Poetas cl¨¢sicos para el quej¨ªo jondo

Se hab¨ªa hecho ya, espor¨¢dicamente, alg¨²n intento de llevar la poes¨ªa de los cl¨¢sicos al flamenco, pero nunca un empe?o como ¨¦ste, en que todo lo que cantan pertenece a poetas del XVI y XVII. Vel¨¢zquez-Gaztelu, autor de la selecci¨®n de los versos y su implantaci¨®n en los estilos flamencos, ha tenido adem¨¢s cuidado en respetar en su integridad la literalidad de los textos.

Obviamente los problemas eran grandes, porque el lenguaje de los cl¨¢sicos trasladado a la copla flamenca tiene un sonido y una expresi¨®n muy distantes de la vocalizaci¨®n y la escritura del andaluz actual. E incluso del castellano. Y qu¨¦ decir del enunciado de algunos cantes que hizo Menese: la liviana de Ruiz de Alarc¨®n, la malague?a de San Juan de la Cruz, como pod¨ªa haber enunciado los martinetes de Luis de G¨®ngora o la petenera de Lope.

De entrada, pues, faltaba en el cante esa familiaridad a que los aficionados estamos acostumbrados. Quieras que no, los cantaores son sensibles a esta dificultad, y han de valerse de los atriles para tener las letras a la vista. Aun as¨ª, los flamencos no pueden hacer estos cantes con la misma facilidad que hacen otros que llevan cantando mucho tiempo, y con los que se identifican plenamente. Me pareci¨® m¨¢s apreciable esto en un cantaor como Menese, quien cant¨® bien aunque se le notara tenso en algunos temas. En otros como las guajiras o la petenera, dio la medida de su madurez.

Mayor naturalidad se apreci¨® en Ginesa Ortega, cantaora d¨²ctil y acostumbrada a experiencias diversas en el cante. Algunos de sus temas fueron muy atractivos, como las nanas de Quevedo, Rojas, Lope, Tirso y Calder¨®n y las sevillanas de Tirso. Las guitarras bien, aunque la megafon¨ªa no les dio el adecuado relieve, sobre todo cuando se integraban en la orquesta de c¨¢mara dirigida por Amarg¨®s, que tuvo intervenciones muy bellas.

Carmen Ledesma es una excelente bailaora, mejor para los ambientes ¨ªntimos que para escenarios como el del Real. Bail¨® alegr¨ªas y peteneras e intervino con los palmeros jerezanos en un espectacular acompa?amiento.

Espect¨¢culo, en definitiva, de una gran dignidad, que si no emociona grandemente s¨ª interesa y rompe con los t¨®picos del flamenco convencional.