M¨¢s all¨¢ de 'bien-y-mal'
Ya hace m¨¢s de treinta a?os que se despej¨® un error en las traducciones espa?olas de Nietzsche, en el t¨ªtulo de uno de sus ¨²ltimos libros, que sin embargo a¨²n pervive en antiguas o malas versiones o entre las manos de los mal informados. Jenseits von gut und b?sse se tradujo -influencia de la cl¨¢sica y equivocada versi¨®n francesa- como M¨¢s all¨¢ del Bien y del Mal, sin tener en cuenta que en el original no existen los art¨ªculos que determinan los dos ¨²ltimos conceptos, que adem¨¢s est¨¢n en nominativo y no en dativo, por lo que la transgresi¨®n (ir 'm¨¢s all¨¢') no se refiere al 'Bien' ni al 'Mal' como tales nociones concretas, sino a la dial¨¦ctica entre 'bien-y-mal' en general. Esto indica que lo que Nietzsche atacaba era el manique¨ªsmo en s¨ª, no a los conceptos del bien ni del mal, sino a su indebida y r¨ªgida contraposici¨®n donde el pensamiento europeo ve¨ªa la genealog¨ªa de 'su' moral. Dial¨¦ctica abusiva e hip¨®crita que est¨¢ en el origen de toda intolerancia, y que Maurice de Gandillac, uno de los dos asesores de la edici¨®n francesa (el otro era Gilles Deleuze) de la definitiva alemano-italo-franco-japonesa de Colli y Montinari, despej¨® en 1971, en el tomo VII que incluye M¨¢s all¨¢ de bien y mal, junto a su continuaci¨®n La genealog¨ªa de la moral.
Lo que Nietzsche atacaba era el manique¨ªsmo en s¨ª, no a los conceptos del bien y del mal, sino su indebida contraposici¨®n
Y creo que es aqu¨ª donde se puede rastrear la verdadera 'genealog¨ªa de la intolerancia', que es uno de los temas favoritos de la literatura universal de todos los tiempos, desde que Homero cant¨® la guerra de Troya y las consecuencias de la intolerante c¨®lera de Aquiles hasta el reciente Premio Nobel al seg¨²n se dice bastante intolerante V. S. Naipaul. Pues si dividimos las aventuras del esp¨ªritu en la r¨ªgida dial¨¦ctica entre el Bien y el Mal (en dioses y diablos, para¨ªsos e infiernos, buenos y malos) el mundo seguir¨¢ sin tener remedio, lo siento, pues al final siempre se comprueba lo que dec¨ªa Malraux: 'Todo pensamiento que se piensa hasta el final desemboca en el absurdo'. El cristianismo justifica la inquisici¨®n, el comunismo deviene estalinismo, y el islamismo destruye las Torres Gemelas.
Pero como no es ¨¦ste el sitio para seguir por estos senderos tan infinitos como indefinidos, voy a elegir cuatro muestras bastante recientes o editorialmente calentitas en las que la literatura de nuestro tiempo -perd¨®n, del siglo pasado, ¨¦ste nuevo ni es a¨²n nuestro y ni siquiera lo tenemos todav¨ªa- testimonia las manifestaciones de la intolerancia. La primera nos llega desde Estados Unidos, pues se trata de la ¨²ltima novela de Philip Roth, La mancha humana (Alfaguara, 2001), en la que se nos cuenta la tragedia de un viejo profesor de lenguas cl¨¢sicas en una peque?a universidad de Nueva Inglaterra, que tras una brillante carrera en la que consigui¨® transformar y modernizar su centro y llegar al decanato, un banal error de expresi¨®n le lleva a un proceso por 'racismo', a la muerte accidental de su esposa y a la dimisi¨®n por ser 'pol¨ªticamente incorrecto', circunstancia agravada por mantener relaciones sexuales con una mujer de la limpieza, dejando aparte un secreto original -el cambio de razas- que todo lo estropea. Philip Roth es, hoy por hoy, aparte de un narrador excepcional, quien mejor describe las intolerancias norteamericanas desde su interior.
En Sefarad (Alfaguara, 2001), Antonio Mu?oz Molina ha echado el resto para contarnos diversas historias contra las intolerancias sociales, culturales y pol¨ªticas de nuestro tiempo, en unos relatos que van desde las interioridades espa?olas (las mejores) hasta las europeas del nazismo y el comunismo, que m¨¢s flaquean cuanto m¨¢s intentan unirlo todo, pero que constituyen un intento notable, ins¨®lito en la bibliograf¨ªa espa?ola sobre el tema. Ya hace pocos a?os, con La cuadratura del c¨ªrculo (Anagrama, 1999), ?lvaro Pombo nos cont¨® de magistral manera, utilizando sus dotes po¨¦ticas y gran densidad de pensamiento que no hay Bien que pueda justificar el Mal, ni Dios que ampare con su nombre la perpetraci¨®n del sufrimiento y la tortura, a trav¨¦s de un joven medieval, que no puede ser noble, ni caballero, ni monje de la mano de san Bernardo de Claraval y que huye de todas las Cruzadas. Y por ¨²ltimo me vuelvo hacia nuestros propios temas, hacia la m¨¢s cruel e incivil de todas las guerras, la espa?ola de 1936, que el exiliado Paulino Masip describi¨® en 1944 en M¨¦xico, a trav¨¦s de la aventura de un ingenuo y abstracto profesor de metaf¨ªsica ambulante en la novela quiz¨¢ m¨¢s original, sabia e inocente que el tema ha producido, el Diario de Hamlet Garc¨ªa (recuperado por Visor-Comunidad de Madrid el a?o pasado), quiz¨¢ una de las pocas obras que hablan 'en favor' de la tolerancia, m¨¢s que 'contra' la intolerancia, que suele ser desgraciadamente lo normal. No hay 'una sola y ¨²nica' intolerancia, no todas son lo mismo, pues as¨ª no hay manera de resolver nada, cuando todo se globaliza -religiones, pol¨ªticas, culturas y terrorismos- todo desemboca en generalizaciones, y generalizar es una de las maneras de no decir la verdad.
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