Montserrat Roig
En Las rumbas de Joan de Sagarra (Editorial Kair¨®s, Barcelona, 1971) encuentro un art¨ªculo, 'Anteayer', que termina as¨ª: 'Montse Roig ha ganado el V¨ªctor Catal¨¤. Felicitats, Montserrat! Sigue lloviendo y el viento parece crecer'.
El art¨ªculo, que apareci¨® en Tele Expr¨¦s, en mi secci¨®n 'El d¨ªa de siempre', no lleva fecha. Lo m¨¢s probable es que se publicase un lunes -por el t¨ªtulo: los domingos no sal¨ªa el peri¨®dico, un peri¨®dico de tarde- y que ese 'anteayer' fuese el s¨¢bado en que se concedi¨® el premio V¨ªctor Catal¨¤ a Montserrat Roig por su libro Molta roba i poc sab¨®... En cuanto a la fecha exacta de su publicaci¨®n, es f¨¢cil dar con ella teniendo en cuenta que la Roig se enter¨® de la concesi¨®n del premio mientras estaba encerrada en Montserrat -'Felicitats, Montserrat!'- durante el c¨¦lebre proceso de Burgos. Esto ocurr¨ªa en 1970.
En 'Tele Expr¨¦s' era la ni?a mimada de Ib¨¢?ez Escofet... aquel diario parec¨ªa a veces una guarder¨ªa, los redactores se insultaban en sus art¨ªculos...
Molta roba i poc sab¨®... se public¨® en 1971. Montserrat me hizo llegar un ejemplar con la siguiente dedicatoria: 'A l'amic Joan: Encara que no ens coneguem massa he volgut regalar-te el meu primer llibre perqu¨¨, com veur¨¤s, ¨¦s encap?alat per una cita del teu pare. Una cita d'una de les millors novel.les que ha donat el pa¨ªs. Montserrat Roig. 17-IV-71'. (La cita en cuesti¨®n era de Vida privada).
Efectivamente, no nos conoc¨ªamos 'massa'. En realidad conoc¨ªa m¨¢s al padre que a la hija. El se?or Tom¨¤s Roig i Llop era presidente de FESTA (?Federaci¨®n espa?ola de sociedades de teatro amateur?) y amigo de mi padre. Desde que era un cr¨ªo sol¨ªa encontr¨¢rmelo en los estrenos teatrales, y en los a?os en que Montserrat empezaba a escribir, a presentarse a cert¨¢menes literarios, su padre me escrib¨ªa recomend¨¢ndome tal o cual espect¨¢culo, rog¨¢ndome que me interesase por un determinado autor o grupo, vamos, que escribiese cuatro l¨ªneas, a ser posible elogiosas, en el Correo Catal¨¢n, donde ejerc¨ªa de cr¨ªtico teatral.
A Montserrat deb¨ª de conocerla en la Adri¨¤ Gual, la escuela de teatro que Ricard Salvat y Maria Aur¨¨lia Capmany ten¨ªan en la c¨²pula del cine Coliseum. La deb¨ª de conocer el mismo a?o en que conoc¨ª a Pilar Aymerich, pero as¨ª como con Pilar me un¨ªan un mont¨®n de cosas -la devoci¨®n por Jarry (Pilar se mont¨® un Ubu, rey con la sola ayuda de una vieja bicicleta y el himno de la Falange Espa?ola), la m¨²sica de los Rolling, las playas de la Barceloneta, el Johnny Walker y el primer Serrat-, de Montserrat, la filla d'en Roig i Llop, me separaban otras tantas. Empezando por los muletes, los disc¨ªpulos de Joaquim Molas (el Jean Molas de la enciclopedia Universalis), y terminando por los psuqueros. Aunque, a decir verdad, yo tambi¨¦n ten¨ªa alg¨²n amigo muleta, como el poeta Josep Elias, o psuquero, como V¨ªctor Mora, aunque V¨ªctor era un psuquero muy heterodoxo, le encantaban, como a m¨ª, el anarquista L¨¦o Ferr¨¦ y Brassens, del que el comisario Chao, el padre de Manu Chao, escrib¨ªa pestes en Triunfo (dec¨ªa que sus canciones eran peque?oburguesas).
A Montserrat la trat¨¦ m¨¢s cuando empez¨® a escribir en Tele Expr¨¦s. Era la ni?a mimada del director, Ib¨¢?ez Escofet, al que siempre le gustaron las chicas guapas. Manuel, Manel Ib¨¢?ez, le hac¨ªa de padre y a menudo de padre padrone, como hac¨ªa con Huertas Claver¨ªa y conmigo. A m¨ª me encantaba meterme con la Roig. Me burlaba de ella en un art¨ªculo -eran los tiempos del patufetismo-leninismo- y ella, ofendida, iba a quejarse al pare Manel, el cual la consolaba y la autorizaba a meterse conmigo. Y al d¨ªa siguiente Montserrat publicaba un art¨ªculo en el que me tildaba nada m¨¢s y nada menos que de 'nazi'. En aquellos a?os, la redacci¨®n de Tele Expr¨¦s, una parte de la redacci¨®n, semejaba un colegio.
Pero no todo eran peleas con Montserrat, tambi¨¦n hab¨ªa sus buenos momentos. Recuerdo que cuando escrib¨ª mi art¨ªculo sobre el reloj de Treblinka, el reloj de la estaci¨®n del campo de exterminio de Treblinka, una falsa estaci¨®n de tren en la que el reloj siempre marcaba la misma hora, Montserrat empez¨® a preguntarme sobre los campos nazis -a qui¨¦n pregunt¨¢rselo sino a un nazi-, y yo le dej¨¦ un libro, ?crits des condamn¨¦s a mort, de Michel Borwicz, un estudio sociol¨®gico sobre los campos de exterminio, los eufem¨ªsticamente llamados 'campos de concentraci¨®n', que la llev¨® a escribir su libro Els catalans als camps nazis, como me lo dej¨® escrito cuando me dedic¨® el libro.
En el Quadern del pasado jueves, Pilar Aymerich cuenta c¨®mo ten¨ªan pensado ilustrar la portada de Molta roba i poc sab¨®... con una foto de una chica y un chico desnudos. ?Virgen Sant¨ªsima! ?Un chico y una chica desnudos en una publicaci¨®n de Editorial Selecta! Imagino la cara que debi¨® de poner la se?ora Maria Borr¨¤s, viuda del editor Josep Maria Cruzet, cuando la informaron de semejante proyecto. La misma se?ora Borr¨¤s que hab¨ªa vetado la publicaci¨®n, en la Biblioteca Selecta, de Vida privada por estimarla una obra 'amoral', pese a la opini¨®n favorable de un padre jesuita al que pidi¨® consejo. La misma Maria Borr¨¤s que hab¨ªa sido la amiga de la actriz Pepita Serrador. Debi¨® de pon¨¦rsele la cara como un tomate, a la buena se?ora.
Molta roba i poc sab¨®... se public¨®, efectivamente, en la Biblioteca Selecta -y no en Edicions 62, como insin¨²a Pilar-, en el n¨²mero 441 de dicha biblioteca, y en la portada se ve a un grupo de chicos conversando, sentados o estirados en unos somieres, rodeados de botellas y ceniceros repletos de colillas. Una foto de Pilar muy de aquellos tiempos, aunque m¨¢s propia de Biblioteca Breve que de la Biblioteca Selecta.
Se cumplen -esta semana, el d¨ªa 10- 10 a?os de la muerte de Montserrat Roig. T'estimem i ¨¦s veritat reza el titular de la serie de actos que los amigos, los innumerables amigos de Montserrat, han convocado para recordarla y homenajearla. 'Ja fa 10 anys que ens falta, una falta enorme', escribe Narc¨ªs Comadira. Es verdad. Yo he empezado a releerla estos d¨ªas. Leo Ramona, ad¨¦u, lectura que compagino con otra novela que le hubiese gustado a Montserrat, y que empieza con una chica que descubre en la casa de una amiga norteamericana una edici¨®n de la poes¨ªa de Lorca. Abre el libro al azar y lee: 'Pero yo ya no soy yo, / ni mi casa es ya mi casa. / Compadre, quiero morir / decentemente en mi cama...'. Y la chica lanza un grito. 'Les conversions ne se racontent pas', dice la chica. 'Je sortis de l'oeuvre de Federico autre, d¨¦finitivement, que je n'y ¨¦tais entr¨¦e. Ma vie de sagesse ¨¦tait derri¨¨re moi'. Y la chica se marcha a Espa?a, tras el rastro de Federico. 'Personne, en Espagne, ne se souvenait d'avoir ¨¦t¨¦ franquiste. Il n'y avait non plus de catholiques: rien que de d¨¦mocrates obsed¨¦s de la performance sexuelle. Le cul rempla?ait la messe', sentencia Clara, la chica. La novela se titula Les ¨¦toiles froides (Stock) y es la ¨²ltima novela de Michel del Castillo. Sigo leyendo.
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