Musulmanes democr¨¢ticos
Se suele afirmar que los dos vocablos no suelen ir juntos. Para Samuel Huntington, el autor del famoso choque de civilizaciones, el problema para Occidente no es el fundamentalismo isl¨¢mico, sino el propio islam. El an¨¢lisis emp¨ªrico lleva a uno de los mejores expertos del mundo en pol¨ªtica comparativa, Alfred Stepan, a una conclusi¨®n contraria a Huntington: aproximadamente la mitad de los musulmanes en el mundo viven en reg¨ªmenes plenamente o bastante democr¨¢ticos. En un libro que acaba de publicar (Arguing Comparative Politics, 2001), al hablar de 'sistemas religiosos y democracia', da una cifra: 435 millones de musulmanes, o incluso m¨¢s de 600 millones si se cuenta Indonesia (190 millones de musulmanes), de un total de algo m¨¢s de 1.000 millones en el mundo.
Mucha gente se fija al hablar del islam en el mundo ¨¢rabe. Marruecos o Jordania son m¨¢s abiertos que Libia o Arabia Saud¨ª. Como indica Stepan, algunos intentos de apertura en el mundo ¨¢rabe se han visto frenados, contaminados, por el conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Los ¨¢rabes musulmanes suman unos 200 millones, es decir, que son una minor¨ªa entre los musulmanes del mundo. Los tres pa¨ªses con mayores poblaciones musulmanas no son ¨¢rabes: son Indonesia, Pakist¨¢n (120 millones de musulmanes, que tuvo elecciones libres pero sufri¨® un golpe de Estado en 1999) y Bangladesh (110 millones y elecciones bastante libres en 1996). Stepan incluye en sus cuentas a Turqu¨ªa, a los 120 millones de musulmanes que viven en India y a los 20 millones en Occidente que en los ¨²ltimos a?os vivieron experiencias pluralistas. Todos los pa¨ªses son apreciados por los ratings democr¨¢ticos de la ONG Freedom House, que da una nota de 'en parte libres' a algunas sociedades de mayor¨ªa musulmana, como Indonesia en 1999 (cuando suspend¨ªa en 1997), Pakist¨¢n, Bangladesh o Turqu¨ªa. Por desgracia, desde 1999 en Indonesia hubo una sacudida, y en Pakist¨¢n, un golpe llev¨® a Musharraf al poder.
?Cu¨¢l es el problema, el islam u otros factores, como el poder de los militares cuando constituyen un Estado dentro del Estado, con sus fuentes de financiaci¨®n? En Pakist¨¢n son los que mandan; en Indonesia, s¨®lo un 30% del gasto militar sale del presupuesto nacional; el resto, de sus propias empresas; en Argelia, como en Turqu¨ªa, tienen una parte importante de la riqueza nacional a la que no quieren renunciar.
En Europa nos ufanamos de la separaci¨®n entre Iglesia y Estado, pero al menos cinco de los Quince pa¨ªses de la UE tienen iglesias oficiales. Porque lo exige la Constituci¨®n, el rey de Noruega (pa¨ªs no miembro de la Uni¨®n) tiene que pertenecer a la religi¨®n evang¨¦lica luterana, la 'oficial del Estado'. En Espa?a, la Iglesia cat¨®lica tiene una postura especial en el ¨¢mbito fiscal, en la ense?anza y en otros aspectos. S¨®lo Portugal proh¨ªbe la denominaci¨®n religiosa a los partidos pol¨ªticos. Y s¨®lo la Rep¨²blica francesa se define como laica.
En general, aunque con algunas excepciones, en elecciones libres y de participaci¨®n normal (excepto en Argelia en 1991) los partidos fundamentalistas isl¨¢micos no suelen ganar. En el fondo la cuesti¨®n es dejar que florezca el pluralismo y su propia adaptaci¨®n a la modernidad en muchos de estos pa¨ªses. Incluso a trav¨¦s del fundamentalismo. Y que al final se pueda salir de la llamada 'trampa isl¨¢mica sobre elecciones libres', seg¨²n la cual los fundamentalistas, una vez llegados al poder, acaban con la democracia. Pues, en ocasiones, como est¨¢ demostrando Ir¨¢n, la v¨ªa a la modernidad del mundo isl¨¢mico puede pasar por una larga gripe integrista. En Ir¨¢n, aunque no tienen la ¨²ltima palabra, los reformistas de Jatam¨ª han ganado elecciones con un grado real, aunque no total, de pluralismo. Sin renunciar a combatir la violencia, ?no habr¨ªa que ser m¨¢s liberal con los dem¨¢s? Laisser faire, laisser passer. Y no dar nada por supuesto. Ni siquiera esto.
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