Aquel d¨ªa
Se conmemor¨® ayer en el Museo de Historia el trig¨¦simo aniversario a?os de la fundaci¨®n de la Assemblea de Catalunya. Recordar esta primera sesi¨®n fue especialmente emocionante.
A lo largo de la ma?ana de un soleado domingo de oto?o, gentes de toda Catalu?a, tras salvar un complejo sistema de contrase?as y controles, fueron entrando sigilosamente en la iglesia de Sant Agust¨ª, situada en la plaza del mismo nombre, junto a La Rambla, en Barcelona. En el centro de la plaza, una muchacha, ataviada con una boina de color rojo y una guitarra en las manos, hac¨ªa de sem¨¢foro: su presencia indicaba v¨ªa libre, es decir, que la polic¨ªa no hab¨ªa descubierto el lugar de la reuni¨®n. Unos meses antes, esta primera sesi¨®n no pudo celebrarse por un descuido de ¨²ltima hora. Por tanto, todas las precauciones eran pocas.
Pero el 7 de noviembre de 1971 todo fue como una seda. S¨®lo a Josep Benet lo sigui¨® la polic¨ªa al salir de su casa: con la serenidad propia de un veterano conspirador, entr¨® en una pasteler¨ªa a comprar el tradicional tortell y simul¨® una vuelta al hogar, como un domingo cualquiera. Al poco rato, libre ya de la vigilancia policial, se dirigi¨® hacia el lugar de reuni¨®n.
A las dos de la tarde, la iglesia cerr¨® sus puertas como era habitual. Dentro, en una sala interior, hab¨ªan quedado 300 personas dispuestas a fundar la Assemblea de Catalunya. Pertenec¨ªan a sectores muy diversos: partidos, sindicatos, asambleas locales y comarcales, la Universidad, asociaciones c¨ªvicas y culturales. En los rostros de los asistentes se percib¨ªa una emocionada tensi¨®n. En medio de un expectante silencio, comenzaron los parlamentos previstos para expresar el significado y la finalidad del acto. Especialmente emotivo fue el discurso de Josep Andreu Abell¨®, pronunciado con una elocuencia quiz¨¢ algo antigua pero sobria, contundente, que llegaba directamente al coraz¨®n. Al final, se aprobaron los cuatro puntos de la Assemblea que, m¨¢s adelante, se resumir¨ªan en el conocido lema: 'Llibertat, amnistia, Estatut d'autonomia'.
Pero la importancia de la reuni¨®n iba m¨¢s all¨¢ de los discursos y de los acuerdos: lo decisivo era que la Assemblea se hab¨ªa constituido en una iglesia del centro de Barcelona, que hab¨ªan asistido 300 personas unidas por un objetivo com¨²n, pertenecientes a sectores ideol¨®gicos diversos, de edades y de condici¨®n social distintas, y que, a pesar de todo ello, en plena dictadura, la polic¨ªa no se hab¨ªa enterado. Se pon¨ªa as¨ª de manifiesto una importante capacidad de organizaci¨®n, los deseos de amplios sectores de acabar con el franquismo y, muy especialmente, que se estaba perdiendo el miedo.
A la salida, la sensaci¨®n era, como nunca, de libertad, de normalidad, de que por fin comenzaba a existir una oposici¨®n pol¨ªtica y c¨ªvica que iba m¨¢s all¨¢ de los tradicionales compartimientos cerrados en s¨ª mismos: el movimiento obrero, los estudiantes, los intelectuales. Los reunidos en la iglesia de Sant Agust¨ª no representaban s¨®lo a unas vanguardias muy concienciadas pero desconectadas del ciudadano com¨²n, sino que eran, adem¨¢s, una mezcla de muchas cosas, una variada amalgama que empezaba a no diferenciarse de las personas que, ya de vuelta a casa, encontr¨¢bamos por la calle. La calle, ciertamente, todav¨ªa no era nuestra, pero al salir de aquella reuni¨®n la acera se pisaba con m¨¢s fuerza y la cabeza iba mucho m¨¢s erguida. Y llegabas a casa con una indefinible sensaci¨®n de felicidad y de alegr¨ªa, con el orgullo de haber recuperado alguna peque?a parte de una dignidad que hac¨ªa demasiado tiempo se hab¨ªa perdido.
Aquel 7 de noviembre separa un antes y un despu¨¦s de la oposici¨®n al franquismo en Catalu?a. Franco muri¨® en la cama siendo jefe del Estado; esto es tan indudable como vergonzoso. Pero en vida de Franco, y sin que los franquistas se enteraran, comenzaba ya a aflorar el posfranquismo. Aquella misma noche, cuatro relevantes personalidades de la vida p¨²blica catalana que hab¨ªan participado activamente en la Assemblea convocaron, como si ello fuera algo natural, una conferencia de prensa a la que asistieron periodistas de toda confianza. La noticia de que en Barcelona se hab¨ªan reunido 300 personas y hab¨ªan constituido una plataforma unitaria de oposici¨®n al franquismo empez¨® a dar la vuelta al mundo.
Durante la semana siguiente, el gobernador civil de Barcelona contaba a sus conocidos, con absoluta convicci¨®n, que la constituci¨®n de la Assemblea no se hab¨ªa producido, que era un burdo enga?o y que lo ¨²nico real hab¨ªa sido la conferencia de prensa. El franquismo comenzaba a ignorar, o no quer¨ªa ver, lo que estaba pasando, la Catalu?a oficial ya no sab¨ªa lo que suced¨ªa en la Catalu?a real. El pueblo comenzaba otra vez a tomar la palabra.
Las dictaduras se mantienen por el miedo que inspiran. La tr¨¢gica guerra civil y la represi¨®n posterior instalaron el miedo en la mente y en el coraz¨®n de todos. Unas minor¨ªas cada vez m¨¢s visibles empezaron a agitar las conciencias, a intentar demostrar que sus componentes eran muchos m¨¢s de lo que los contrarios 'quieren y dicen', en burda traducci¨®n del emocionante poema de Raimon dedicado, precisamente, a la vida clandestina y, m¨¢s en concreto, a Gregorio L¨®pez Raimundo.
Aquel d¨ªa, el 7 de noviembre de 1971, estas minor¨ªas hab¨ªan contemplado el inicio de uno de sus m¨¢s ansiados sue?os: el miedo se estaba perdiendo, empez¨¢bamos a galopar.
Francesc de Carreras, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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