Jefes tribales locales toman el poder y detienen a los comandantes talibanes

'El r¨¦gimen talib¨¢n se ha derrumbado', declar¨® ayer Francesc Vendrell, vicerrepresentante especial de la ONU para Afganist¨¢n. El alto funcionario dijo disponer de datos que confirman que ya s¨®lo controlan una peque?a parte del pa¨ªs, aunque eso no significa que el resto haya pasado a manos de la Alianza del Norte. 'Algunos jefes tribales est¨¢n tomando el control e incluso deteniendo a los comandantes talibanes', anunci¨® Vendrell. Entre los detenidos se encuentra el comandante jefe de las fuerzas talibanes, Jalaluddin Haqqani.

'Por derrumbe, me refiero al proceso de desintegraci¨®n del movimiento talib¨¢n como una fuerza o una administraci¨®n organizada', explic¨® Vendrell. 'A d¨ªa de hoy, s¨®lo controlan las provincias de Kandahar, Helmand, el sur de Oruzgan y partes de Zabul y Nimruz', a?adi¨® el enviado de la ONU, que es tambi¨¦n jefe de la Misi¨®n Especial para Afganist¨¢n (UNSMA).

Los empleados locales de esta agencia pol¨ªtica han seguido informando de la situaci¨®n en el interior de ese pa¨ªs. 'Algunas shuras [asambleas] locales han tomado el poder en algunas zonas e incluso han detenido a algunos comandantes, como Jalaluddin Haqqani', manifest¨® Vendrell. Haqqani, un veterano de la guerra contra la invasi¨®n sovi¨¦tica, no es un talib¨¢n, pero se uni¨® a ese r¨¦gimen, al que aport¨® hombres y la lealtad de las tribus de su provincia, Paktia.

Es all¨ª, en torno a su capital, Khost, donde se encuentran la mayor¨ªa de las bases de entrenamiento de Al Qaeda, el grupo de Osama Bin Laden. Haqqani ejerc¨ªa de ministro de Asuntos Tribales en el peculiar Gobierno talib¨¢n. Pero en las primeras semanas de la crisis, antes de que se iniciaran los bombardeos y cuando se tem¨ªa que muchos jefes tribales cambiaran de bando, fue nombrado comandante jefe de las fuerzas talibanes. Luego, durante una extra?a visita a Islamabad, se especul¨® con que hab¨ªa venido a preparar la deserci¨®n de un grupo de talibanes moderados, pero sus palabras nunca dejaron ver discrepancias con el r¨¦gimen.

De acuerdo con el enviado de la ONU, algunas de las shuras que se han establecido a modo de poderes locales 'est¨¢n a favor del rey y de la convocatoria de una Loya Jirga [gran asamblea tradicional]'. Sin embargo, no siempre es as¨ª. En la provincia de Nangarhar y otras del este afgano, los jefes pastunes estaban pendientes de reunirse anoche para decidir. En Kandahar se preparaba una reuni¨®n. Un grupo de l¨ªderes tribales locales trataba de negociar con los talibanes una salida que evitara que la ciudad siguiera siendo bombardeada.

Las posibilidades de ¨¦xito de los notables parec¨ªan escasas despu¨¦s de que el l¨ªder espiritual del movimiento rigorista, el jeque Mohamed Omar, dijera en una entrevista con la BBC que prefer¨ªa morir que rendirse. El n¨²cleo duro de los talibanes es un grupo de hombres fuertemente ideologizados, una especie de monjes-soldados, que no va a desaparecer con esta derrota. Aunque nadie cree sus alegaciones de que est¨¢n procediendo a una retirada t¨¢ctica y reagrup¨¢ndose para atacar, su transformaci¨®n en una guerra de guerrillas puede todav¨ªa ocasionar muchos quebraderos de cabeza a Estados Unidos, a Pakist¨¢n y a los propios afganos, cuyos deseos de paz pueden tardar en concretarse alg¨²n tiempo todav¨ªa.

Regreso a Kabul

Aun as¨ª, la situaci¨®n de seguridad en el norte parece consolidarse y eso permiti¨® ayer a la ONU enviar a sus primeros funcionarios internacionales a la provincia de Badakhshan. 'El regreso de nuestro personal a Kabul, si las condiciones de seguridad lo permiten, se producir¨¢ ma?ana o pasado', anunci¨® Stephanie Bunker, portavoz de la Oficina del Coordinador Humanitario para Afganist¨¢n.

Al frente de este primer equipo de personal pol¨ªtico y humanitario viaja Vendrell. 'Es el deseo y la decisi¨®n del secretario general que abramos las oficinas pol¨ªticas y humanitarias en Kabul tan pronto como sea posible', manifest¨® Vendrell. 'Mi intenci¨®n es entrevistarme con varios representantes del Frente Unido, escuchar sus puntos de vista y explicarles tambi¨¦n los nuestros, que son los de la comunidad internacional', prosigui¨®, empezando a utilizar el nombre Frente Unido en vez de Alianza del Norte, tal como prefieren los comandantes de esa coalici¨®n.