La derecha francesa desvirt¨²a el plan de autonom¨ªa de C¨®rcega
El Senado suprime competencias de la futura C¨¢mara corsa
La mayor¨ªa del Senado, dominado por los partidos de la derecha, inici¨® ayer la tarea de desmontar lo que quedaba del proyecto de autonom¨ªa para C¨®rcega, que la mayor¨ªa de izquierda de la Asamblea Nacional sac¨® adelante el 22 de mayo pasado. La derecha suprime el embri¨®n de poder legislativo atribuido a la futura C¨¢mara auton¨®mica y recalca el car¨¢cter 'voluntario' de la ense?anza del corso.
Las rebajas tambi¨¦n retiran a la Asamblea corsa el poder de decidir sobre la urbanizaci¨®n del litoral de la isla, que permanece virgen en un 80% y cuya disputa sirve de tel¨®n de fondo a los enfrentamientos.
Los art¨ªculos del proyecto de ley suprimidos por el Senado podr¨ªan ser restablecidos por el Gobierno de Lionel Jospin, en una segunda lectura del texto en la Asamblea Nacional. Pero a costa de un enorme desgaste pol¨ªtico y sin garant¨ªas de que esto ponga fin a la violencia. El Gobierno negoci¨® la autonom¨ªa con los nacionalistas sin exigirles una condena previa de las armas y, aunque la paz se mantuvo durante el proceso de negociaci¨®n, los asesinatos se suceden en la isla desde el verano pasado.
Los nacionalistas corsos han endurecido su discurso al observar que no se detiene la maquinaria judicial y policial que investiga anteriores hechos violentos. Ametrallamientos de instalaciones policiales y voladuras de casas festonean un proceso al que s¨®lo faltaba la tormenta provocada por una insinuaci¨®n del ministro del Interior, Daniel Vaillant, para reagrupar a los presos corsos en la isla, violentamente criticada por el partido del presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, y por el ex ministro Jean-Pierre Chev¨¨nement, bien colocado como aspirante al cargo de jefe del Estado. La Universidad de C¨®rcega, en fin, suspendi¨® ayer las clases de sus 3.500 alumnos tras la invasi¨®n del campus por una veintena de miembros del grupo Juventud Independentista.
Todo ello coloca al primer ministro, Lionel Jospin, en un callej¨®n sin salida. El Estatuto de C¨®rcega fue negociado por Jospin con la Asamblea de la isla, en su mayor¨ªa formada por partidos de derecha, pero con presencia de la minor¨ªa nacionalista, encabezada por Jean-Guy Talamoni. Incluso 23 diputados de la derecha votaron a favor de la autonom¨ªa corsa en la Asamblea Nacional, durante la primera lectura del proyecto de Estatuto.
Desde entonces, el clima se ha vuelto espeso: la derecha que domina el Senado franc¨¦s ha llevado a cabo una revisi¨®n completa. Y la derecha isle?a aguarda la oportunidad de negociar una salida directamente con su hom¨®loga francesa, retirando as¨ª todo protagonismo al Gobierno de izquierda en v¨ªsperas de un a?o electoral. Dos a?os despu¨¦s de su lanzamiento, el proceso auton¨®mico de C¨®rcega se halla atascado.
Tampoco cabe prever avances en el reconocimiento de lenguas regionales. Si la introducci¨®n del corso en la ense?anza se hace con temores, el Consejo de Estado acaba de echar por tierra un proyecto para integrar en el sistema p¨²blico una red de escuelas privadas de Breta?a, en la que el bret¨®n predomina sobre el franc¨¦s.
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