La Alianza acepta una conferencia en Europa sobre el futuro de Afganist¨¢n

La Alianza del Norte acept¨® ayer en principio la propuesta de la ONU para participar con el resto de los grupos afganos en una conferencia sobre el futuro de su pa¨ªs, en Europa. El acuerdo se alcanz¨® durante una entrevista mantenida entre el enviado especial de la ONU para Afganist¨¢n, el espa?ol Francesc Vendrell, y el l¨ªder pol¨ªtico de la Alianza y antiguo presidente afgano, Burhanuddin Rabbani, en Kabul. No obstante, la ONU se muestra prudente. Rabbani se resiste al despliegue de una fuerza de paz y ha obviado hablar del Gobierno de base amplia.

Fuentes pastunes, por su parte, han expresado su desconfianza ante la situaci¨®n. El portavoz de la ONU, Erick Falt, calific¨® de 'positivas' las reuniones de Vendrell con Rabbani, ayer, y con el responsable de Exteriores, Abdul¨¢ Abdul¨¢, el d¨ªa anterior. Sin embargo, no quiso avanzar resultados. 'Todav¨ªa es demasiado pronto para decir nada', asegur¨® durante una conferencia de prensa. Falt reiter¨® que, tal como establece el plan aprobado por el Consejo de Seguridad, la ONU trabaja por la participaci¨®n de todas las etnias en el futuro Gobierno de Afganist¨¢n.

Y ah¨ª precisamente radica el problema. La semana pasada, poco despu¨¦s de ocupar Kabul, Abdul¨¢ invit¨® a todos a participar en una conferencia en la capital. Con las tropas de la Alianza all¨ª, los grupos pastunes (que representan a entre el 38% y el 45% de los afganos) no pueden aceptar la propuesta. Para los pastunes, la Alianza es una coalici¨®n de minor¨ªas en la que no se sienten representados. Por eso la ONU insiste en un terreno neutral y ha ofrecido sus instalaciones de Ginebra como sede. Sin embargo, y a pesar de la aceptaci¨®n inicial de Rabbani, hay signos de su renuencia.

Rabbani no ha mencionado hasta ahora el plan de paz de la ONU para formar un Gobierno de base amplia. Adem¨¢s, a¨²n se resiste a que la comunidad internacional env¨ªe una fuerza de interposici¨®n para garantizar la paz entre los diferentes grupos ¨¦tnicos. Ayer rechaz¨® 'la presencia de fuerzas extranjeras en el pa¨ªs'. Hoy va a volver a reunirse con Vendrell.

De momento, el presidente del Estado Isl¨¢mico de Afganist¨¢n, nombre que ten¨ªa el pa¨ªs antes de la conquista talib¨¢n, ha deso¨ªdo los llamamientos de la comunidad internacional y se ha trasladado a Kabul. Puede ser s¨®lo un gesto, pero los hombres de la Alianza se han instalado en todos los ministerios y han empezado a funcionar como un Gobierno. Ayer, cuando su ministro del Interior, Younis Quanoni, inform¨® sobre la reuni¨®n de Rabbani con Vendrell, precis¨® que hab¨ªa tenido lugar en el palacio n¨²mero uno, antiguo palacio real y despu¨¦s presidencial.

Rabbani insiste en que ¨¦l representa al Gobierno afgano internacionalmente reconocido, y no miente. El suyo es el que ha mantenido una representaci¨®n ante la ONU. 'Eso no significa que sea leg¨ªtimo', ha precisado Vendrell, 'se les reconoc¨ªa frente a los talibanes, pero ahora hay que articular otros mecanismos de legitimidad'. La Alianza no rechaza esa posibilidad, pero ya han llenado las zonas conquistadas de retratos de su fallecido l¨ªder militar, Ahmad Shah Masud, y del propio Rabbani.

Los gestos de algunos pa¨ªses vecinos tampoco ayudan. Ayer, una delegaci¨®n del Ministerio de Defensa ruso que se entrevist¨® con responsables de la Alianza dijo reunirse 'con el Gobierno leg¨ªtimo de Afganist¨¢n'. Ir¨¢n, India y Rusia han sido los pa¨ªses que m¨¢s han apoyado a la Alianza del Norte en su lucha contra el r¨¦gimen talib¨¢n.

Desde el lado past¨²n, se resiente esa actitud. 'Estamos en la misma situaci¨®n que en 1992, cuando los muyahidin se hicieron con el control de Kabul y lo destruyeron', denunci¨® ayer la Asamblea para la Paz y la Unidad Nacional de Afganist¨¢n, que lidera el notable past¨²n Syed Ahmed Gailani. De acuerdo con el comunicado difundido ayer por este grupo, 'Afganist¨¢n corre el riesgo de caer en una nueva guerra civil'.

Aunque la llegada de la Alianza a Kabul no ha sido sangrienta, muchos pastunes temen represalias y algunos ya han empezado a abandonar la ciudad. Ayer, en Sirobi, en la carretera que une Jalalabad con Kabul, dos m¨¦dicos del hospital Wasir Akhbar Khan explicaron a esta enviada que se iban de la capital porque hab¨ªa dejado de ser segura para los pastunes.

'El otro d¨ªa me robaron una radio y todo el dinero que llevaba encima', explica uno de ellos. Seg¨²n su relato, los soldados que le pararon insist¨ªan en que era un conductor de los talibanes a pesar de que les ense?¨® su documentaci¨®n. As¨ª que ahora ha decidido trasladar a Jalalabad a su familia. En el coche esperan, envueltas en sendos burkas, su mujer y su hermana, adem¨¢s de los ni?os.

'Todos son unos ladrones', subraya su compa?ero en referencia a los soldados del Norte, cuyo primer control no se cruza hasta llegar a la entrada de Kabul. Este hombre que, en buen ingl¨¦s, se declara cirujano, asegura que sac¨® a su familia a Peshawar (Pakist¨¢n) al comienzo de los bombardeos. Ahora no sabe si volver¨¢ a Kabul.

[Algunos dirigentes talibanes de Kandahar se han reunido con partidarios del antiguo rey Zahir Shah para participar en un gobierno de reconciliaci¨®n nacional, informa France Press.]