas del juego para beneficiar a grupos econ¨®micos prohijados desde el poder como el mayor desincentivo al clima de negocios. 'O te arreglas debajo de la mesa con los que gerencian el pa¨ªs, o mejor no te metes, porque vas a perder, sobre todo si empiezas un negocio prometedor'.
Los cr¨ªticos de la corrupci¨®n no s¨®lo se?alan el presunto enriquecimiento il¨ªcito del presidente Alem¨¢n, sino el 'dejar hacer y dejar pasar' de otros 'altos funcionarios' durante su Administraci¨®n. La alusi¨®n recae directamente sobre el principal contrincante de Ortega, el candidato del Partido Liberal, Enrique Bola?os, un empresario de 73 a?os que hasta el a?o pasado era vicepresidente con Alem¨¢n.
Bola?os lleg¨® al Gobierno en 1997 proclamando que 'cortar¨ªa los brazos de los corruptos'. Pero incluso algunos de sus simpatizantes le achacan que, siendo ¨¦l una persona honesta, no hizo nada, o hizo 'la vista gorda', para frenar la corrupci¨®n en su propio Gobierno. 'La cercan¨ªa con Alem¨¢n, que registra un balance neto de opini¨®n de menos del 30%, representa la mayor desventaja para Bola?os', confirma el encuestador Ra¨²l Obreg¨®n. Como contrapeso de ese lastre, Bola?os cuenta con el pleno respaldo de la Iglesia cat¨®lica, la clase empresarial y la Administraci¨®n de Bush.
Como un sino fatal de la pol¨ªtica nicarag¨¹ense, EE UU siempre es un actor privilegiado en los procesos electorales, y otra vez ha dejado claro que Ortega no es su candidato. El pasado junio, el subsecretario de Estado en funciones para Am¨¦rica Latina, Lino Guti¨¦rrez, proclam¨® que Washington respetar¨ªa los resultados, pero atac¨® duramente a Ortega por sus 'amistades peligrosas' con Gaddafi, Sadam Husein y Castro.
Tras los atentados del 11 de septiembre, Ortega se adelant¨® a condenar en¨¦rgicamente el terrorismo internacional, pero el Departamento de Estado volvi¨® a la carga. 'La posibilidad de una victoria sandinista es desconcertante para el Gobierno de EE UU', admiti¨® en un discurso John Keane, subsecretario adjunto interino para el bur¨® del hemisferio occidental. Y tras una reuni¨®n entre el canciller nicarag¨¹ense, Francisco Aguirre, y el secretario de Estado, Colin Powell, un portavoz oficial dijo que Washington ten¨ªa 'serias reservas sobre el FSLN por su pasado de pisotear libertades civiles, destruir la econom¨ªa y mantener lazos con quienes apoyan el terrorismo'. El mensaje fue un campanazo para que el partido del Gobierno desatara en televisi¨®n una campa?a de propaganda negativa contra Ortega, colocando a la opini¨®n p¨²blica al borde de la saturaci¨®n.
Los sandinistas optaron por eludir un choque frontal con la ofensiva de Washington. 'Es una buena noticia, porque quiere decir que el Gobierno de Bush, que est¨¢ muy bien informado, considera que vamos a ganar', coment¨® en un tono ir¨®nico Dionisio Marenco, el principal asesor pol¨ªtico de Ortega.
Mientras, el propio candidato Ortega respondi¨® a los periodistas con extrema cautela: 'Lo importante es que EE UU dice que est¨¢ dispuesto a respetar los resultados electorales'.
La carta sorpresa de Ortega ha sido nominar como ministro de Exteriores a Antonio Lacayo, ex ministro de la Presidencia y figura clave de la transici¨®n durante el Gobierno de la ex presidenta Violeta Barrios de Chamorro, tras la derrota de Ortega en 1990. Lacayo acept¨® la invitaci¨®n argumentando que existe 'mucho nerviosismo en Washington' ante un eventual triunfo de Ortega, y es el momento de brindar seguridades en nombre del nuevo Gobierno. 'Estoy dispuesto a arriesgar mi cabeza para garantizar que Nicaragua ser¨¢ parte de la coalici¨®n internacional antiterrorista', declar¨® Lacayo.
Es imposible predecir en qu¨¦ manera la campa?a del miedo y la contracampa?a sandinista impactar¨¢n en el 4% de electores indecisos, unas 100.000 personas, que decidir¨¢n la contienda en el ¨²ltimo momento.
El historiador y analista pol¨ªtico Arturo Cruz, experto en relaciones entre EE UU y Nicaragua, sostiene que el electorado nicarag¨¹ense oscila entre el miedo y la desesperaci¨®n. 'El miedo al pasado de Ortega, asociado al conflicto con EE UU, y la desesperaci¨®n resultante de la postraci¨®n econ¨®mica y la corrupci¨®n'. Esos dos sentimientos encontrados, explica Cruz, cohabitan en un peque?o grupo de votantes indecisos, y el d¨ªa 4 van a definir la elecci¨®n.
Las promesas electorales de Ortega no difieren en sustancia de las del empresario Bola?os, pero hay una sombra de incertidumbre sobre lo que ocurrir¨ªa si Ortega gana. 'B¨¢sicamente, habr¨ªa un comp¨¢s de espera en la inversi¨®n privada; no se puede saber cu¨¢nto tiempo durar¨ªa, porque es un problema de confianza', apunta el economista independiente Jos¨¦ Luis Medal. Otra preocupaci¨®n inmediata es cu¨¢l ser¨¢ el comportamiento de los ahorradores locales, que mantienen la mayor parte de sus dep¨®sitos bancarios en d¨®lares. 'Las reservas ya est¨¢n bajas, y si se produce una situaci¨®n de p¨¢nico y retirada de dep¨®sitos, puede llegar a producirse un congelamiento de cuentas', advierte Medal.
En el escenario menos negativo, Ortega deber¨ªa salir de inmediato a Washington a buscar un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional para restablecer la confianza. 'Los m¨¢rgenes de negociaci¨®n son reducidos para cualquiera, pero para Ortega son a¨²n m¨¢s estrechos. Tendr¨ªa que firmar y cumplir todo lo que el FMI le obligue a negociar', pronostica el economista.
Venerado en esta campa?a como 'el candidato de los pobres', los analistas dudan que Ortega pueda promover alguna mejor¨ªa radical para la suerte de los despose¨ªdos. 'No hay margen posible para hacer pol¨ªticas populistas', resume Medal.
En caso de que el ganador sea Bola?os, el factor de incertidumbre no ser¨ªa econ¨®mico, sino pol¨ªtico. Bola?os tendr¨ªa que lidiar con un Parlamento controlado por Ortega y Alem¨¢n, y no cuenta con una base pol¨ªtica independiente para enfrentarse a los dos hombres fuertes del pa¨ªs.
Como resultado del pacto pol¨ªtico con Ortega, el ex presidente Alem¨¢n tendr¨¢ asegurada una 'diputaci¨®n regalada' en la Asamblea sin haber pasado por un proceso de elecci¨®n popular. Esto no s¨®lo le brindar¨¢ inmunidad ante eventuales acusaciones por corrupci¨®n, sino adem¨¢s una cuota considerable de poder. 'Ya est¨¢ cabildeando para convertirse en el pr¨®ximo presidente del Parlamento', revel¨® el diputado de su partido, Wilfredo Navarro.
El veterano polit¨®logo Emilio ?lvarez Montalv¨¢n, ex canciller de la Rep¨²blica, teme que Bola?os pueda terminar siendo un reh¨¦n de Alem¨¢n. 'El dilema que se presenta si gana Bola?os es si Alem¨¢n va a cumplir un rol de facilitador de los planes del nuevo presidente de la Rep¨²blica o si se dedicar¨¢ a construir un liderato para presentarse a las elecciones de 2006', se?ala.
Frente a esta encrucijada, todav¨ªa hay lugar para un optimismo moderado. Roberto Artavia, el rector de INCAE -la principal escuela de negocios en Centroam¨¦rica, subsidiaria de Har-vard- compara a Nicaragua con Honduras y Guatemala, y dice que 'lo peor ya pas¨®, el pa¨ªs toc¨® el fondo del barril, rebot¨® y ya estamos de vuelta'. Para el ciudadano de la calle, sin embargo, la esperanza del acad¨¦mico tiene poco fundamento. 'Apenas llegan al poder, los gobernantes se olvidan de los pobres', afirma con amargura la comerciante Mar¨ªa Antonia Mart¨ªnez.
Mientras avanza la cuenta atr¨¢s, Santiago Murray, jefe de los observadores electorales de la OEA, ha bautizado el probable desenlace como un 'escenario de pesadilla', y la ex presidenta Violeta de Chamorro -la figura pol¨ªtica con mayor autoridad moral del pa¨ªs- llam¨® a Ortega y Bola?os a asumir un compromiso para evitar la violencia y no cantar victoria hasta que el Consejo Electoral d¨¦ su veredicto oficial.
En los corrillos de este pa¨ªs acostumbrado a arreglos por debajo de la mesa, ya se habla de presuntas negociaciones palaciegas pra formar un gobierno transitorio, en caso de que la autoridad electoral se declare imposibilitada de declarar un ganador. Los rumores han sido desmentidos de forma categ¨®rica por ambos candidatos. La Uni¨®n Europea emiti¨® una declaraci¨®n tajante, indicando que 'el futuro Gobierno deber¨¢ ser el resultado de la voluntad popular expresada libremente en las urnas'.
En cualquier caso, apunten esta fecha en su calendario: lunes 5 de noviembre. Y crucen los dedos para que Nicaragua no vuelva a ser noticia otra vez a consecuencia del caos electoral.Las palmeras de los bulevares de Managua (Nicaragua) amanecieron pintadas en un color fucsia. Grandes vallas en las calles anuncian: 'El amor es m¨¢s fuerte que el odio'. En los anuncios de televisi¨®n sobresale una figura con aire de predicador dominical mientras el estribillo de su canci¨®n repite: 'Nicaragua, unida, vamos a la tierra prometida'. Uno pensar¨ªa que es el inicio de una cruzada religiosa, o quiz¨¢ el lanzamiento comercial de alg¨²n producto newage, pero se trata de algo menos ex¨®tico; es s¨®lo Daniel Ortega, el antiguo l¨ªder revolucionario, que est¨¢ en campa?a electoral y que por tercera vez consecutiva es el candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), el ¨²nico que ha conocido esta fuerza pol¨ªtica y que en esta ocasi¨®n estrena una nueva simbolog¨ªa.
En 1990 Ortega se present¨® con el atuendo machista de un 'gallo ennavajado'; en 1996 se visti¨® de blanco impecable y sustituy¨® el himno del FSLN -el 'Luchamos contra el yanqui, enemigo de la humanidad'- por la Novenasinfon¨ªa de Beethoven. Ahora ha reemplazado el rojinegro de su bandera partidaria por un color rosa chicha, como el color de la tradicional bebida de ma¨ªz, que para los entendidos en asuntos esot¨¦ricos evoca un cierto misticismo, atribuido a la influencia de su esposa, la poeta Rosario Murillo.
M¨¢s all¨¢ de esta simb¨®lica muda de piel, la principal diferencia con las dos veces anteriores, en las que fue derrotado por un amplio margen, radica en que en las elecciones de hoy Ortega tiene posibilidades reales de ganar.
En la v¨ªspera de la elecci¨®n, la mayor¨ªa de las encuestas arrojan unos resultados sumamente cerrados -'empate t¨¦cnico', dicen los expertos, al se?alar distancias menores de dos puntos porcentuales- entre Ortega y el candidato del partido del Gobierno, Enrique Bola?os. Un tercer partido, el conservador, obtendr¨ªa menos del 4% de intenci¨®n de voto. 'Cualquiera de los dos (Ortega o Bola?os) puede ganar por un margen estrecho', pondera el encuestador Ra¨²l Obreg¨®n, director de la consultor¨ªa M
La resurreccin de OrtegaCmo explicar la resurreccin de este hombre, que hace tres aos, cuando su hijastra Zoilamrica Narvez lo acus de haberla violado, pareca un cadver poltico? El escritor Sergio Ramrez, vicepresidente de Ortega durante la revolucin y luego fundador del disidente Movimiento de Renovacin Sandinista (MRS), atribuye el resurgimiento de su antiguo compaero a mritos ajenos. 'l est capitalizando la crisis econmica y la corrupcin sin paralelo del Gobierno de Alemn, eso le ha devuelto a la gente la idea de que hay que probar otra vez con Daniel Ortega', indica.
Ramrez pertenece a la minora que en este pas polarizado no ha tomado bando por Ortega o Bolaos. Junto a los escritores Ernesto Cardenal y Gioconda Belli , suscribi un pronunciamiento proclamando: 'No votaremos', porque ambos candidatos 'representan el pasado'. Los escritores fustigan el pacto poltico de hace dos aos entre Ortega y el presidente Arnoldo Alemn, por el quel se repartieron el control de todas las instituciones del Estado -Justicia, Contralora, Consejo Electoral, etctera- y, de paso, eliminaron de forma arbitraria la participacin electoral de otras opciones polticas. 'La democracia est secuestrada por los caudillos', concluyen los intelectuales.
No obstante, otras personalidades no sandinistas le han dado el beneficio de la duda a Ortega, y alrededor de la maquinaria poltica ortodoxa del FSLN han formado una alianza electoral de pequeos partidos denominada Convergencia Nacional. Por lo menos tres de sus nuevos aliados, el democristiano Agustn Jarqun -candidato a vicepresidente- la conservadora Miriam Argello -que sera procuradora de Justicia si Ortega llega a la presidencia- y el diputado de la etnia miskita Steadman Fagoth -que fue el lder de la Contra indgena-, estuvieron presos en las crceles de Ortega por oponerse a la revolucin en los ochenta.
Incluso un sector de los sandinistas democrticos agrupados en el MRS, ahora encabezados por la legendaria comandantedos, Dora Mar¨ªa T¨¦llez, se ha sumado a la estrategia de Ortega. Con su proverbial lucidez, T¨¦llez dibuja a un Ortega pragm¨¢tico, que no tendr¨ªa m¨¢s remedio que formar un Gobierno nacional para lidiar con los graves problemas del pa¨ªs. 'Daniel est¨¢ convencido de que el FSLN est¨¢ frente a una segunda oportunidad excepcional para formar una alianza nacional', afirma con seguridad.
Pero Sergio Ram¨ªrez duda que Ortega vaya a cumplir con sus aliados, porque no ha vivido una verdadera renovaci¨®n democr¨¢tica. El autor de Adi¨®smuchachos, una memoria de la revoluci¨®n sandinista, no oculta su temor al futuro si Ortega gana la presidencia, porque 'sigue siendo un hombre impulsivo y err¨¢tico, no es un l¨ªder democr¨¢tico; en el fondo, es un populista'.
Seg¨²n datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en materia de inequidad s¨®lo Brasil tiene peores ¨ªndices que Nicaragua en Am¨¦rica Latina. El 1% m¨¢s rico del pa¨ªs capta un ingreso equivalente a la parte del pastel correspondiente a la mitad de la poblaci¨®n. A ese panorama se a?ade el impacto de los desastres naturales: la ca¨ªda del precio del caf¨¦ y la sequ¨ªa ha generado una hambruna sin precedentes en el campo, allanando el camino para el discurso populista de Ortega.
En la comarca de Santa Luc¨ªa, departamento de Le¨®n, como en la mayor¨ªa de los hogares rurales, los ranchos tienen el piso de tierra y carecen de agua y electricidad. Ahora los campesinos tampoco comen tres veces al d¨ªa. El fog¨®n que hace de cocina a Enma Garc¨ªa, madre soltera de cinco ni?os, est¨¢ apagado. 'No hubo nada que darles al mediod¨ªa, tal vez en la noche cocino unos frijolitos', dice con resignaci¨®n. Por aqu¨ª, los campesinos perdieron la cosecha de frijoles, ma¨ªz y sorgo, y se alimentan a base de mangos y tortilla de pl¨¢tanos con sal.
Seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, la sequ¨ªa afect¨® a un tercio de los 151 municipios del pa¨ªs, dejando en la precariedad a m¨¢s de 25.000 familias campesinas. 'Es la peor tragedia para los campesinos despu¨¦s del hurac¨¢n Mitch en 1998', asegura Francisco Roque Castro, representante regional del PMA.
En el municipio de Tuma-La Dalia, en la zona norte del pa¨ªs, las causas del agravamiento de la miseria son otras. Decenas de miles de obreros agr¨ªcolas quedaron desempleados por la recesi¨®n cafetalera y est¨¢n emigrando a las ciudades con sus familias como damnificados sociales. En el refugio del parque Los Monos, en Matagalpa, la campesina Paz Mart¨ªnez no puede contener el llanto: 'Ando con calentura, llevo dos d¨ªas sin comer nada, y a mi hijo s¨®lo lo alimento con pl¨¢tano con sal; pedimos que nos ayuden', implora.
Las im¨¢genes de la miseria, no centran la atenci¨®n de la c¨²pula gubernamental cuyos sueldos superan los 10.000 d¨®lares mensuales (algo menos de dos millones de pesetas). Ir¨®nicamente, el r¨¦cord de los llamados megasalarios: 23.500 d¨®lares al mes (4.5 millones de pesetas) lo impuso el economista Luis Dur¨¢n, un ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, que durante tres a?os dirigi¨® la secretar¨ªa encargada de dise?ar la estrategia para combatir la pobreza.
En uno de sus c¨¦lebres exabruptos con la prensa, al preguntarle por qu¨¦ no declaraba un estado de emergencia, el presidente Alem¨¢n dijo a gritos: '?No hay hambruna! Si el precio del frijol no ha subido un centavo'. Y luego remat¨®: '?Por qu¨¦ s¨®lo en los municipios sandinistas hay hambruna? ?Ser¨¢ que Dios no quiere a los alcaldes sandinistas?'
No por casualidad, un asesor pol¨ªtico que forma parte del equipo de campa?a del partido del Gobierno se quej¨® en privado de que 'Alem¨¢n y la corrupci¨®n son los verdaderos impulsores de la campa?a electoral de Ortega'.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe de Transparencia Internacional, basado en encuestas realizadas con empresarios internacionales, Nicaragua ocupa el tercer lugar en cuanto a percepci¨®n de mayor corrupci¨®n en Am¨¦rica Latina. Algunos empresarios locales consideran que la corrupci¨®n es m¨¢s que una percepci¨®n. Tal es la opini¨®n de Manuel Ignacio Lacayo, ex concesionario de Coca Cola y Nissan, ahora dedicado al negocio de bienes ra¨ªces.
Considerado entre los diez personajes m¨¢s ricos del pa¨ªs, el empresario critica el cambio en las reglas del juego para beneficiar a grupos econ¨®micos prohijados desde el poder como el mayor desincentivo al clima de negocios. 'O te arreglas debajo de la mesa con los que gerencian el pa¨ªs, o mejor no te metes, porque vas a perder, sobre todo si empiezas un negocio prometedor'.
Los cr¨ªticos de la corrupci¨®n no s¨®lo se?alan el presunto enriquecimiento il¨ªcito del presidente Alem¨¢n, sino el 'dejar hacer y dejar pasar' de otros 'altos funcionarios' durante su Administraci¨®n. La alusi¨®n recae directamente sobre el principal contrincante de Ortega, el candidato del Partido Liberal, Enrique Bola?os, un empresario de 73 a?os que hasta el a?o pasado era vicepresidente con Alem¨¢n.
Bola?os lleg¨® al Gobierno en 1997 proclamando que 'cortar¨ªa los brazos de los corruptos'. Pero incluso algunos de sus simpatizantes le achacan que, siendo ¨¦l una persona honesta, no hizo nada, o hizo 'la vista gorda', para frenar la corrupci¨®n en su propio Gobierno. 'La cercan¨ªa con Alem¨¢n, que registra un balance neto de opini¨®n de menos del 30%, representa la mayor desventaja para Bola?os', confirma el encuestador Ra¨²l Obreg¨®n. Como contrapeso de ese lastre, Bola?os cuenta con el pleno respaldo de la Iglesia cat¨®lica, la clase empresarial y la Administraci¨®n de Bush.
Como un sino fatal de la pol¨ªtica nicarag¨¹ense, EE UU siempre es un actor privilegiado en los procesos electorales, y otra vez ha dejado claro que Ortega no es su candidato. El pasado junio, el subsecretario de Estado en funciones para Am¨¦rica Latina, Lino Guti¨¦rrez, proclam¨® que Washington respetar¨ªa los resultados, pero atac¨® duramente a Ortega por sus 'amistades peligrosas' con Gaddafi, Sadam Husein y Castro.
Tras los atentados del 11 de septiembre, Ortega se adelant¨® a condenar en¨¦rgicamente el terrorismo internacional, pero el Departamento de Estado volvi¨® a la carga. 'La posibilidad de una victoria sandinista es desconcertante para el Gobierno de EE UU', admiti¨® en un discurso John Keane, subsecretario adjunto interino para el bur¨® del hemisferio occidental. Y tras una reuni¨®n entre el canciller nicarag¨¹ense, Francisco Aguirre, y el secretario de Estado, Colin Powell, un portavoz oficial dijo que Washington ten¨ªa 'serias reservas sobre el FSLN por su pasado de pisotear libertades civiles, destruir la econom¨ªa y mantener lazos con quienes apoyan el terrorismo'. El mensaje fue un campanazo para que el partido del Gobierno desatara en televisi¨®n una campa?a de propaganda negativa contra Ortega, colocando a la opini¨®n p¨²blica al borde de la saturaci¨®n.
Los sandinistas optaron por eludir un choque frontal con la ofensiva de Washington. 'Es una buena noticia, porque quiere decir que el Gobierno de Bush, que est¨¢ muy bien informado, considera que vamos a ganar', coment¨® en un tono ir¨®nico Dionisio Marenco, el principal asesor pol¨ªtico de Ortega.
Mientras, el propio candidato Ortega respondi¨® a los periodistas con extrema cautela: 'Lo importante es que EE UU dice que est¨¢ dispuesto a respetar los resultados electorales'.
La carta sorpresa de Ortega ha sido nominar como ministro de Exteriores a Antonio Lacayo, ex ministro de la Presidencia y figura clave de la transici¨®n durante el Gobierno de la ex presidenta Violeta Barrios de Chamorro, tras la derrota de Ortega en 1990. Lacayo acept¨® la invitaci¨®n argumentando que existe 'mucho nerviosismo en Washington' ante un eventual triunfo de Ortega, y es el momento de brindar seguridades en nombre del nuevo Gobierno. 'Estoy dispuesto a arriesgar mi cabeza para garantizar que Nicaragua ser¨¢ parte de la coalici¨®n internacional antiterrorista', declar¨® Lacayo.
Es imposible predecir en qu¨¦ manera la campa?a del miedo y la contracampa?a sandinista impactar¨¢n en el 4% de electores indecisos, unas 100.000 personas, que decidir¨¢n la contienda en el ¨²ltimo momento.
El historiador y analista pol¨ªtico Arturo Cruz, experto en relaciones entre EE UU y Nicaragua, sostiene que el electorado nicarag¨¹ense oscila entre el miedo y la desesperaci¨®n. 'El miedo al pasado de Ortega, asociado al conflicto con EE UU, y la desesperaci¨®n resultante de la postraci¨®n econ¨®mica y la corrupci¨®n'. Esos dos sentimientos encontrados, explica Cruz, cohabitan en un peque?o grupo de votantes indecisos, y el d¨ªa 4 van a definir la elecci¨®n.
Las promesas electorales de Ortega no difieren en sustancia de las del empresario Bola?os, pero hay una sombra de incertidumbre sobre lo que ocurrir¨ªa si Ortega gana. 'B¨¢sicamente, habr¨ªa un comp¨¢s de espera en la inversi¨®n privada; no se puede saber cu¨¢nto tiempo durar¨ªa, porque es un problema de confianza', apunta el economista independiente Jos¨¦ Luis Medal. Otra preocupaci¨®n inmediata es cu¨¢l ser¨¢ el comportamiento de los ahorradores locales, que mantienen la mayor parte de sus dep¨®sitos bancarios en d¨®lares. 'Las reservas ya est¨¢n bajas, y si se produce una situaci¨®n de p¨¢nico y retirada de dep¨®sitos, puede llegar a producirse un congelamiento de cuentas', advierte Medal.
En el escenario menos negativo, Ortega deber¨ªa salir de inmediato a Washington a buscar un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional para restablecer la confianza. 'Los m¨¢rgenes de negociaci¨®n son reducidos para cualquiera, pero para Ortega son a¨²n m¨¢s estrechos. Tendr¨ªa que firmar y cumplir todo lo que el FMI le obligue a negociar', pronostica el economista.
Venerado en esta campa?a como 'el candidato de los pobres', los analistas dudan que Ortega pueda promover alguna mejor¨ªa radical para la suerte de los despose¨ªdos. 'No hay margen posible para hacer pol¨ªticas populistas', resume Medal.
En caso de que el ganador sea Bola?os, el factor de incertidumbre no ser¨ªa econ¨®mico, sino pol¨ªtico. Bola?os tendr¨ªa que lidiar con un Parlamento controlado por Ortega y Alem¨¢n, y no cuenta con una base pol¨ªtica independiente para enfrentarse a los dos hombres fuertes del pa¨ªs.
Como resultado del pacto pol¨ªtico con Ortega, el ex presidente Alem¨¢n tendr¨¢ asegurada una 'diputaci¨®n regalada' en la Asamblea sin haber pasado por un proceso de elecci¨®n popular. Esto no s¨®lo le brindar¨¢ inmunidad ante eventuales acusaciones por corrupci¨®n, sino adem¨¢s una cuota considerable de poder. 'Ya est¨¢ cabildeando para convertirse en el pr¨®ximo presidente del Parlamento', revel¨® el diputado de su partido, Wilfredo Navarro.
El veterano polit¨®logo Emilio ?lvarez Montalv¨¢n, ex canciller de la Rep¨²blica, teme que Bola?os pueda terminar siendo un reh¨¦n de Alem¨¢n. 'El dilema que se presenta si gana Bola?os es si Alem¨¢n va a cumplir un rol de facilitador de los planes del nuevo presidente de la Rep¨²blica o si se dedicar¨¢ a construir un liderato para presentarse a las elecciones de 2006', se?ala.
Frente a esta encrucijada, todav¨ªa hay lugar para un optimismo moderado. Roberto Artavia, el rector de INCAE -la principal escuela de negocios en Centroam¨¦rica, subsidiaria de Har-vard- compara a Nicaragua con Honduras y Guatemala, y dice que 'lo peor ya pas¨®, el pa¨ªs toc¨® el fondo del barril, rebot¨® y ya estamos de vuelta'. Para el ciudadano de la calle, sin embargo, la esperanza del acad¨¦mico tiene poco fundamento. 'Apenas llegan al poder, los gobernantes se olvidan de los pobres', afirma con amargura la comerciante Mar¨ªa Antonia Mart¨ªnez.
Mientras avanza la cuenta atr¨¢s, Santiago Murray, jefe de los observadores electorales de la OEA, ha bautizado el probable desenlace como un 'escenario de pesadilla', y la ex presidenta Violeta de Chamorro -la figura pol¨ªtica con mayor autoridad moral del pa¨ªs- llam¨® a Ortega y Bola?os a asumir un compromiso para evitar la violencia y no cantar victoria hasta que el Consejo Electoral d¨¦ su veredicto oficial.
En los corrillos de este pa¨ªs acostumbrado a arreglos por debajo de la mesa, ya se habla de presuntas negociaciones palaciegas pra formar un gobierno transitorio, en caso de que la autoridad electoral se declare imposibilitada de declarar un ganador. Los rumores han sido desmentidos de forma categ¨®rica por ambos candidatos. La Uni¨®n Europea emiti¨® una declaraci¨®n tajante, indicando que 'el futuro Gobierno deber¨¢ ser el resultado de la voluntad popular expresada libremente en las urnas'.
En cualquier caso, apunten esta fecha en su calendario: lunes 5 de noviembre. Y crucen los dedos para que Nicaragua no vuelva a ser noticia otra vez a consecuencia del caos electoral.
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