Poder amable
Desde que los t¨¢cticos expulsaron de la pol¨ªtica a los estrategas, las cosas han cambiado mucho. Un l¨ªder ya no es aquel que se?ala un camino, sino, simplemente, el que dice que sabe ganar elecciones. Cuando no existe m¨¢s horizonte que las urnas, las campa?as electorales se convierten en eternas y la actividad pol¨ªtica se limita a la meramente electoral. Esto tiene sus ventajas: ahora no s¨®lo se escuchan tonter¨ªas en v¨ªsperas de unos comicios, sino en cualquier momento. Todo el a?o es carnaval.
De vez en cuando aparece un comentarista pesado que, con afanes regeneracionistas, reclama la necesidad de darle valor pedag¨®gico a la actividad pol¨ªtica. Lo cierto es que esta labor se echa muchas veces de menos, como cuando las encuestas se?alan que la poblaci¨®n est¨¢ completamente en desacuerdo con asuntos en los que el Gobierno y la oposici¨®n se sienten un¨¢nimes. Ejemplos recientes han sido la posibilidad -censurada por las encuestas- de enviar tropas espa?olas a Afganist¨¢n, o el puls¨®metro de la SER del lunes pasado que mostraba c¨®mo la ciudadan¨ªa est¨¢ a favor del cese inmediato de los bombardeos sobre ese pa¨ªs.
Pero, ?c¨®mo ejercer de tedioso pedagogo cuando el cuerpo te pide soltar la primera gracia que se te ocurre? La semana pasada, la Junta de Andaluc¨ªa dio a conocer sus presupuestos. La ocasi¨®n era magn¨ªfica para intentar superar la creciente ola de localismos y tratar de imponer la idea de que todos los andaluces est¨¢n embarcados en una aventura com¨²n que supera, con mucho, los l¨ªmites de sus provincias.
Pues no. Se hizo una presentaci¨®n general, pero luego, provincia por provincia, se fue mostrando lo ben¨¦ficos que para cada una de ellas resultan estos presupuestos. Pero lo peor no fue eso, sino los argumentos que los altos cargos provinciales de la Junta han usado para defenderlos.
Como aqu¨ª la cosa va de inquebrantables adhesiones, no importa nada el argumentario, sino el desparpajo con el que se ataca al PP. As¨ª se logra que la pol¨ªtica se vaya desprestigiando al darle a sus debates el nivel propio de los lances de un jard¨ªn de infancia a la hora del recreo. Lo malo es que el nivel sigue descendiendo d¨ªa a d¨ªa sin que parezca tocar fondo.
De momento, los m¨ªnimos los ha marcado el delegado del Gobierno andaluz en C¨¢diz, Jos¨¦ Antonio G¨®mez Peri?¨¢n, que declar¨® la semana pasada que la Junta 'invierte su dinero en mejorar la calidad de vida de los andaluces, mientras que el Gobierno del PP destina la mayor parte de su presupuesto a Defensa para comprar misiles y armas'.
Ese argumento valdr¨ªa para un partido que no pensara llegar nunca a la Moncloa, pero imagino que el PSOE no ha descartado esa posibilidad y tendr¨¢ alg¨²n d¨ªa que volver a comprar armas y misiles, mientras la Junta sigue, por ejemplo, regalando laxantes a los ancianitos.
Lo de G¨®mez Peri?¨¢n no es ning¨²n hallazgo: los gobiernos auton¨®micos saben que son la cara amable del poder. Mientras el Estado se dedica a tareas tediosas o molestas como recaudar impuestos, dirigir la diplomacia y la defensa o poner multas de tr¨¢fico, las autonom¨ªas gastan, curan, ense?an, subvencionan y hasta dan sueldo y coche oficial a gentes con el nivel de G¨®mez Peri?¨¢n. Que siga la fiesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.