Gonzalo de Olavide, premio Reina Sof¨ªa 2001 de Composici¨®n
El compositor madrile?o Gonzalo de Olavide, nacido en 1934, obtuvo ayer el Premio Reina Sof¨ªa 2001, de la Fundaci¨®n Ferrer Salat, por el conjunto de su obra, que supone, en opini¨®n del jurado, 'una valiosa aportaci¨®n a la cultura espa?ola que enriquece sustancialmente la m¨²sica de nuestro tiempo'. El galard¨®n est¨¢ dotado con tres millones de pesetas.
Formado en el Conservatorio de Madrid, Gonzalo Olavide se traslada en 1956 al de Amberes y asiste a los cursos del alem¨¢n Darmstadt repetidas veces. En contacto con los maestros de la contemporaneidad -Boulez, Ligeti, Berio o Stockhausen-, es el m¨²sico alem¨¢n quien estrena ?ndices, una de las obras de Olavide, en Colonia durante el curso 1964. Desde 1966 a 1991 residi¨® en Ginebra, hasta su regreso a Espa?a.
Si el hombre Olavide supo encontrarse a s¨ª mismo en toda circunstancia, tambi¨¦n el compositor ha caminado, desde el conocimiento profundo de todos los estilos y t¨¦cnicas, por la v¨ªa recta de la autenticidad y la independencia. En este sentido, su contribuci¨®n al enriquecimiento de nuestra m¨²sica lo es tambi¨¦n a la clarificaci¨®n de sus orientaciones. Olavide fue premio Nacional de M¨²sica en 1986.
Tanto si parte de incitaciones po¨¦ticas -san Juan de la Cruz, Machado, santa Teresa, Garc¨ªa Lorca- como si se aventura en la renovaci¨®n de las formas -sinfon¨ªa, variaciones, cuarteto- Gonzalo de Olavide descubre siempre de modo convincente, pues antes de transitar una ruta ha decidido reflexivamente la naturaleza, los medios y los fines de ese camino, personal e intransferible.
Olavide es un maestro imaginativo de sonidos -naturales o electroac¨²sticos-, un escultor de las formas, un dial¨¦ctico de suprema elegancia y un humanista expresivo que se acerc¨® a Lorca, por ejemplo, en una de las m¨¢s bellas partituras inspiradas en el poeta granadino y precisamente en aquellos estremecedores versos, 'yo s¨¦ que mi perfil ser¨¢ tranquilo'. Por la sustancia y los perfiles, por la autoexigencia perfeccionista, por la honda y pura belleza de su arte puro, hondo y sin vanidad, Olavide est¨¢ ya en la historia cuando palpita en la realidad de la vida.
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