Llueve sobre mojado
La protecci¨®n por parte de la polic¨ªa del c¨®nsul marroqu¨ª ante la protesta vecinal contra la apertura de su oficina diplom¨¢tica en Almer¨ªa y la apertura de un queja de oficio por parte del Defensor del Pueblo ante el rechazo reiterado a dicha apertura han sido, sin duda, lo m¨¢s llamativo de lo ocurrido en nuestra comunidad aut¨®noma esta semana. Es verdad que ha habido algunas novedades en el pol¨¦mico proceso de adaptaci¨®n a la ley de las cajas de ahorros sevillanas, en un pleno sobre transfuguismo en el Parlamento de Andaluc¨ªa y en el caso Isla Chica con la decisi¨®n del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa de proceder penalmente contra el alcalde de Huelva, que han tenido inter¨¦s y que merecer¨ªan alg¨²n tipo de comentario. Pero no tienen, en mi opini¨®n, la importancia de lo ocurrido en Almer¨ªa.
'De lo que podemos estar seguros es de que mientras no dispongamos de una pol¨ªtica de inmigraci¨®n los acontecimientos como los de Almer¨ªa o El Ejido volver¨¢n a repetirse'
Vaya por delante que soy plenamente consciente de que todos tendemos a ser muy comprensivos con los problemas que no nos afectan directamente y a la inversa. Nos resulta muy f¨¢cil, por ejemplo, criticar como xen¨®fobas e incluso racistas las conductas de los ciudadanos que se ven directamente afectados por la apertura del consulado marroqu¨ª en Almer¨ªa, sin tener conocimiento de la realidad social de la inmigraci¨®n en esa provincia y sin intentar ponernos en su situaci¨®n y preguntarnos qu¨¦ har¨ªamos en sus circunstancias.
Pienso que esto es lo que tendr¨ªamos que hacer todos. ?Por qu¨¦ esa resistencia a la apertura del consulado, llegando incluso al uso de la violencia, que dio lugar no s¨®lo a que tuviera que intervenir la pol¨ªc¨ªa, sino tambi¨¦n a la apertura de diligencias judiciales? ?Es que los ciudadanos de Almer¨ªa son particularmente racistas y xen¨®fobos? ?Por qu¨¦ la apertura del consulado marroqu¨ª en Algeciras ha sido tan extraordinariamente pac¨ªfica y la apertura en Almer¨ªa est¨¢ resultando tan extraordinariamente conflictiva? ?Es que la condici¨®n de los ciudadanos de Almer¨ªa es distinta de la de los ciudadanos algecire?os?
Hasta que no seamos capaces de dar una respuesta razonable a estos interrogantes, todo lo que digamos ser¨¢ expresi¨®n de nuestros prejucios del signo que sea, pero no avanzaremos pr¨¢cticamente nada para enfrentarnos con el problema de la inmigraci¨®n.
Las dificultades para conseguir abrir un consulado marroqu¨ª en Almer¨ªa no es m¨¢s que un indicador m¨¢s de la no existencia de una pol¨ªtica inmigraci¨®n coherente en nuestro pa¨ªs. Obviamente no se puede justificar el uso o la amenaza de la violencia, como ha ocurrido en Almer¨ªa, y mucho menos para impedir la apertura de un consulado marroqu¨ª que es una necesidad evidente en dicha provincia, pero no nos podemos quedar en ese dato, porque no me parece lo m¨¢s importante. Mientras no dispongamos de una pol¨ªtica de inmigraci¨®n, la violencia puede convertirse en algo recurrente. Mikel Azurmendi lo acaba de decir en su desasosegante libro Estampas del Ejido: 'Cuando en una sociedad democr¨¢tica crece s¨²bitamente una gran masa inmigrante... que exceda a la oferta de trabajo y de vivienda y que sea percibida como contraria a la seguridad ciudadana' cualquier acontecimiento que refuerce el sentimiento de inseguridad puede provocar un estallido de corte xen¨®fobo.
No podemos hacernos la ilusi¨®n de que disponer de una pol¨ªtica de inmigraci¨®n, en cuya formulaci¨®n y ejecuci¨®n participen todas las administraciones implicadas, central, auton¨®mica y municipal, evitar¨¢ por completo que se produzcan resistencias ciudadanas ante medidas concretas e incluso que algunas lleguen a hacer uso de la violencia, pero de lo que podemos estar seguros es de que, mientras no dispongamos de dicha pol¨ªtica, acontecimientos como los de esta semana en Almer¨ªa o los del pasado en El Ejido volver¨¢n a repetirse. Si unos ciudadanos entienden que su contribuci¨®n a la respuesta que tiene que darse al problema de la inmigraci¨®n es excesiva, se opondr¨¢n a las medidas que m¨¢s directamente les afecten.
O conseguimos formular y poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica de inmigraci¨®n que sea susceptible de ser entendida y considerada equitativa por el conjunto de la ciudadan¨ªa, o estaremos condenados a que se reproduzcan reacciones de protestas, que lo m¨¢s probable es que vayan a peor.
El momento, adem¨¢s, es malo. Estamos inmersos en un conflicto con Marruecos, como la llamada a consultas del embajador hace un par de semanas ha puesto de manifiesto. Se est¨¢ iniciando una desaleraci¨®n econ¨®mica, que va a reducir simult¨¢neamente la oferta de empleo en nuestro pa¨ªs y que incrementar¨¢ la presi¨®n inmigratoria, en la medida en que los pa¨ªses africanos se van a ver afectados por la crisis m¨¢s que los europeos. Todo apunta a que van a venir m¨¢s inmigrantes y que van a tener m¨¢s dificultades para encontrar trabajo y vivienda. No podemos esconder la cabeza como los avestruces. Y no podemos esperar que los ciudadanos m¨¢s directamente afectados acepten cargar con los costes de esta nueva situaci¨®n en ausencia de una pol¨ªtica general.
No es el momento de lamentarse otra vez de la oportunidad perdida con la ruptura del consenso en torno a la Ley de Extranjer¨ªa en la legislatura anterior y la imposici¨®n por el PP de su ley tras obtener la mayor¨ªa absoluta en las ¨²ltimas elecciones generales. La Ley que tenenemos es la que tenemos y con base en ella todas las administraciones tienen que poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica que nos permita evitar lo ocurrido esta semana. De lo contrario, iremos a peor. Llueve sobre mojado
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