Alemania vuelve por s¨ª misma
El Gobierno de Berl¨ªn est¨¢ decidido a jugar un papel protagonista en la actual crisis mundial y su resoluci¨®n
El canciller federal alem¨¢n, Gerhard Schr?der, defend¨ªa hace unos d¨ªas en la capital de India, Nueva Delhi, el desmantelamiento de las barreras comerciales y mencion¨® especialmente las que impiden el acceso a los mercados ricos a los productos agr¨ªcolas del Tercer Mundo. Ante el presidente indio, Vajpayee, dijo que Berl¨ªn estaba volcada en esta pol¨ªtica, pero que ten¨ªa serias dificultades con alg¨²n socio comunitario. La clara referencia a Francia, su otrora m¨¢s estrecho aliado en la Uni¨®n Europea, no pas¨® inadvertida.
Un d¨ªa antes hab¨ªa ofrecido Schr?der firme asistencia al r¨¦gimen militar del general Musharraf en su papel de Estado fronterizo con el r¨¦gimen talib¨¢n, y poco antes, confirmado una alianza pol¨ªtica y de seguridad de facto con el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin. Finalmente, en Pek¨ªn, Schr?der concluy¨® una ins¨®lita gira por cuatro potencias nucleares, dos dictaduras, un r¨¦gimen autoritario y una democracia oficial nacionalista, que habr¨ªa sido impensable para un canciller alem¨¢n hace s¨®lo unos a?os.
Ni siquiera Helmut Kohl se habr¨ªa permitido en sus a?os de mayor gloria una gira semejante. Por temor a las iras externas hacia una Alemania prepotente e independiente en su pol¨ªtica exterior, e internas por el contacto sin complejos con reg¨ªmenes no democr¨¢ticos, con los que, seg¨²n tantos, un Estado con un pasado como el alem¨¢n no pod¨ªa ser sino conminativo. La guerra fr¨ªa comenz¨® a disolverse cuando lo anunci¨® Willy Brandt, all¨¢, a finales de la d¨¦cada de los ochenta, a¨²n bastante antes de que el mismo legendario l¨ªder socialdem¨®crata saludara el proceso hist¨®rico de la reunificaci¨®n alemana como 'la vuelta a la unidad de lo que debe estar unido'.
Despu¨¦s se ha producido un lento proceso de aseveraci¨®n de intereses propios de Alemania, al principio casi imperceptible, despu¨¦s con creciente rotundidad y firmeza. Ha despertado en parte sorpresa y en muchas ocasiones temor y reticencias entre sus aliados europeos. Los miedos a una Alemania unida y grande han sido para muchos l¨ªderes europeos desde la posguerra hasta hoy el eje del pensamiento pol¨ªtico. Muchos de los que recuerdan como una pesadilla una Alemania segura de s¨ª misma y con voz propia fuera de la estricta cooperaci¨®n europea siguen en activo. En Berl¨ªn lo saben, pero ya no se teme all¨ª tanto a los temores ajenos, como le pasaba a la Rep¨²blica de Bonn y a todos los pol¨ªticos alemanes que vivieron de forma consciente la Segunda Guerra Mundial.
Schr?der ha viajado a Asia y, salvo las alusiones m¨¢s o menos de rigor a la Uni¨®n Europea, ha hablado de Alemania y por Alemania. Y su Gobierno de coalici¨®n entre socialdem¨®cratas y Los Verdes ha aceptado con una naturalidad excepcional, valga la paradoja, su intenci¨®n de apoyar a Schr?der en su proclamaci¨®n de 'apoyo incondicional' a la pol¨ªtica que Estados Unidos asumiera y asuma despu¨¦s de lo acaecido el 11 de septiembre. Cheques en blanco de este tipo en tiempos y cuestiones de guerra habr¨ªan sido impensables en Alemania aun en tiempos recientes. Berl¨ªn aportar¨¢ fuerzas militares, en principio log¨ªsticas y sanitarias, pero tambi¨¦n materiales, a una guerra que ser¨¢ larga y cuyo principal escenario est¨¢ hoy precisamente enquistado cabe decir entre los cuatro destinos de la gira de Schr?der.
Alemania est¨¢ decidida a implicarse en una guerra en Asia, por decisi¨®n un¨¢nime de un Gobierno de coalici¨®n de socialdem¨®cratas y ecopacifistas, con el apoyo de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n y un disenso que se limita a voces discordantes minoritarias en Los Verdes y a los ex comunistas del PDS. Ni Bismarck, de haberlo querido, -nunca quiso, en realidad- habr¨ªa tenido apoyos para acciones semejantes. Y eso que en su ¨¦poca nadie pod¨ªa remitirse a la mala conciencia o nefasta experiencia nacional para luchar contra una implicaci¨®n alemana en una intervenci¨®n militar a miles de kil¨®metros de sus fronteras.
Schr?der ha estado en Pakist¨¢n y en India, en Rusia y en China, como dirigente nacional, defendiendo una coalici¨®n internacional contra el terrorismo en la que se considera ya mucho m¨¢s que un aliado m¨¢s. Pese a que su econom¨ªa ha entrado en una coyuntura muy dif¨ªcil, dram¨¢ticamente afectada ya por los sucesos del 11 de septiembre, el Gobierno de Berl¨ªn parece decidido a jugar un papel protagonista en la crisis y en su resoluci¨®n, asumiendo unos riesgos que ning¨²n Gobierno previo de la Alemania democr¨¢tica habr¨ªa sido capaz, ni estado dispuesto, a asumir. Si la guerra no es popular en ning¨²n sitio, menos a¨²n en Alemania, donde hace dos d¨¦cadas las manifestaciones de los que declaraban que prefer¨ªan cualquier alternativa a la misma estuvieron a punto de crear una grave fisura en la OTAN con motivo del despliegue de misiles de la OTAN al que antes hab¨ªa acometido el Pacto de Varsovia.
Los analistas y soci¨®logos coinciden en que los alemanes de hoy poco tienen que ver con los de entonces, tanto en su actitud pol¨ªtica, en su visi¨®n del mundo y percepci¨®n de s¨ª mismos como alemanes. La normalizaci¨®n alemana ha llegado incluso a Los Verdes, hijos precisamente de la excepcionalidad de esta naci¨®n en Europa durante medio siglo tras la Segunda Guerra Mundial. Gerhard Schr?der y Joschka Fischer, dos l¨ªderes muy peculiares de unos partidos, SPD y Verdes, cuyas bases est¨¢n muchas veces m¨¢s lejos de ellos que ellos entre s¨ª, han recreado una pol¨ªtica exterior de autoafirmaci¨®n nacional y alianza con Estados Unidos sin precedentes. Si Kohl a¨²n viajaba a Washington como afable protegido, ellos acuden como aliados celosos, ya dispuestos a disputar al Reino Unido su papel como m¨¢ximo socio europeo, cuando no mundial. La gira de Schr?der ha sido la m¨¢xima expresi¨®n hasta ahora de la nueva Alemania de asumir un protagonismo en la globalizaci¨®n que defienda los valores compartidos con Estados Unidos, pero tambi¨¦n sus propios intereses nacionales. La Alemania disuelta en Europa es ya menos cierta que nunca.
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