Montserrat Roig por el camino de la vida
'DEJA UN VAC?O dif¨ªcil de llenar': ¨¦sta fue la frase m¨¢s repetida en los comentarios de prensa publicados hace diez a?os, a ra¨ªz de la muerte de Montserrat Roig, el 10 de noviembre de 1991. Un lamento un¨¢nime que, con el paso del tiempo, se ha confirmado. No obedec¨ªa ¨²nicamente, como bien sab¨ªamos entonces, a la consternaci¨®n producida por la muerte de una amiga y escritora a una edad (cuarenta y cinco a?os) en que le quedaba mucha obra por hacer, sino a la triste premonici¨®n de que aquella desaparici¨®n constitu¨ªa una baja m¨¢s en la escasa n¨®mina de personajes (y personas) p¨²blicas a quienes los avatares del mundo y de los seres humanos importan sincera y emp¨¢ticamente. Vital, en verdad solidaria y pose¨ªda por una incansable curiosidad por todas aquellas cuestiones que afectaran la manera de pensar, de vivir y de sentir de sus contempor¨¢neos, su voz no se limitaba al campo de la novela y busc¨® la inmediatez del periodismo, del ensayo, de la investigaci¨®n hist¨®rica (entre otros, el memorable Els catalans als camps nazis, Noche y niebla en castellano) y de los programas de televisi¨®n.
Hija del Eixample barcelon¨¦s (que tan bien reflej¨® en su novel¨ªstica), heredera de los ideales pol¨ªticos de los vencidos por la guerra civil, militante -cr¨ªtica- de izquierdas y feminista, articul¨® su obra narrativa de manera sthendaliana, 'paseando por el camino de la vida' el espejo capaz de reflejar el mundo que la rodeaba. De esta elecci¨®n est¨¦tica surgi¨® el fresco de la Barcelona de posguerra que componen los t¨ªtulos de su primera etapa narrativa: el libro de relatos titulado Molta roba i poc sab¨® (Aprendizaje sentimental), 1970; y las novelas Ramona, adeu (Ramona, adi¨®s), 1972; El temps de les cireres (Tiempo de cerezas), 1977, y L'hora Violeta (La hora violeta), 1980. La problem¨¢tica de la mujer en un mundo dominado por c¨¢nones de creaci¨®n masculina, el conflicto generacional, la cr¨ªtica social, el paso del tiempo, el fracaso y la soledad son -sintetizando un ciclo novelesco que, a trav¨¦s de los personajes de dos familias, abarca la evoluci¨®n moral de la sociedad catalana entre el t¨¦rmino de la guerra civil y la ejecuci¨®n de Puig Antich- las preocupaciones tem¨¢ticas dominantes en los libros citados y en buena parte de los que los siguieron: L'¨®pera cotidiana (La ¨®pera cotidiana), 1982; La veu melodiosa (La voz melodiosa), 1987, y el volumen de relatos El cant de la juventut (El canto de la juventud), 1988.
Ya desde sus primeros libros, Montserrat Roig conect¨® de inmediato con la sensibilidad de un p¨²blico amplio, que no hizo sino aumentar. Un p¨²blico que no s¨®lo segu¨ªa fielmente su obra narrativa sino tambi¨¦n sus columnas de opini¨®n. Cuando muri¨®, Montserrat Roig era una de las autoras m¨¢s populares no s¨®lo en el ¨¢mbito de la literatura catalana sino en el de la Pen¨ªnsula. Como suele suceder en este pa¨ªs, a la desaparici¨®n f¨ªsica de una escritora sigue la desaparici¨®n de sus libros. Y as¨ª ha venido sucediendo con Montserrat Roig durante estos ¨²ltimos a?os. Parece que, en esta sociedad culturalmente medi¨¢tica en que vivimos, cuando un autor deja de emitir imagen y sonido en los medios de comunicaci¨®n hay que darle de baja en las librer¨ªas por decreto del mercado. Por suerte, esta misma sociedad parece ser sensible a los aniversarios, y, coincidiendo con el d¨¦cimo aniversario de nuestra autora, se reeditan algunos de sus t¨ªtulos. Es m¨¢s, Marta Pessarrodona, directora de la colecci¨®n Mujeres Viajeras (Plaza y Jan¨¦s), ha conseguido los derechos de un t¨ªtulo de Montserrat Roig in¨¦dito en Espa?a. Se trata de Mi viaje al bloqueo, con pr¨®logo de Rosa Montero; un libro-reportaje sobre el asedio de Leningrado, que la escritora catalana escribi¨® por invitaci¨®n de la editorial Progreso, de Mosc¨², en 1980, tres a?os antes de publicar el espl¨¦ndido La aguja dorada, hoy inencontrable.
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