Encrucijada pol¨ªtica para Los Verdes
Solventada con ¨¦xito la moci¨®n de confianza, todas las miradas se dirigen ahora al congreso de Los Verdes, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo fin de semana en Rostock. Si hasta ayer fue la mayor¨ªa del grupo parlamentario la que presion¨® a la minor¨ªa (de los 47 parlamentarios ecologistas, a fin de cuentas, s¨®lo cuatro votaron en contra de la propuesta gubernamental), en este puerto del B¨¢ltico, en territorio de la antigua RDA, las presiones ser¨¢n de signo contrario. En Rostock ser¨¢n las bases las que arremeter¨¢n contra lo que consideran una postura demasiado moderada y conciliadora no s¨®lo en pol¨ªtica exterior, sino en cuestiones como la energ¨ªa nuclear y la inmigraci¨®n.
Once de las 16 federaciones regionales de Los Verdes a lo largo de esta semana ya han dejado claro que rechazan tajantemente los operativos militares. 'La discusi¨®n no ha hecho m¨¢s que comenzar', constataba ayer, en los corredores del Reichstag, Angelika Beer, experta en temas de defensa de los ecologistas y una de las l¨ªderes del ala realista de un partido que hunde sus ra¨ªces en el movimiento antinuclear y pacifista de los a?os setenta.
'Los Verdes tienen un problema gigantesco: hagan lo que hagan, saldr¨¢n perjudicados', sostiene Oskar Niedermayer, catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Berl¨ªn. 'El problema es que el grupo parlamentario, el partido y los electores no logran ponerse de acuerdo'. La militancia de muchos ecologistas de base explica en parte la reticencia de algunos diputados a seguir el rumbo marcado por Schr?der y Fischer. Sucede que durante estos d¨ªas se reparten los puestos en las listas para las pr¨®ximas elecciones federales y son los afiliados de base quienes tienen la sart¨¦n por el mango.
Hacer caso a los m¨¢s fundamentalistas y abandonar el Gobierno significar¨ªa probablemente el suicidio pol¨ªtico de este partido, que ya no obtendr¨ªa suficientes votos para superar la barrera del 5% necesaria para entrar en el Bundestag y podr¨ªa perder a Joschka Fischer, el pol¨ªtico m¨¢s popular de Alemania. 'Si se quieren tirar por la ventana, all¨¢ ellos. Nosotros no los podemos retener', comentaba en estos d¨ªas el sarc¨¢stico secretario general de los socialdem¨®cratas, Franz M¨¹ntefering.
El congreso de Rostock, sin embargo, no ser¨ªa la primera prueba que logra superar un partido tan conflictivo como vital. 'Es una situaci¨®n dif¨ªcil, pero mi experiencia me ense?a que nunca dejamos de aprender', dec¨ªa ayer Andrea Fischer, la ex ministra de Sanidad. Los delegados, por ejemplo, podr¨ªan recordar lo que sucedi¨® el 19 de mayo de 1999, cuando una bolsa de pintura lanzada desde el auditorio casi rompe el t¨ªmpano de Joschka Fischer. A pesar de ello, la agresi¨®n no impidi¨® que el ministro de Exteriores lograra que sus correligionarios aprobaran la intervenci¨®n de la OTAN en Kosovo.
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