El efecto Manganelli
Me llam¨® un amigo por tel¨¦fono: vio que adornaban los grandes almacenes para la Navidad y le entr¨® una tristeza inexplicable, quiz¨¢ por el paso del tiempo. Otra vez ha pasado un a?o. Yo tambi¨¦n he visto ya el primer ¨¢rbol con bolas brillantes. Yo tambi¨¦n he sentido los primeros s¨ªntomas del efecto Manganelli, escritor italiano que muri¨® en 1990 y dej¨® entre sus papeles un libro secreto, 82 fichas escritas con bol¨ªgrafo azul, El pesebre, donde medita sobre las figuras del bel¨¦n: a pesar de su vida distra¨ªda y desorientada, Giorgio Manganelli, como un animal, percib¨ªa en el aire la inminencia de las fiestas. ?Felicidad navide?a? Cuando la Navidad se acerca la infelicidad se desencadena, dice Manganelli. La alegr¨ªa euf¨®rica de la celebraci¨®n es una forma de angustia: compra ansiosa de alimentos y objetos inesperados, indecorosas reuniones de parientes. A esta visi¨®n de la Navidad la llamo el efecto Manganelli, y me temo que nadie est¨¢ absolutamente libre de ¨¦l.
Los regalos ser¨¢n un problema de los d¨ªas que se aproximan. ?Tendr¨¢n derecho los tr¨¢nsfugas pol¨ªticos a los regalos que distribuyan el Parlamento y los gobiernos municipales? Entre los colegas de los tr¨¢nsfugas reina en los ¨²ltimos d¨ªas una verdadera indignaci¨®n justiciera. Dicen que los tr¨¢nsfugas 'vulneran y conculcan la leg¨ªtima voluntad de los ciudadanos'. Un tr¨¢nsfuga es un cargo electo que, elegido en una lista cerrada, pone su voto al servicio de otra lista cerrada. Pero, en principio, yo no veo mal el transfuguismo, aunque algunos lo entiendan como traici¨®n o deserci¨®n.
Yo veo mal las listas cerradas que dejan al parlamentario y al concejal sin conciencia: su conciencia es el partido. Alguien me dir¨¢: si el diputado no est¨¢ de acuerdo con su partido que dimita de acuerdo con su conciencia y devuelva su voto al partido. ?Y si el partido propone un disparate que repugna a la conciencia del posible tr¨¢nsfuga? ?Debe el posible tr¨¢nsfuga regalar su voto para el disparate?
Deber¨ªa haber muchos tr¨¢nsfugas estos d¨ªas en el Congreso: tr¨¢nsfugas que se resistan a ser un ap¨¦ndice sin voto de los Estados Unidos de Am¨¦rica, como ha dicho de Europa el portugu¨¦s Eduardo Louren?o (El Pesebre de Manganelli no se encuentra en espa?ol, pero El Roto dibuja todos los d¨ªas laborables en esta misma p¨¢gina un incre¨ªble Bel¨¦n Afgano); tr¨¢nsfugas que no acepten la sinraz¨®n de una nueva Ley Universitaria clandestina, sacada adelante gracias al voto ciego de las listas cerradas.
El primer art¨ªculo de la LOU que trata los derechos y deberes de los estudiantes (eliminados en la nueva ley de cualquier participaci¨®n en el control real de la vida universitaria) dice con mucha verdad: 'El estudio es un derecho y un deber de los estudiantes'. Los seres vivos est¨¢n vivos, la venta es un derecho y un deber de los vendedores, los estudiantes estudian. Son tautolog¨ªas espl¨¦ndidas que me recuerdan aquellas declaraciones de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, cuando le preguntaron qu¨¦ hac¨ªa durante los tiempos de lucha contra el franquismo:
- Estudiar, que es lo que tiene que hacer un estudiante.
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