Dise?ador de espacios
Si estudiar el espacio parece ser sobre todo cosa de f¨ªsicos, dise?arlo puede ser uno de los cometidos principales de los escultores. Isamu Noguchi, por ejemplo, ha sido considerado como uno de los mejores dise?adores de espacios del siglo pasado. Hay que decir que naci¨® en Los ?ngeles en 1904 (muri¨® en 1988) de padre japon¨¦s y madre americana, y que su experiencia de esta dualidad no puede ser pasada por alto a la hora de interpretar el sentido de su trayectoria.
De hecho, cuando Buckminster Fuller celebraba su actitud de comprensi¨®n 'global' del mundo que le rodeaba, se estaba remitiendo a la manera peculiarmente fecunda en que Noguchi hab¨ªa sabido comunicar los valores de Occidente con los del Extremo Oriente. De la cultura japonesa proceden seguramente los elementos de m¨¢s enf¨¢tica espiritualidad, su solemne sentido de lo sublime y del vac¨ªo, la meditativa serenidad de sus construcciones, as¨ª como su sentido pr¨¢ctico. De Am¨¦rica y Europa, su enraizamiento en las formas abstractas puestas en circulaci¨®n por la tradici¨®n vanguardista, y en particular las de Brancusi, con quien estuvo trabajando en Par¨ªs.
UN ESTUDIO ESPACIAL
Isamu Noguchi Maquetas/fotograf¨ªa IVAM Centre del Carme Museu, 2. Valencia Hasta el 13 de enero de 2002
Noguchi dise?¨® numerosos parques infantiles, grandes parques abiertos y peque?os jardines para patios de edificios, ocasionalmente inspirados en la tradici¨®n japonesa de la tierra y la piedra, como los jardines de la Unesco, y muchas veces realizados en colaboraci¨®n con arquitectos como Louis I. Kahn.
Y, junto a ello, y al margen de su duradera implicaci¨®n en los espect¨¢culos de danza de Martha Graham, Noguchi produjo tambi¨¦n fuentes, plazas, monumentos y esculturas p¨²blicas de toda clase realizadas en los m¨¢s distantes lugares del planeta, pero siempre tratando de aprovechar en cada caso el esp¨ªritu del lugar en su conexi¨®n con la cultura y con la naturaleza, orient¨¢ndolo en una direcci¨®n universalista impregnada de rasgos de una especie de espiritualidad antigua, primordial, cuando no prehist¨®rica, vagamente mitol¨®gica, de un simbolismo ceremonial y sincr¨¦tico.
Su expl¨ªcita concepci¨®n de todos estos espacios como esculturas plenamente consecuentes, as¨ª como su pasi¨®n por la realizaci¨®n de paisajes escult¨®ricos, sobre todo a partir de 1933, le ha hecho acreedor al t¨ªtulo de precursor del land art y de la earthwork. En estas vertientes de su trabajo es donde se hace m¨¢s manifiesta la dimensi¨®n ut¨®pica de sus propuestas, que no por azar sol¨ªan quedar estancadas en el estado de proyectos.
En la exposici¨®n del IVAM, comisariada y bien documentada por Ana Mar¨ªa Torres, lo que se recoge es un conjunto de 22 maquetas de otros tantos proyectos, acompa?adas de sus correspondientes ilustraciones fotogr¨¢ficas. De hecho, en ellas se hace especialmente evidente su dominio de los relieves. Puesto que, aun cuando fueron concebidos como espacios habitables, hechos para ser transitados y contemplados desde el suelo, en funci¨®n de las dimensiones propias de ser humano, al quedar presentados en forma de maquetas se ofrecen al espectador en forma de vistas a¨¦reas.
Pero de alg¨²n modo, m¨¢s all¨¢ de las limitaciones obviamente inherentes a toda maqueta, muchas de esas piezas le hacen aut¨¦ntica justicia. Basta con pensar en el proyecto de una earhtwork como Esta tierra torturada, concebida en 1943 bajo los efectos de la guerra, o incluso ese fascinante Monumento al hombre, m¨¢s tarde rebautizado como Escultura para ser vista desde Marte, de 1947, que Noguchi realiz¨® en arena. Desde esas enormes distancias trataba de aproximar la escultura a la experiencia inmediata.
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