El adi¨®s de Sopa de Cabra marca el final de la Edad de Oro cl¨¢sica del rock catal¨¢n
La banda fundadora del movimiento ofreci¨® anoche en Barcelona su ¨²ltimo concierto
No hubo l¨¢grimas, aunque alguno tuvo que contenerlas. No hubo tristeza, aunque la melancol¨ªa se peg¨® a las paredes. No hubo emociones desbocadas, ni escenas de funeral. Anoche, en Razzmatazz, los Sopa de Cabra se limitaron a decir adi¨®s a sus seguidores, y lo hicieron con tanta alegr¨ªa y naturalidad que m¨¢s que un adi¨®s se asemej¨® a un simple hasta luego. No obstante, se palpaba en el ambiente el fin de una ¨¦poca, la de la eclosi¨®n del rock en catal¨¢n, una forma nueva de entender la m¨²sica que vincul¨® las formas cl¨¢sicas del pop-rock con la asunci¨®n de la propia lengua como veh¨ªculo de expresi¨®n art¨ªstica.
Sopa de Cabra han sido (qu¨¦ raro suena decirlo ya en pasado) nada menos que la referencia del rock en Catalu?a. Y fue imposible anoche no tener piel de gallina cuando Gerard Quintana, ataviado muy hippy, comenz¨® el concierto con su c¨¦lebre grito de guerra: 'Bona nit, malparits!'.
En la falta de dramatismo expl¨ªcito de anoche quiz¨¢ haya influido el que la banda de Girona anunciase el final de su carrera hace ya unos meses, dando as¨ª tiempo a digerir la noticia. Al fin y al cabo, el adi¨®s de Sopa de Cabra ha sido el m¨¢s largo de la historia reciente de la m¨²sica popular en Catalu?a. En que su adi¨®s en Barcelona fuera tan apacible han debido de influir dos aspectos. Primero, que el de ayer fue el tercer concierto de despedida, despedida que se inici¨® el martes y continu¨® al d¨ªa siguiente. Segundo, que es de sobras conocida la contenci¨®n emocional y seriedad del p¨²blico barcelon¨¦s, p¨²blico que fue el ¨²ltimo en enterarse en Catalu?a hace unos 23 a?os de que eso del rock en catal¨¢n era algo m¨¢s que el capricho de unos cuantos m¨²sicos de provincias.
Icono generacional
Es cierto que anoche, cuando el p¨²blico gritaba, se o¨ªan las voces de ellas, pero con todo no era un concierto de fans, de alocados jovencitos y jovencitas con el alma robada por el ¨ªdolo de turno.
En Razzmatazz se dio cita un p¨²blico que en muchos casos no conoc¨ªa la sala. Era un p¨²blico que hab¨ªa ido all¨ª a despedirse de un icono generacional que ha hecho del rock su lenguaje de cohesi¨®n durante los a?os a los que ayer se dio carpetazo. Porque de lo que en definitiva se despidi¨® ayer el p¨²blico catal¨¢n no fue tanto de una banda de rock en catal¨¢n -que tambi¨¦n- como de una banda de rock cl¨¢sico crecida con el modelo stoniano. Lo que se despidi¨® anoche en Razzmatazz, el viejo Zeleste de la calle de la Argenteria cuando los de Sopa de Cabra iniciaron su carrera, fue una generaci¨®n de m¨²sicos crecidos bajo la influencia del rock tradicional, ese que obliga a llevar el pelo largo, huir de la etiqueta, repeler el formalismo y dejarse seducir por Creedence Clearwater Revival, The Doors o los sempiternos Rolling Stones. En el caso de Sopa esta adscripci¨®n est¨¦tica tambi¨¦n incluy¨® el pop y el legado de gur¨²s como Bob Marley, un referente ideol¨®gico de primera magnitud para esta banda.
Por ello, anoche, el p¨²blico que llen¨® la sala con la intenci¨®n de decir adi¨®s sin lagrimitas a Sopa no era precisamente un p¨²blico juvenil. Veamos, j¨®venes eran, pero parece que a partir de mediada la veintena eso de la juventud ya es algo que se escabulle en lugar de ser algo que se posee. As¨ª las cosas, el p¨²blico era un p¨²blico crecido con las canciones de Sopa, un p¨²blico que posiblemente traste¨® por vez primera con su pareja, tambi¨¦n all¨ª presente, acompa?ado por un tema de Sopa. Por eso, la noche tuvo mucho de encuentro generacional, de cita de una generaci¨®n que fiel a sus ra¨ªces comienza ahora a verse o sobrepasada por m¨²sicas que ya no entiende o ni tan siquiera desea entender.
En este contexto, los Sopa dispusieron la id¨®nea banda sonora. A las 21.20 comenzaron con Si et va b¨¦, para seguir con ¨¦xitos como El carrer dels torrats, Plouifasol, War (gui?o a Marley) y Deixa'ns dir. A la banda, consciente del momento, no le falt¨® ninguno de sus miembros.
El fin del principio
A punto de cumplirse una d¨¦cada de aquel gran concierto en el Palau Sant Jordi que signific¨® la consagraci¨®n del rock catal¨¢n, Sopa de Cabra, uno de los grupos fundadores de aquella espl¨¦ndida explosi¨®n vital y musical, con Els Pets, Sau y Sangtra?t, ofreci¨® anoche su ¨²ltima actuaci¨®n. En el reci¨¦n estrenado silencio de las guitarras de la banda de Gerard Quintana resuena atronadora una pregunta: ?es el fin de un movimiento, de una ¨¦poca? Los sentimientos ante la siempre triste circunstancia de una despedida inclinan a la nostalgia, una nostalgia que es la misma que tantas generaciones han sentido antes por la inevitable marcha de sus ¨ªdolos, una nostalgia que tiene mucho que ver, seguramente, con el trance de la llegada a la madurez, con el adi¨®s a las propias ilusiones, a la juventud y a una actitud insobornable, libre e irreductible frente a la vida, abocada desde ahora, para la mayor¨ªa, al compromiso. Otra generaci¨®n, la de los 22.000 j¨®venes que vibraron aquella noche en el Sant Jordi, ha dado el paso que lleva desde los sue?os hasta la realidad y habr¨¢ de encontrar -lo est¨¢ haciendo- su propio camino. No obstante, mirado fr¨ªamente, con las cifras en la mano, no hay lugar para la melancol¨ªa; la disoluci¨®n de Sopa de Cabra no es en absoluto el fin del rock catal¨¢n; no es ni siquiera el fin de los propios integrantes de la banda, cuya trayector¨ªa seguir¨¢ en otros proyectos musicales, bajo otros nombres. El rock catal¨¢n sigue vivito y coleando, no s¨®lo porque los viejos grupos siguen siendo populares y vendiendo discos -en ese sentido Sopa de Cabra se despide en el mejor momento de su carrera-, sino porque el relevo, f¨¦rtil y renovador, est¨¢ asegurado. La nueva camada de bandas catalanas no va a ir a la zaga de sus predecesoras, ni en m¨²sica ni en popularidad. La disoluci¨®n de Sopa de Cabra no es, al cabo, sino el fin del principio. Pero obliga a detenerse y mirar atr¨¢s. Y cuando se para la m¨²sica, ni que sea un instante, se escucha el leve suspiro del paso del tiempo.
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