Los mexicanos vuelven a casa
La crisis por los atentados del 11-S provoca un ¨¦xodo masivo en EE UU
Las mafias que reclutaban sordomudos en los Estados m¨¢s pobres de M¨¦xico, oblig¨¢ndoles a vender llaveros sin salario en el metro de Nueva York, prosiguen su leva de desesperados proclamando la viabilidad del sue?o americano pese a los atentados suicidas del 11 de septiembre. Los contrabandistas de Tijuana o Ciudad Ju¨¢rez encarecieron la trata, y aunque todav¨ªa prosperan encaminando cuerdas de peones hacia la divisoria, cientos de miles de mexicanos han regresado ¨²ltimamente temiendo su expulsi¨®n a patadas, o la muerte en atentado terrorista. '?Y si me obligan a ir a la guerra?'.
El Instituto Nacional de Migraci¨®n mexicano inform¨® que 350.000 compatriotas abandonaron Estados Unidos desde el desplome de las Torres Gemelas, y por el endurecimiento de los controles migratorios en ciudades, aduanas y carreteras. Los apremios de madres, esposas o hijos, insomnes desde que Osama Bin Laden jurara desvelar a Estados Unidos, convencieron a otros: 'Vuelve, hijo m¨ªo, que no merece la pena, y yo no vivo'. Dos millones de mexicanos, de un total de ocho afincados en el rico vecino del Norte, regresar¨¢n en navidades a casa, y muchos permanecer¨¢n definitivamente, o hasta que escampe. Les aguarda el paro, los salarios de tres d¨®lares al d¨ªa, las chapuzas, la sombra de una chumbera o la nostalgia de los 200 o 300 semanales en California o Tejas. 'Pero al menos estamos con nuestra gente', dicen.
Grupos solidarios colaboran en el retorno negociando precios baratos con las aerol¨ªneas
Abrazado a su madre en el aeropuerto de Ciudad de M¨¦xico, Antonio Morales se declaraba dichoso: 'Nunca hab¨ªa sentido tanta felicidad al llegar a casa'. Poco despu¨¦s de los atentados de septiembre, la activista de derechos humanos Esperanza Chac¨®n, miembro de la Asociaci¨®n Tepeyac, anticipaba el ¨¦xodo: 'Tienen miedo y los aterra la idea de una guerra'.
La ca¨ªda de la demanda laboral en Estados Unidos y las batidas de los inspectores en busca de terroristas extranjeros intimidan a los mexicanos indocumentados, que se ganaban la vida de camareros, estibadores, jardineros, vendiendo flores y baratijas o rasgueando corridos en Manhattan. Cerca de 400.000 hispanos perdieron el trabajo en los dos ¨²ltimos meses, principalmente en las cocinas y lavaplatos de hoteles y restaurantes, y no les queda otra salida que la mendicidad, la delincuencia o la partida.
Los 46 consulados de M¨¦xico en Estados Unidos trabajan aceleradamente expidiendo pasaportes, m¨¢s de 50.000 hasta ahora, o documentos provisionales para permitir el regreso de quienes ingresaron en Estados Unidos huyendo de la miseria, jug¨¢ndose la vida por los pasos menos vigilados, y m¨¢s peligrosos, de una frontera de 3.200 kil¨®metros. Cerca de 300 la perdieron en lo que va de a?o, enga?ados por los coyotes, los contrabandistas de personas, que cobraron entre las 100.000 y el medio mill¨®n de pesetas por cabeza. Las v¨ªctimas perecieron abandonadas a su suerte en el desierto de Arizona, sin agua ni comida, a 50 grados a la sombra y a 100 kil¨®metros de la primera autopista.
Grupos ciudadanos solidarios colaboran en la masiva repatriaci¨®n negociando billetes baratos con las aerol¨ªneas: del orden de las 40.000 pesetas por un viaje de ida a las principales canteras de la pobreza de una naci¨®n de 100 millones de personas, casi la mitad en la indigencia o pasando apuros. M¨¢s de tres millones de mexicanos permanecen en Estados Unidos sin papeles, viviendo a salto de mata, confiando en un acuerdo de los Gobiernos mexicano y norteamericano que regularice su situaci¨®n. Las esperanzas, de momento, son pocas, porque la prioridad de Washington es la seguridad nacional.
Caravanas de autobuses y coches, atiborrados con las cajas de cart¨®n y los bultos de los inmigrantes, viajan a diario hacia el sur, hacia Puebla, Oaxaca o Chiapas. 'Los mexicanos all¨¢ est¨¢bamos espantados. Muchos hispanos no reportaron a sus amigos o parientes desaparecidos en las torres por miedo a que las autoridades norteamericanas descubrieran que no tienen papeles', relataba un pasajero.
S¨®lo en el Estado de Hidalgo, dirigentes ind¨ªgenas de la etnia h?ah?¨² prev¨¦n el regreso de diez mil personas.
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