Cuando el mar regresa, el cemento se resquebraja
Los temporales avivan el debate de la invasi¨®n del litoral
La furia del Mediterr¨¢neo en lo que algunos han calificado como el mayor temporal de los ¨²ltimos 20 a?os ha puesto de manifiesto otra vez la fragilidad de las construcciones humanas, hasta la de un poderoso puerto como el de Castell¨®n. Y mientras los municipios y los propietarios de viviendas y negocios azotados por las olas reclaman barreras y defensas que los protejan, otras voces, entre ellos las de algunos pol¨ªticos y todos los ecologistas, exigen la devoluci¨®n al mar de lo que siempre han sido sus dominios. Y cuando menos, el freno a toda nueva urbanizaci¨®n en la costa.
'En temporales como este ¨²ltimo se ve que hay que devolver al mar el terreno que le corresponde y que no se puede ocupar la costa de manera indiscriminada'. El director general de Costas del Ministerio del Medio Ambiente, Jos¨¦ Trigueros, denunciaba con estas palabras el martes pasado en Pinedo c¨®mo la mayor¨ªa de los desastres ocasionados por las enormes olas del temporal del pasado fin de semana se deben a una temeraria invasi¨®n humana del dominio de la olas.
Tras la visita de Trigueros, las olas volvieron a arrasar el jueves las costas del norte de Castell¨®n, destrozando incluso parte de los diques de protecci¨®n del puerto de la capital de La Plana. Pero el mayor da?o ya lo hab¨ªa causado el temporal entre el domingo y el lunes, 'el mayor de los ¨²ltimos 20 a?os', seg¨²n el director general de Costas. Los da?os suman casi 8.000 millones de pesetas. A efectos del Gobierno central, la destrucci¨®n de paseos mar¨ªtimos se eleva a 3.310 millones de pesetas, a los que habr¨¢ que sumar los da?os en el puerto de Castell¨®n. Y a cargo del Consell, otros 5.000: los da?os en puertos de la Generalitat sumaron 2.140 millones de pesetas, y los de las infraestructuras instaladas en las playas (duchas, lavapi¨¦s, mobiliario, juegos infantiles, papeleras, pasarelas...) otros 2.250 millones. Los municipios afectados han elaborado sus propias listas de desperfectos. Y el monto total se sabr¨¢ cuando eval¨²en sus p¨¦rdidas todos los particulares afectados, para quienes el Consell ya ha anunciado l¨ªneas de cr¨¦ditos especiales.
El debate est¨¢ claro: numerosas construcciones en el borde litoral corren un peligro real ante los embates del Mediterr¨¢neo, un peligro que podr¨ªa aumentar si se confirman las auguradas consecuencias del cambio clim¨¢tico que est¨¢n produciendo los gases de efecto invernadero. Hay quien apuesta por seguir ocupando el litoral y defenderse de las olas con todo tipo de medios t¨¦cnicos. Y hay quien aboga por eliminar toda construcci¨®n invasora. Entre estas posiciones antag¨®nicas, toda la gama de grises.
La Ley de Costas, aprobada en 1988, deja claro en su art¨ªculo tercero que la zona de dominio p¨²blico mar¨ªtimo-terrestre incluye, adem¨¢s de las playas, 'el l¨ªmite hasta donde alcanzan las olas en los mayores temporales conocidos'. Es decir, a efectos legales, no se puede construir ning¨²n tipo de infraestructura privada en ning¨²n sitio que pudiera verse afectado por el mar m¨¢s embravecido. Y, desde la aprobaci¨®n de la ley, en julio de 1988, es competencia del ministerio hacer el deslinde de la costa, es decir, delimitar en cada tramo del litoral cu¨¢l es lugar exacto a partir del cual s¨ª se puede construir, si as¨ª lo decide el municipio correspondiente. El principal problema radica en todas las construcciones que crecieron como champi?ones a escasos metros de las olas durante el boom del turismo, antes de la entrada en vigor de la ley. Pero tambi¨¦n han sido numerosas las ocasiones en que, a pesar de la ley, el cemento ha invadido el litoral en estos ¨²ltimos a?os.
Y no es f¨¢cil la labor de Costas, puesto que las presiones para regularizar situaciones ilegales, o simplemente peligrosas, vienen hasta de los propios municipios. En la parada de Pinedo, tras recorrer en helic¨®ptero el sur del litoral de la Comunidad Valenciana, Trigueros explic¨® que las mismas personas que se quejan cuando las olas causan desperfectos en sus viviendas o negocios son las que protestan cuando el deslinde de Costas deja su propiedad fuera de juego. 'Te exigen que retranquees la l¨ªnea de dominio p¨²blico', asegur¨®. En ese momento, el peligro no cuenta.
La destructiva, por lo menos en lo referente al paisaje natural, y peligrosa urbanizaci¨®n de la zona en la que el mar suele, aunque a veces parezca que es muy de vez en cuando, tomar posesi¨®n con toda su violencia, es una denuncia reiterada entre los grupos ecologistas. Greenpeace ya pidi¨® el lunes una profunda revisi¨®n de la gesti¨®n costera y denunci¨® que en Espa?a hay planes para ampliar 30 puertos comerciales, construir o ampliar 58 puertos deportivos y para desarrollar urbanizaciones en decenas de kil¨®metros de costa. No es la ¨²nica voz de alerta. Ingenieros y urbanistas, que recuerdan c¨®mo las infraestructuras portuarias y otros diques modifican la din¨¢mica de las corrientes marinas, han insistido esta semana tambi¨¦n en que los cordones dunares son elementos de protecci¨®n que se inutilizan al construir sobre ellos.
De nada sirve. A no ser que la ley de ordenaci¨®n que prepara el Consell revierta los planes de urbanismo de los 60 municipios costeros valencianos, ¨¦stos tienen previsto duplicar su superficie urbana en los pr¨®ximos a?os: ocupan ahora 35.257 hect¨¢reas y tienen calificadas como urbanizables otras 30.767. Un peligro latente para los ¨²ltimos kil¨®metros de costa virgen, que si se excluyen los 147 que gozan de una protecci¨®n especial, apenas suman 15 kil¨®metros, muy golosos para los constructores.
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