?Y si la culpa no fuese de Madrid?
La Comunidad Aut¨®noma de Madrid mantiene con claridad el liderazgo en el sector de la cultura y el ocio en Espa?a, con el 48,2% del conjunto de ventas de productos y servicios culturales y de ocio de toda Espa?a. Su ventaja respecto a Catalu?a, que con el 29% se mantiene en segunda posici¨®n, aumenta cada vez m¨¢s. Todo ello se desprende del estudio llevado a cabo por un equipo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM) por encargo de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). La tasa de crecimiento del uso y consumo de bienes y servicios culturales y de ocio que tuvo Madrid fue del 18,6% frente a s¨®lo el 11,8% de Catalu?a, ya por debajo de la media espa?ola, que es del 15%.
La frialdad de estos datos no debe hacernos olvidar su trascendencia. Una somera lectura del citado estudio, titulado La evoluci¨®n de la industria de la cultura y el ocio en Espa?a por comunidades aut¨®nomas (1993-1997), debe hacer sonar las se?ales de alarma en la sociedad catalana, si es que ¨¦sta no desea seguir perdiendo terreno en uno de los sectores en los que hab¨ªa sido fundamental en el conjunto de Espa?a. Aunque la Agencia Tributaria no ha facilitado datos de los ¨²ltimos a?os y, por tanto, el estudio abarca s¨®lo de 1993 a 1997, lo cierto es que pone en evidencia la progresiva p¨¦rdida de peso de Catalu?a. Dos datos m¨¢s ilustran al respecto: el valor a?adido bruto (VAB), que constituye la variable indicadora del valor generado por una determinada actividad econ¨®mica, en este periodo ha crecido anualmente el 22,8% en toda Espa?a, pero s¨®lo el 15,5% en Catalu?a. En 1993, Catalu?a se situaba en este campo por encima de Madrid en 20.000 millones de pesetas, mientras que en 1997 las posiciones ya se hab¨ªan modificado, puesto que Madrid superaba ya entonces en 600.000 millones a Catalu?a. La producci¨®n de bienes y servicios culturales y de ocio sigue estando concentrada en Espa?a fundamentalmente en estas dos mismas comunidades aut¨®nomas, que sumadas llegan al 70,5%, pero Madrid con el 44,4% y Catalu?a s¨®lo con el 26,1%.
Frente a datos como ¨¦stos, desde Catalu?a lo m¨¢s f¨¢cil es recurrir una vez m¨¢s al t¨®pico y echarle todas las culpas a Madrid, al centralismo o al espa?olismo. Pero los datos son tozudos. Rub¨¦n Guti¨¦rrez, uno de los autores del estudio, explica: 'La inversi¨®n privada est¨¢ respondiendo con mayor dinamismo que la p¨²blica a la nueva demanda de productos culturales'. Esto es particularmente claro en Catalu?a, donde el 94% del valor econ¨®mico generado por la cultura surge de empresas privadas. Es cierto, no obstante, que la inversi¨®n p¨²blica en este sector ha aumentado en Catalu?a una media del 8,2% anual, con lo que resulta que es la comunidad aut¨®noma que m¨¢s destina en sus presupuestos p¨²blicos a la cultura. Pero esto es as¨ª s¨®lo porque las corporaciones locales catalanas, sobre todo los grandes ayuntamientos y algunas diputaciones provinciales, aportan dos de cada tres pesetas invertidas por las administraciones p¨²blicas en el sector de la cultura y el ocio. Verdad es que de los 77.750 millones de pesetas que en 1993 se aportaron a inversiones p¨²blicas en cultura y ocio en Catalu?a, se pas¨® en 1997 a 106.666 millones, pero conviene tener en cuenta que el 62,2% procedi¨® de las corporaciones locales catalanas y s¨®lo el 37,8% lleg¨® de la Generalitat, a pesar de ser ¨¦sta la administraci¨®n con competencias exclusivas en cultura. Ello explica tal vez que el gasto p¨²blico per c¨¢pita en cultura y ocio sea en Catalu?a s¨®lo de 13.997 pesetas, cuando en el Pa¨ªs Vasco es de 33.857 pesetas, en Cantabria supera las 20.000 y en La Rioja es de 19.208.
Una vez m¨¢s, los hechos demuestran hasta qu¨¦ punto yerran quienes se obsesionan en la denuncia de discriminaciones del poder central hacia Catalu?a, en muchas ocasiones reales pero a veces s¨®lo supuestas, sin tomar en consideraci¨®n casi nunca que desde hace demasiados a?os, en Catalu?a no existe una aut¨¦ntica pol¨ªtica cultural adecuada a la realidad actual.Tomando datos de nuevo del mencionado estudio, la aportaci¨®n al producto interior bruto (PIB) de la industria cultural y del ocio en Catalu?a es ahora del 4,4%. Esto nos sit¨²a todav¨ªa un par de puntos por encima de la media nacional, pero nos deja a gran distancia del 7,4% de Madrid. La lenta pero constante y progresiva p¨¦rdida de peso cultural de Catalu?a en el conjunto de Espa?a, ejemplarizable mediante tantos casos de importantes empresas del sector que han desplazado sus sedes centrales de Catalu?a a Madrid, tiene aqu¨ª su m¨¢s clara y contundente constataci¨®n estad¨ªstica. Es evidente que se trata de un dato muy relevante econ¨®micamente, no en balde el sector de la cultura y el ocio, con su aportaci¨®n del 4,5% al PIB total, se sit¨²a s¨®lo detr¨¢s de la banca, la construcci¨®n y el comercio. Pero es ¨¦ste un dato mucho m¨¢s significativo a¨²n al ser la cultura una materia especialmente sensible, esencial para el futuro de un pa¨ªs.
Incluso ahora, a pesar de los evidentes retrocesos experimentados por Catalu?a en este periodo reciente, las empresas culturales siguen representando el 4,8% del total de las firmas catalanas, con 11 de cada 100 asalariados en este sector, que de 1993 a 1997 creci¨® el 7% en generaci¨®n de empleo. No obstante, una vez m¨¢s tambi¨¦n estos datos prueban la p¨¦rdida de fuerza cultural de Catalu?a, al menos si los comparamos con los del conjunto de Espa?a.
Tal vez el secreto de todo ello radique en una de las observaciones del estudio dado a conocer por la SGAE, cuando se plantea como principal reto que el sector de la cultura y el ocio en Catalu?a debe superar 'la incapacidad para exportar sus productos, lo que genera un mercado cerrado sin promoci¨®n externa'. S¨®lo con una pol¨ªtica cultural econ¨®micamente bien dotada y orientada fundamentalmente en este sentido Catalu?a podr¨¢ recuperar el terreno ya perdido.
Jordi Garc¨ªa Soler es periodista.
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