'Somos pobres y estamos en medio'
A favor o en contra de los talibanes, los refugiados afganos en Pakist¨¢n s¨®lo desean el fin de las bombas
Si uno pretende saber si los talibanes han ganado o han perdido apoyo entre la poblaci¨®n afgana desde que comenzaron los bombardeos el pasado 7 de octubre, lo m¨¢s f¨¢cil es ir al puesto fronterizo de Cham¨¢n. Cientos de refugiados llegan cada d¨ªa a esta frontera desde las principales ciudades de Afganist¨¢n. Pero lo que se encontrar¨¢ el periodista ser¨¢ el mismo rompecabezas que hay dentro del pa¨ªs.
As¨ª, gente como Ismail Ud Dim dec¨ªa: 'La guerra contin¨²a. Lo que ha pasado en Mazar-i-Sharif no va a cambiar la situaci¨®n. Dejaremos las ciudades, nos iremos a las aldeas, bien adentro de las monta?as, y cuando los americanos entren con sus tropas y se conf¨ªen iremos a por ellos. Todo el mundo apoya a los talibanes. Despu¨¦s del Ramad¨¢n ganaremos. Se van a enterar los americanos. Hasta nuestras mujeres ir¨¢n a la lucha'.
Un ni?o cuenta que una bomba cay¨® en una boda en Kabul y mat¨® a varias personas
Sin embargo, Sardan Mohamed, de 45 a?os, y procedente tambi¨¦n de Kandahar, la ciudad donde los talibanes recabaron m¨¢s apoyo en su conquista del pa¨ªs, dec¨ªa que nadie apoya a los talibanes. Su mujer, con el burka y su ni?o de siete a?os, refrendaban sus afirmaciones.
Mohamed Asef, de 60 a?os, lleg¨® de Kabul hace siete d¨ªas y ofreci¨® una respuesta que compartieron varios de los preguntados: 'Nosotros ni estamos con los talibanes ni con los americanos. Somos pobres. Y estamos en medio'. Sahid Khan, de 27 a?os, a?ad¨ªa: 'El cuadro es demasiado grande para nosotros, no terminamos de verlo'.
En una cosa coincid¨ªan las m¨¢s de veinte personas consultadas: todas menos una quer¨ªan que cesaran inmediatamente los bombardeos. 'Es f¨¢cil comprenderlos', dec¨ªa un miembro de M¨¦dicos Sin Fronteras, 'porque esta ma?ana desde aqu¨ª, desde la misma frontera, se han escuchado las bombas. Y supongo que todas las teor¨ªas pol¨ªticas cambian cuando uno se ve debajo de las bombas. Entonces, lo ¨²nico que quieres es que cesen'. La mayor¨ªa de los j¨®venes que ven¨ªan dec¨ªan sonrientes que ellos se iban a unir a la yihad, pero en realidad lo estaban diciendo de espaldas a Afganist¨¢n, pa¨ªs que acababan de dejar atr¨¢s. 'Yo es que he estado luchando en Kandahar y vengo a descansar dos d¨ªas de la guerra', dec¨ªa con poca consistencia Ismail Ud Dim.
Un pediatra, miembro de una organizaci¨®n religiosa radical que regresaba del env¨ªo de un cargamento de ayuda humanitaria a Kandahar, y que prefiere mantenerse en el anonimato, declar¨®: 'Todo el mundo en Kandahar apoya a los talibanes. Todos. ?Y c¨®mo no los van a apoyar cuando los americanos tiran bombas en los hospitales. Yo estaba rezando el pasado jueves en la mezquita del hospital y cayeron dos bombas. Cre¨ª que mor¨ªa all¨ª. Me vine por la noche, llam¨¦ al hospital y me dijeron que por la noche continuaron los bombardeos y que hab¨ªan muerto 15 personas dentro del hospital. ?No es esto terrorismo? ?D¨®nde est¨¢ el Gobierno del Reino Unido para denunciarlo? ?D¨®nde Francia, Italia o Espa?a? ?D¨®nde Unicef? ?Hasta qu¨¦ punto tiene que seguir sufriendo esta gente?'.
Todos los refugiados consultados en este art¨ªculo aseguraban haber visto morir a alguien, en su mayor parte civiles. Algunos de ellos dejaron familiares en el camino. Uno de los ni?os dec¨ªa que una bomba cay¨® en la fiesta de una boda en Kabul y acab¨® con la vida de varias personas.
Ayer, cuando los periodistas y muchos de los miembros de organizaciones humanitarias se marcharon hacia la ciudad de Quetta, como cada d¨ªa a las tres de la tarde, en busca de alg¨²n ba?o y de ropa limpia, los m¨¢s de tres mil refugiados continuaban all¨ª, con el mismo polvo de siempre. Como cada tarde y como cada noche. Con solo unos minutos de agua al d¨ªa. A la ma?ana siguiente otra nueva expedici¨®n de periodistas llegar¨¢. Probablemente, alg¨²n c¨¢mara, como ya ocurri¨® hace tres semanas, alg¨²n d¨ªa se meter¨¢ en una tienda a rodar sin permiso y los ni?os, ancianos y las mujeres la emprender¨¢n a pedradas con ellos.
Entonces habr¨¢ buenas im¨¢genes del radicalismo de los refugiados. Como ya las hubo. Piedras volando a c¨¢mara lenta hacia las cabezas de los reporteros.
Ayer, en ese campo, la gente no escatimaba sonrisas ni respuestas. a las preguntas.Los hab¨ªa a favor y en contra de los talibanes. Pero casi todos ped¨ªan que cesaran los bombardeos. A medio minuto de las bombas resultaba muy f¨¢cil entenderlos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.